Cuba: sin luz y sin suficientes alimentos

El Gobierno ha intentado prevenir la crisis con el aumento de la llegada de petróleo de México, que el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador empezó a enviar el año pasado, sin que aún esté muy claro si se trata de una venta o de una donación (si fuera esto último, estaría perjudicando las ya complicadas cuentas de Pemex). Los hidrocarburos líquidos suponen el 85% de la generación eléctrica en Cuba, por lo que ante la llegada de menos combustible de una Venezuela en profunda crisis La Habana ha procurado que se realizaran esos envíos desde México. En el segundo semestre de 2023 llegaron a la isla 16.800 barriles diarios de petróleo, cifra que ha aumentado en un 30% en el primer trimestre de 2024, cuando llegaron 21.800 barriles diarios de crudo, así como 3.600 barriles diarios de gasolina y derivados. Según Jorge Piñón, experto de la Universidad de Texas, a lo largo de 2023 y hasta marzo de 2024, México habría remitido 7,4 millones de barriles, con un valor de mercado de 537 millones de dólares (un precio que difícilmente Cuba habrá pagado).

La llegada de carburante para alimentar las siete centrales termoeléctricas de la isla, sin embargo, no ha garantizado la generación de energía, pues cualquier problema técnico deja las centrales fuera de servicio con frecuencia. Antes del apagón total del viernes, que el Gobierno disfrazó de «cero cobertura energética», estaban apagadas, en espera de reparación, el 35% de las unidades generadoras.

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Los apagones están incrementando el severo problema de alimentación de los cubanos, que en ese contexto de derrumbe en todos los órdenes cada vez tienen más dificultad para alimentarse: el 12,8% de la población (1,4 millones de personas) no alcanza el umbral de calorías diarias estimadas como necesarias por la Organización Mundial de la Salud (OMS), mientras que el 37,8% (4,2 millones) no siempre tienen asegurado el acceso a ese mínimo.

Estas cifras acaban de ser publicadas por el gabinete de estudios del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, que en un informe analiza la importante caída de la producción agrícola de Cuba en los últimos años. Entre 2016 y 2023, la producción de maíz ha descendido un 38% y la de arroz un 58%, por citar rubros especialmente significativos en la dieta de los cubanos. Esa caída habría que compensarla con el aumento de la importación de alimentos, pero el Gobierno no tiene divisas para hacer esas compras en el exterior. Parte de esa escasez de divisas se debe a un desplome del 90,5% en la exportación de azúcar en el mismo periodo de años. Por ello existe un déficit de unas 41.000 toneladas de grano, que aportarían las 225 calorías por persona y día que faltan para alcanzar el umbral de las convenientes 2.100 calorías por persona y día establecidas por la OMS, según detalla el mencionado informe.

Estados Unidos es, después de la Unión Europea, el principal origen de los alimentos que Cuba adquiere en el exterior, algo que no prohíbe el embargo (sí prohíbe, en cambio, la compra de productos agrícolas cubanos por parte del vecino país). En 2023, Estados Unidos suministró a Cuba alimentos por valor de 337 millones de dólares, carne de pollo en su mayor parte.

Pero se trata de importaciones insuficientes. La semana pasada, antes del prolongado apagón, aparecieron en la televisión cubana varios ministros para detallar los gramos de carne de pollo que le iban a corresponder a los habitantes de las distintas partes del país tras la llegada de un cargamento: el recuento de gramos ante las cámaras resultaba patético, por su escasa cantidad y por el triunfalismo con que las autoridades los presentaban. En septiembre, el Gobierno disminuyó en un cuarto el peso de la ración subsidiada de pan diario, que bajó de 80 a 60 gramos.