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El dentista israelí que salvó la vida de Yahya Sinwar y luego perdió a un sobrino en los atentados del 7 de octubre

El líder de Hamás, que ha muerto este jueves en la franja de Gaza, ingresó en prisión en 1989 y salió en 2011. Su tiempo entre rejas forjó su carácter

Yahya Sinwar, el 'muerto viviente' más despiadado

Yahya Sinwar, líder de Hamás fallecido en la franja de Gaza tras un ataque del Ejército israelí y el Dr Yual Bitton EP

José Ignacio de la Torre

El jefe de Hamás, Yahya Sinwar, murió este jueves en la franja de Gaza durante un choque con el Ejército israelí, como confirmó el primer ministro Benjamin Netanyahu tras horas de minucioso análisis científico para comprobar su identidad. La desaparición de Sinwar -que era un radical carismático, respetado por los suyos y con un prolongado historial de violencia a sus espaldas- abre una ventana de paz en Oriente Próximo, ya que su salida del tablero puede debilitar a la línea más dura. Sin ir más lejos, según 'The Wall Street Journal', Sinwar había exigido a sus seguidores perpetrar atentados suicidas para aterrorizar a la población civil de Israel.

Para comprender esa pulsión por la violencia, resulta imprescindible conocer el paso por la cárcel de Sinwar. Así lo recuerdan varios artículos publicados en 'The New York Times' y 'The New Yorker', que relatan las experiencias del terrorista en los más de veinte años -1989 a 2011- que pasó entre rejas. En ese sentido, resulta muy significativo el testimonio del doctor israelí Yuval Bitton, uno de los responsables médicos de la prisión en la que cumplió condena. En 2004, después de que un enfermo Sinwar pidiera ayuda porque sufría un intenso dolor en la nuca y apenas se tenía en pie, Bitton indicó que sus síntomas le recordaban a los de un tumor cerebral. Gracias a su advertencia, Sinwar fue ingresado en un hospital israelí y logró salvarse. Sin embargo, en una pirueta trágica del destino, el sobrino de Bitton se convirtió en una de las víctimas de los atentados del 7 de octubre, planeados por el hombre que su tío había salvado dos décadas atrás.

«Me dijo que me debía la vida», recordaba Bitton en 'The New York Times'. «Quería que entendiera lo importante que era esto en el islam», explicaba. El nuevo vínculo entre ambos -marcado por una base de desconfianza, como dos enemigos que se observan con curiosidad- se tradujo en conversaciones frecuentes, en las que tomaban té y debatían sobre temas relacionados con Hamás y con las fisuras de la sociedad israelí, por las que Sinwar sentía una curiosidad especial.

Un estudioso

Del testimonio de Bitton, y de otras informaciones recopiladas por los medios estadounidenses, se deduce que Sinwar decidió aprovechar sus años en la cárcel como un período de formación. De hecho, aprendió a hablar hebreo y tradujo las biografías clandestinas de oficiales israelíes de Inteligencia, tal y como reveló el hallazgo de un cuaderno en su celda, con páginas y páginas repletas de una caligrafía cuidada. Su objetivo era familiarizarse con los procedimientos de los agentes y dárselos a conocer a sus compañeros de fatigas. «Querían que la prisión fuera una tumba para nosotros, un molino donde moler nuestra voluntad, determinación y cuerpos. Pero, gracias a Dios, con nuestra fe en nuestra causa, convertimos la prisión en santuarios de culto y academias de estudio», confesó Sinwar en una entrevista, según 'The New York Times'.

El encierro consolidó el liderazgo y el prestigio de Sinwar entre sus seguidores. Su fama ya era terrible. Nacido en el seno de una familia de desplazados en 1948, se acercó a Hamás muy pronto, donde recibió el encargo de dirigir el servicio de seguridad Al Majd, un brazo de represión que castigaba a todos los palestinos que se mostraban próximos a los israelíes. En la cárcel, su fama de hombre implacable se consolidó, convirtiéndose en el terror de todos los que se sentían tentados por las delaciones. Pero, a la vez, también se hizo una figura querida por los que le percibían como un líder sin fisuras.

Sinwar era obstinado: «Estaba dispuesto a pagar un alto precio por sus principios», dijo Bitton, según 'The New York Times', «incluso si el precio no era proporcional al objetivo». Trató, en una ocasión, de que más de 1.500 prisioneros de Hamás se unieran a una huelga de hambre para protestar por dos reclusos cuyo periodo en aislamiento consideraban excesivo. De hecho, Israel le responsabilizaba de bloquear las conversaciones en favor de un alto el fuego entre Tel Aviv y la organización terrorista.

Su salida, la condena de Adar

Las cuatro cadenas perpetuas que pesaban sobre Sinwar le ataban a una vida en prisión, incluso Bitton lo creía. Sin embargo, el poder que ejercía desde su celda le llevó a promover secuestros de soldados israelíes para ofrecerlos para intercambios por prisioneros de Hamás. En 2006, una incursión de militantes del grupo terrorista a través de un túnel desde Gaza acabó con la vida de dos soldados del Ejército israelí y el secuestro de otro más: Gilad Shalit. La presión social en Israel propició que Tel Aviv finalmente aceptara el trueque en 2011 de más de mil palestinos a cambio del soldado.

El ascenso de Sinwar dentro de Hamás fue vertiginoso hasta ubicarse como líder del movimiento islamista en 2017. Esperó pacientemente hasta que Israel padeciera una crisis interna para lanzar una ofensiva sin precedentes. Justo cuando el primer ministro Benjamin Netanyahu estaba en su peor momento, cuestionado públicamente y bajo la lupa de la jurisprudencia, Sinwar orquestó los atentados del 7 de octubre, donde muerieron alrededor de 1200 israelíes y otros 250 fueron capturados. Bitton reconoció que Sinwar le había avisado, precisamente, de que aprovecharía un momento de división en Israel.

El kibutz Nir Oz sufrió ese día uno de las múltiples hordas terroristas vertidas sobre Israel. Para peor suerte del doctor Bitton, su sobrino de nombre Tamir Adar y granjero de profesión, desapareció. Seis meses después se enteraron de que había sido secuestrado por Hamás.

A raíz de la imposible relación entre Bitton y Sinwar, la madre de Adar y hermana del doctor estuvo tentada de persuadirle para que contactara con el líder terrorista. Sin embargo, la imposibilidad de intercambiarse los números de teléfono, a pesar de haber sido una petición de Sinwar, le llevó a apelar a un supuesto respeto entre ellos para evitar que fuera maltratado. «En mi opinión, lo trataría de la misma manera que yo lo hice, salvándole la vida a pesar de ser un enemigo», dijo Bitton, según el medio estadounidense. Aunque la Inteligencia israelí desveló que Sinwar sí se había preocupado por el estado de salud de Adar, salió posteriormente a la luz que el joven había sido herido en la defensa del kibutz y que había fallecido en el traslado a Gaza.

Visto con retrospectiva, Bitton reconoce que no podría haber actuado de otra forma. No obstante, la pregunta con la que fue abordado el doctor paralela a la entrevista, según recoge el 'New York Times', es apropiada: «¿Por qué lo salvaste?».

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