Crisis entre Japón y China por la detención de un ejecutivo nipón por espionaje
Su arresto desata temor entre los empresarios japoneses por la opacidad y falta de garantías de Pekín
Xi Jinping aboga por reforzar la seguridad para garantizar el desarrollo de China
![El ministro de Exteriores japonés, Yoshimasa HayashI y su homólogo chino Qin Gang](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/04/01/china-japon-RsMyqe16MhQHllJ95Xg0a0L-1200x840@abc.jpg)
Son unas relaciones tan estrechas y difíciles como solo pueden tener dos potencias vecinas, Japón y China se enfrentan a su enésima crisis diplomática. En esta ocasión, el desencadenante ha sido la detención en Pekín de un ejecutivo nipón de una empresa farmacéutica por ... presunto espionaje. Su arresto, que tuvo lugar a principios de marzo pero no trascendió hasta la semana pasada, ha disparado el miedo entre la comunidad japonesa afincada en China por la arbitrariedad y opacidad judicial que caracterizan al autoritario régimen del Partido Comunista.
De momento, solo se sabe que el ejecutivo, de unos 50 años, trabaja para la firma farmacéutica nipona Astellas Pharma, que ha confirmado su detención. Al parecer, fue apresado cuando iba a volver a Japón el mes pasado, pero todavía no se conoce ni su identidad ni los cargos que se le imputan.
Esta falta de información alarma a los empresarios nipones que trabajan en China, ya que el detenido lleva mucho tiempo residiendo en Pekín e incluso ocupó un alto cargo en la Cámara de Comercio de Japón. Para compartir los pocos datos que tiene, la Embajada nipona convocó la semana pasada a una docena de miembros de dicha Cámara, quienes temen más detenciones y el impacto que el caso pueda tener en sus negocios. «Muchas empresas japonesas se lo pensarán dos veces a la hora de aumentar sus inversiones», advirtió a la agencia Kyodo uno de los miembros de la Cámara de Comercio.
No es la primera vez que un japonés es detenido en China por supuesto espionaje. Desde 2015, cuando entró en vigor una nueva ley de seguridad nacional que ha aumentado la vigilancia sobre las compañías extranjeras, han sido arrestados 17 japoneses, incluyendo a este último ejecutivo. Antes que él, en 2019 fue acusado de espionaje un profesor nipón de Historia moderna de China, pero quedó en libertad dos meses después.
El calvario de la prisión
Incluso aunque finalmente sean liberados, el problema es el calvario que sufren los extranjeros detenidos en China, quienes son confinados en celdas de aislamiento y apenas pueden recibir visitas consulares ni de sus abogados. La falta de transparencia, y por tanto de garantías judiciales, es aún mayor si se trata de una imputación por espionaje, ya que los procesados son juzgados a puerta cerrada y a veces no se conocen los detalles ni siquiera tras la sentencia, que suelen ser condenatorias en el 99 por ciento de los casos.
Así ocurrió en el oscuro episodio de 'los Michaels', dos canadienses, Michael Spavor y Michael Kovrig, que estuvieron encarcelados por espionaje entre 2018 y 2021. Detenidos justo después del arresto en Vancouver de la hija del fundador de Huawei, Meng Wanzhou, por una orden de extradición de Estados Unidos, su caso fue siempre visto como una represalia por parte de Pekín, que aplicó con ellos una siniestra «diplomacia de los rehenes» y no los liberó hasta que Meng Wanzhou volvió a China. Fueron juzgados por espionaje a puerta cerrada y sin que se hicieran públicos los cargos en su contra.
Solo después de la condena a once años para Spavor, un empresario que hacía negocios con Corea del Norte y había llevado a Dennis Rodman a sus encuentros con Kim Jong-un, los medios chinos publicaron que había enviado fotos de aviones militares a Kovrig, exdiplomático y analista político que vivía en Pekín. Además, y mientras la 'heredera' de Huawei vivía en libertad condicional en una de sus mansiones en Vancouver, los dos canadienses pasaron casi tres años en prisión y sin apenas contacto con su familia ni con los diplomáticos de su país.
Con el temor a que el ejecutivo nipón corra el mismo destino, el ministro de Exteriores de Japón, Yoshimasa Hayashi, ha viajado a Pekín, donde este domingo se reúne con su homólogo chino, Qin Gang. Además de pedirle la libertad del detenido, discutirá con él la oferta de paz para la guerra de Ucrania que el presidente Xi Jinping le presentó a Putin en su reciente viaje a Moscú. Un conflicto que centrará la atención de la próxima cumbre del G–7, que tendrá lugar en Japón en mayo, y la reunión interministerial de la OTAN esta semana en Bruselas, a la que asistirá Hayashi junto a los titulares de Exteriores de Corea del Sur, Australia y Ucrania.
Bajo la sombra de esta detención, Hayashi y Qin discuten sus siempre difíciles relaciones bilaterales, marcadas por su sangriento pasado, la reclamación china de las islas Senkaku (Diaoyu en mandarín), su amenaza sobre la isla de Taiwán y la creciente tensión militar en el Pacífico.
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