Dos tragedias de inmigrantes en el Mediterráneo dejan al menos 64 desaparecidos y diez muertos

Ángel Gómez Fuentes

Corresponsal en Roma

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17/06/2024
Actualizado a las 19:32h.

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Un velero con decenas de inmigrantes a bordo ha naufragado este lunes a unas 120 millas de las costas de Calabria. Al menos 64 personas están desaparecidas, según los medios italianos, mientras que doce supervivientes, entre ellos una mujer embarazada, han sido rescatados por un barco mercante y luego confiados a una nave Guardia Costera italiana que les ha conducido a Roccella Ionica, municipio de Reggio Calabria. Aquí ha fallecido uno de los inmigrantes, poco después de su llegada.

Los inmigrantes, principalmente afganos, iraníes y kurdos, habían partido desde un puerto de Turquía. Los testimonios de los supervivientes, recogidos en Calabria por un equipo de Médicos Sin Fronteras, son desgarradores: entre los desaparecidos hay al menos 26 niños, algunos de pocos meses. Habrían muerto familias enteras de Afganistán. Salieron de Turquía hace ocho días, sin chalecos salvavidas. Llevaban tres o cuatro días con una vía de agua en el barco, sin que ninguna de las embarcaciones que avistaron se detuvieran para ayudarles.

Los flujos migratorios por la ruta del Mediterráneo oriental, que parte de Turquía y llega a las regiones de Calabria o Apulia, al sur de Italia, están aumentando sobre todo en los últimos años. Los inmigrantes pagan miles de dólares al crimen organizado turco, una mafia de traficantes de seres humanos que actúa desde hace años, a pesar de que Turquía recibe una financiación de miles de millones de euros de la Unión Europea para gestionar y contener los flujos migratorios.

Desde Turquía, los inmigrantes realizan la travesía del Mediterráneo en pequeñas o medianas embarcaciones, a menudo en veleros. Se trata principalmente de personas de origen afgano, iraquí, paquistaní o sirio que huyen de teatros de guerra y de zonas donde no están garantizados los derechos humanos básicos. La ruta turca se hace bordeando a Grecia, para evitar que los barcos sean retenidos, con repatriaciones forzosas hacia Turquía, el lugar de procedencia de las embarcaciones, lo cual es ilegal, según el derecho internacional.

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Aunque no está considerada como de las rutas más peligrosas, las personas suelen viajar hacinadas con suministros limitados de alimentos y bajo cubierta para no ser detectados por los servicios de vigilancia. No es casual que, ante esta última tragedia, algunos medios hayan recordado el naufragio de Cutro, en la provincia de Crotone, en Calabria, en febrero del 2023. En una embarcación con 180 inmigrantes a bordo que partió de Turquía, un total de 94 murieron el mar -entre ellos, 34 niños- cuando ya veían las luces de la costa calabresa. Una tragedia que conmovió a Italia.

Una segunda operación de salvamento la realizó en aguas de Libia el velero Nadir, de la oenegé alemana ResqShih, que logró rescatar a 51 personas de un viejo barco pesquero que estaba naufragando con 61 inmigrantes a bordo. Para otras diez personas, el rescate llegó demasiado tarde.

La oenegé explicó que su equipo intervino con un hacha para romper el casco de madera y entrar en el interior anegado del barco. Allí fueron encontrados diez cadáveres. El Nadir se ha dirigido hacia la isla de Lampedusa, donde al menos 173 personas desembarcaron la pasada noche, a bordo de tres embarcaciones diferentes.

Con el buen tiempo, están aumentando los desembarcos de inmigrantes en las costas italianas. En lo que llevamos de año, llegaron 23.725 personas, menos de la mitad de los que desembarcaron en el mismo periodo del año anterior: 55.902.