EE.UU. prepara sanciones a Maduro por la represión y usurpación del poder

Lo mismo hace la Casa Blanca de Joe Biden, a la que le quedan apenas once días de existencia antes de la toma de posesión de Donald Trump. Trabaja ya el Departamento de Estado en nuevas sanciones que podrían estar listas antes de ese traspaso de poderes, según una fuente diplomática implicada en el proceso. La duda es si el equipo de Trump hoy por hoy las apoya o no.

En este renovado esfuerzo por facilitar la democratización de Venezuela, Trump sigue siendo un enigma. Según ha podido confirmar este diario a través de conversaciones con el equipo que acompaña al presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, durante su visita de dos días a Washington, se estableció contacto con el equipo de Trump para solicitar un encuentro. Aunque el expresidente permaneció en Florida hasta el miércoles, ese mismo día viajó a Washington, donde tiene previsto visitar el Capitolio y asistir al funeral de Jimmy Carter.

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La negativa a reunirse con González Urrutia ha generado inquietud entre los opositores venezolanos y numerosos republicanos en el Capitolio, quienes han sido duramente críticos con las concesiones de Biden hasta que el fraude electoral del dictador se volvió irreversible.

Es un hecho que Trump se enfrenta a presiones significativas por parte de empresarios e intermediarios del sector petrolero, incluidos algunos donantes clave de su campaña, que abogan por un enfoque más pragmático hacia Venezuela. Este grupo propone negociar con Maduro para garantizar un mayor control de la inmigración, mantener la estabilidad del negocio petrolero en el país y evitar involucrarse nuevamente en una causa que muchos consideran irresoluble. Recientemente, 'The Wall Street Journal' reveló detalles de esta campaña de presión, cuyo éxito representaría un beneficio estratégico para el régimen chavista.

El problema migratorio se ha convertido en la prioridad más urgente para Trump en este momento. Durante el mandato de Biden, cerca de un millón de venezolanos han entrado de manera irregular en Estados Unidos. El presidente electo ha prometido deportarlos a todos, junto con los otros diez millones de inmigrantes indocumentados en el país. Sin embargo, para llevar a cabo estas repatriaciones masivas, Trump necesita que algún país los reciba.   

Las relaciones con México, que históricamente ha aceptado deportaciones en caliente, atraviesan un momento de tensión debido a las amenazas del presidente electo de imponer sanciones económicas e incluso de renombrar el golfo de México, medidas que han generado fricciones diplomáticas.   

Trump ha iniciado una serie de tensos enfrentamientos con los gobiernos de Canadá, Dinamarca y Panamá debido a sus controvertidas propuestas de anexión, pero hasta ahora ha mantenido silencio sobre Venezuela. Durante su primer mandato, respaldó una estrategia de máxima presión contra el régimen de Nicolás Maduro e incluso apoyó un fallido pronunciamiento militar en 2019. Ese mismo año, recibió en la Casa Blanca a Juan Guaidó, a quien reconoció como presidente legítimo de Venezuela tras declararlo como tal.

La dictadura ha informado de la detención de siete supuestos mercenarios extranjeros, entre ellos dos ciudadanos estadounidenses y tres combatientes de la guerra en Ucrania, acusados de planear actos terroristas para impedir la investidura de Maduro. Sin embargo, no se han presentado pruebas que respalden dicho complot, denunciado además en un contexto de tensión tras el secuestro de Rafael Tudares, yerno de González Urrutia, quien fue interceptado por encapuchados mientras dejaba a sus hijos en la escuela el martes.   

Maduro ordenó estas detenciones justo cuando González Urrutia se encontraba en el Capitolio, reunido con congresistas republicanos que le expresaron su respaldo antes de su planeado regreso a Venezuela este viernes.

Además, el dictador ha armado a grupos paramilitares, entregándoles fusiles de asalto de fabricación rusa. Miembros de la llamada Milicia Bolivariana, sin formación militar, recibieron el martes fusiles Kalashnikov en un acto celebrado en el Palacio de Miraflores.

La primera administración de Trump dejó a Maduro, imputado por narcoterrorismo en Estados Unidos, debilitado por las sanciones y dependiente del apoyo de Rusia e Irán, que lo rescataron con suministros básicos, incluido combustible.

En una reunión en el Capitolio con senadores y congresistas republicanos, el equipo de González Urrutia expuso que Rusia, debilitada por la guerra en Ucrania y la caída de Bashar al Asad en Siria, e Irán, afectado por los golpes de Israel a Hizbolá en el Líbano, se encuentran en una posición vulnerable. Según lo que ha podido confirmar ABC, destacaron que este es un momento estratégico para intensificar la presión sobre Maduro y su círculo, quienes ahora dependen de mediadores como el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero. Este, en sus gestiones, se ha negado a reconocer el fraude electoral de julio, denunciado por la independiente Fundación Carter, que observó la votación.