Egipto impide manifestaciones pro-palestinas que desestabilicen a Al Sisi
La Policía blinda El Cairo y aborta las protestas contra Israel convocadas tras el rezo del mediodía, que podrían volverse contra la represión del Gobierno
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![Tras el rezo del mediodía, algunas mezquitas del centro de El Cairo, como esta de Al Hussein, fueron cerradas para impedir manifestaciones a favor de Palestina que puedan derivar en protestas islamistas contra el Gobierno de Al Sisi](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/10/27/foto-egipto-ROIlU5D7Yr8WzVhlvKOFAVJ-1200x840@abc.jpg)
La guerra de Israel contra Hamás en Gaza no solo amenaza con propagarse a todo Oriente Medio, sino también con desestabilizar algunos países. Para impedir este riesgo, la Policía egipcia blindó este viernes el centro de El Cairo y dos de sus mezquitas ... más importantes, Al Azhar y Al Hussein, que están una frente a la otra. Ante el llamamiento de los grupos pro-palestinos a manifestarse contra Israel tras el rezo del mediodía, un fuerte dispositivo de antidisturbios se desplegó alrededor de ambos templos y por los principales puntos neurálgicos de la ciudad. Entre ellos la plaza Tahrir, escenario en 2011 de la revolución de la Primavera Árabe que derrocó al dictador Mubarak.
Para no acabar como él, el presidente y también antiguo militar Abdulfateh al Sisi no dio oportunidad a que ocurriera lo mismo que el viernes pasado. Ese día, y también tras la oración del mediodía, una marcha apoyada por el Gobierno a favor de Palestina se dirigió hacia Tahrir entonando las proclamas de la Primavera Árabe: «Pan, libertad y justicia social». Según informan algunos medios, más de 40 personas fueron detenidas.
Con ese precedente, y la tensión por las nubes por el dron y el proyectil caídos al sur de la península del Sinaí, la Policía tomó las calles y vigiló con varias barreras de antidisturbios los accesos a la plaza Tahrir. El riesgo era que los grupos pro-palestinos e islamistas aprovecharan la marcha contra Israel para manifestarse contra Al Sisi, quien ha endurecido la represión desde el golpe de Estado con que derribó hace diez años a Mohamed Morsi, el primer presidente salido de unas elecciones libres en Egipto. Desde entonces, su grupo islamista, los Hermanos Musulmanes, ha sido ilegalizado y decenas de miles de seguidores encarcelados. En medio de un fuerte control social y censura de los medios, Al Sisi teme que cualquier movilización callejera con el pretexto de la guerra en Gaza se vuelva en su contra.
Fuerte presencia policial
Para abortar el más mínimo conato de protesta, no solo la Policía antidisturbios tomó las calles, sino también miles de agentes de paisano y matones al servicio del régimen. Forzudos, malencarados y con ajustadas camisetas negras que les marcaban los pectorales y los bíceps, era fácil distinguirlos en torno a sospechosas furgonetas blancas con las puertas abiertas listas para llevarse de inmediato a quien empezara a armar jaleo. A ellos se sumaba la legión de chivatos que pulula por las calles y avisa a las autoridades cuando alguien sospechoso toma fotos o graba vídeos con el móvil, por lo que fue muy difícil recoger imágenes del dispositivo policial. Encaramados a una azotea desde la que se divisaba la bella mezquita de Al Azhar, que data del siglo X y cuyo imán es una de las voces más respetadas por los musulmanes egipcios, dos personas que grababan el desalojo fueron conminadas a bajar para ser identificados.
A empujones, los agentes de paisano dispersaban rápidamente a los fieles que salían del rezo, que no tenían así tiempo de organizarse. En los patios de las mezquitas, custodiados por la Policía, estaban aparcadas también las furgonetas blancas con las puertas abiertas preparadas para quitar de en medio a quien ofreciera resistencia. A tenor de algunos mensajes que circulaban por las redes sociales, la Policía estaba revisando los móviles de los asistentes para que no tomaran imágenes.
Intentando pasar desapercibido, este corresponsal tomaba un té en una terraza justo enfrente de la mezquita de Al Azhar, donde unos policías de paisano charlaban a voces confiados. «¡Cómo corren estos tipos! Hemos pillado a dos con una bandera palestina, pero uno ha salido huyendo y no había manera de atraparlo. Finalmente, lo hemos encontrado escondido debajo de un coche», contaba uno de ellos, quien parecía ser un superior. En cuanto se marchó, los otros se quejaron de que no les habían dado dinero para comer ese día y habían tenido que pagarse el almuerzo de su propio bolsillo.
Gracias a este fuerte operativo, el Gobierno egipcio desactivó cualquier atisbo de protesta. En la emblemática plaza Tahrir, que suele estar muy vigilada por los antidisturbios, unos agentes patrullaban para que nadie se subiera a los leones que protegen el obelisco de Ramsés II instalado en 2020.
Mezquitas desalojadas
Una vez concluido el rezo y desalojadas las mezquitas de Al Azhar y Al Hussein, sus puertas fueron cerradas mientras algunos fieles se amontonaban pidiendo que las abrieran. Pero no se registraron incidentes y la tensión empezó a relajarse cuando se despejó la salida de la oración. El tráfico, infernal como siempre, volvió a embotellarse, los mendigos siguieron pidiendo donaciones de comida en los cafés y los turistas reaparecieron para explorar los puestos del mercado adyacente.
A empujones, los agentes de paisano dispersaban rápidamente a los fieles que salían del rezo, que no tenían así tiempo de organizarse
Salvado el día, el Gobierno egipcio puede dedicarse a investigar las explosiones que se registraron por la mañana en dos ciudades turísticas al sur del Sinaí. Según informa el periódico Arham, el de más circulación en Egipto, el Ejército encontró un dron no identificado que impactó en el edificio de ambulancias y administrativo de un hospital de Taba. En la cercana ciudad de Nuweiba, un proyectil cayó cerca de una central eléctrica, según recoge la televisión Al Qahera News. Mientras el Ejército egipcio se reserva «todas las opciones» hasta aclarar el incidente, el israelí apunta a que ambos podrían haber sido disparados contra su territorio desde Yemén, donde los rebeldes hutíes respaldados por Irán apoyan la causa palestina.
La única buena noticia es que entró en Gaza un convoy de diez de camiones de ayuda humanitaria y un equipo de diez cirujanos extranjeros, entre ellos, según 'The New York Times', un español. A Egipto, mientras tanto, los problemas de la guerra le llegan no solo de fuera, sino también desde dentro.
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