Los demócratas se apresuran a mostrar unidad con Harris tras la renuncia de Biden
El partido está dejando claro que la prioridad es mostrar unidad y fortalecer a Harris, la opción señalada por Biden y la que supondría una transición más sencilla
Cómo tomó Joe Biden la decisión final
A rey muerto, reina puesta. Los demócratas no han tardado en dar su respaldo a Kamala Harris como nueva candidata del partido a las elecciones presidenciales tras la renuncia de este domingo del actual presidente, Joe Biden, a su campaña de reelección.
La ... decisión histórica de Biden, después de semanas de presiones desde su partido y desde los medios para que abandonara su candidatura, se vio seguido de un proceso frenético desde todos los sectores demócratas por mostrar unidad alrededor de la vicepresidenta, la favorita para coger el testigo abandonado por el presidente.
El primero fue el propio Biden. Poco después de comunicar en la red social X su renuncia, emitió otro mensaje en el que otorgaba su «respaldo total» a Harris para ser la candidata demócrata.
La vicepresidenta no dejó espacio a la especulación y no tardó en colocarse como la primera en la carrera por la nominación a la presidencia. Compartió un comunicado en el que alababa el «extraordinario liderazgo» de Biden y sus «décadas de servicio a nuestro país» y anunció que buscaría «merecer y ganar esta nominación».
«Haré todo lo posible por mi parte para unir al Partido Demócrata, y unir a nuestro país, para derrotar a Donald Trump y su agenda extremista», añadió.
El adiós de Biden a sus aspiraciones de reelección, en plena campaña, a solo 107 días de la elección en noviembre, abre un proceso de nominación incierto para el Partido Demócrata. En esencia, hay dos vías: la primera es llevar a cabo una votación virtual antes de su convención, el cónclave donde se unge al nominado, previsto para la semana del 19 de agosto en Chicago. Si ese es el camino, la votación debería producirse como tarde a comienzos de agosto, y permitiría al partido llevar una figura consolidada antes de la convención. Esa sería la vía unificadora y contundente y tendría con probabilidad a Harris como ganadora.
La otra vía sería celebrar una llamada convención 'abierta', sin candidato decidido, y que se vote en la primera jornada del cónclave. Los posibles candidatos se presentarían y buscarían convencer a los delegados hasta la convención, en la que se votaría. Ese sería el camino imprevisible, pero con más capacidad de contraponer ideas y crear un candidato ilusionante.
Los demócratas están dejando claro que la prioridad es mostrar unidad y fortalecer a Harris, la opción señalada por Biden y la opción que supondría una transición más sencilla. Pocos minutos después de su anuncio de que buscaría la nominación, la vicepresidenta empezó a recibir muestras de apoyo oficiales desde todas las esquinas del partido y de sus aledaños. Se lo dieron de manera automática pesos pesados como Bill y Hillary Clinton. Durante la tarde y noche del domingo, nombres que se presumían como posibles rivales se plegaron a su candidatura: los más significativos fueron Gavin Newsom, gobernador de California, que siempre están en las quinielas de los presidenciables; y Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, un estado de la mayor importancia para esta elección.
La cascada de adhesiones a Harris sigue creciendo: los delegados de varios estados -Tennessee, Carolina del Norte, Carolina del Sur, New Hampshire o Luisiana-, quienes tienen el encargo de votar al nominado, ya le han dado su apoyo; otras delegaciones -New Jersey, Connecticut o California- planean hacerlo el lunes; decenas de senadores, diputados, gobernadores y autoridades locales han dado apoyo público a Harris; una de las representantes del sector izquierdista demócrata, la diputada Alexandria Ocasio-Cortez, que había sido crítica con las presiones a Biden, está entre ellos; en la otra punta del espectro político, el centrista Pete Buttigieg, secretario de Transporte y excandidato a la presidencia, se ha subido a su vez al barco; los 57 presidentes de los partidos demócratas de estados y territorios del país votaron «con amplia mayoría» secundar a la vicepresidencia; y también se han unido plataformas de recaudación de donaciones y varios sindicatos.
Harris tiene la gran ventaja de que heredará la maquinaria electoral de Biden. Pocas horas después de la dimisión, la entidad que gestionaba su campaña -'Biden for President'- cambió su nombre a 'Harris for President'. Los líderes de la campaña y la plantilla seguirán con la vicepresidencia. También su red de donantes, su infraestructura en los estados decisivos y, sobre todo, sus arcas, que tienen casi cien millones de dólares para propaganda.
La construcción frenética de un liderazgo fuerte alrededor de la figura de Harris viene exigido por la situación en la orilla contraria: Donald Trump acaba de disfrutar de una convención triunfal en Milwaukee (Wisconsin), donde ha demostrado tener un dominio total sobre su partido y ha salido relanzado hacia la recta final de la campaña. Muchos demócratas consideran que es necesario que haya una candidatura de inmediato, que pueda pugnar frente a Trump y comience lo que se considera una remontada: las pocas encuestas disponibles sobre un hipotético enfrentamiento entre el multimillonario neoyorquino y Harris muestran una ventaja ligera a favor del republicano; pero todavía las encuestas no han contabilizado la posibilidad real de que Harris sea candidata y el efecto del intento de asesinato que sufrió Trump a mediados de mes.
No todos los demócratas, sin embargo, se han lanzado a la carrera de apoyar a Harris. Es significativo que los líderes del partido en el Congreso -Charles Schumer y Hakeem Jeffries, del Senado y la Cámara de Representantes respectivamente- han mantenido silencio sobre su apoyo a Harris en las primeras horas tras el anuncio de la vicepresidenta. Lo mismo ha hecho Nancy Pelosi, la influyente expresidenta de la Cámara Baja.
Tampoco se ha pronunciado la figura más influyente del partido, Barack Obama, que pareció preferir que Harris tenga algo de competencia en este proceso. «Vamos a navegar aguas desconocidas en los próximos días»; sostuvo en un comunicado. «Pero tengo una confianza total en que los líderes de nuestro partido serán capaces de crear un proceso del que surja un nominado excepcional».
En esa misma línea de Obama, algunos consideran que la existencia de rivales sería favorable a Harris. Permitiría que no fuera vista como una imposición de Biden y de los líderes del partido y saldría reforzada del proceso.
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De momento, no hay rivales claros. Algunos que estaban en las quinielas, como la gobernadora de Michigan, Gretchen Whitmer, no han acabado de pronunciarse. Otros, como el senador Joe Manchin -ahora independiente, debería reingresar en el partido- baraja una candidatura. Las próximas horas y días mostrarán si hay cualquier atisbo de un proceso competido por la nominación o si el partido regala de manera inmediata la corona a Harris, que aspirará a ser la primera presidenta de EE.UU.
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