El Covid hace saltar la banca en los casinos de Macao
La pandemia primero y luego las restricciones de China hunden la llegada de turistas y los ingresos del juego en la antigua colonia portuguesa
En 2019, casi 40 millones de turistas se gastaban en sus 41 casinos 36.266 millones de euros. Hasta octubre, solo habían llegado cuatro millones de viajeros y los ingresos habían caído a 4.430 millones
Una de las normas no escritas del juego es que la banca siempre gana. De lo contrario, no podrían sobrevivir espectaculares casinos como los de Macao, que desde 2006 ingresan más dinero que los de Las Vegas. Pero la banca lleva un tiempo gafada ... en esta antigua colonia portuguesa que fue devuelta a China en 1999. Primero por la campaña contra la corrupción del presidente Xi Jinping, que puso coto a las apuestas millonarias de los magnates chinos
Luego vino la pandemia del coronavirus, que arrasó el turismo y el ocio en todo el mundo en 2020. Y ahora es la política de Covid 0 impuesta por Pekín, que sigue recurriendo a las cuarentenas, confinamientos y restricciones de movimientos para atajar los brotes de la enfermedad.
Con tan malas cartas, Macao lleva casi tres años sin sacar una mano ganadora, lo que está dañando gravemente su antes boyante economía. Con 86.000 dólares anuales según el Banco Mundial, Macao disfrutaba en 2019 de uno de los mayores PIB per cápita del planeta. Pero todo cambió con la pandemia. Antes, esta ciudad de solo 30 kilómetros cuadrados y casi 700.000 habitantes recibía unos 40 millones de turistas, que se gastaban en sus 41 casinos 292.455 millones de patacas (36.266 millones de euros). De esos viajeros, el 70,9 por ciento procedía de China continental, donde el juego está prohibido.
Con solo 700.000 habitantes, la ciudad disfrutaba de uno de los PIB per cápita más altos del mundo, mermado ahora a la mitad
En 2020, tras el estallido de la pandemia en Wuhan y su propagación por todo el mundo, el PIB de Macao se contrajo un 54 por ciento, mermando a la mitad el per cápita. Los ingresos del juego se desplomaron hasta los 60.441 millones de patacas (7.495 millones de euros) y los turistas cayeron hasta los 5,8 millones. De ellos, el 80,6 por ciento procedía de China.
El año pasado, gracias al control de China de la pandemia hasta que llegó Ómicron, la situación mejoró sensiblemente hasta alcanzar 7,7 millones de turistas, que se dejaron 86.863 millones de patacas (10.771 millones de euros) en las ruletas, mesas de juego y máquinas tragaperras. Con China cerrada al extranjero, el 91,4 por ciento de los visitantes venía del continente y el 7,6 de Hong Kong, pero no hubo turistas de Asia ni de otros países por la exigencia de cuarentena al llegar.
Mientras el resto del mundo se abre y recupera la normalidad, China continúa con su política de Covid 0 y el impacto será aún mayor este año en Macao. Hasta octubre, solo habían llegado poco más de cuatro millones de turistas, que se habían gastado 35.700 millones de patacas (4.430 millones de euros) en los casinos. Ni siquiera las vacaciones del Medio Otoño en septiembre ni el puente de una semana por el Día Nacional de China a principios de octubre supusieron una avalancha de visitantes como antes de la pandemia. El motivo es que las restricciones de movimientos del Covid 0 se endurecieron en vísperas del XX Congreso del Partido Comunista para que los brotes no enturbiaran la perpetuación de Xi Jinping en el poder.
Largas colas para hacerse pruebas PCR en Macao tras descubrirse un caso de Covid-19 en un casino
Para colmo de males, y después de no registrar ni un solo contagio en septiembre, a finales de octubre se detectó el positivo de una crupier del hotel-casino MGM, lo que obligó a confinarlo con sus 1.500 huéspedes y personal dentro.
Con trajes de protección especial, los guardias vigilaban el imponente edificio, cuyos accesos fueron vallados. Además, las autoridades llevaron a cabo a principios de este mes un cribado de toda su población que sacó a la luz una docena de positivos. Más allá de la cifra y la levedad de su infección, este brote supone un nuevo revés para el turismo de la ciudad, ya que en el casino MGM se iba a celebrar la fiesta de la cerveza del 'Oktobertfest' alemán y un festival cultural y gastronómico de países de habla portuguesa fue suspendido en su tercer y último día.
Con estos contratiempos, es imposible que la ciudad alcance el número de turistas que se había propuesto para este año, 21 millones, y hasta es difícil que llegue a los nueve millones con que se conformaba en sus previsiones más bajas.
En la franja de Cotai, ganada al mar para unir las islas de Taipa y Coloane, los monumentales casinos Venetian, Londoner y Le Parisien deslumbran en la cálida noche macaense con sus réplicas de canales y palacios renacentistas y del Big Ben y la Torre Eiffel. Pero sus salones de juego están desiertos mientras las colas para las pruebas PCR se llenan y los neones del Studio City y el Galaxy se funden con las sirenas de las ambulancias que, aullando a toda velocidad, llevan a los contagiados y sus contactos al centro de aislamiento habilitado en el hotel Sheraton.
«Macao se ha visto afectado por el Covid-19 con las restricciones al turismo», explica a ABC el profesor Carlos Siu, del Centro para Estudios Turísticos y del Juego. Como la mayoría de viajeros vienen de China, las autoridades están intentando no solo captar visitantes de otros países de Asia, sino también diversificar la economía local para no depender tanto del juego. En este sentido, el profesor Siu cita «el turismo de convenciones y cultural, la investigación científica y tecnológica y las manufacturas de alto nivel, las finanzas y la medicina tradicional».
Además, Siu destaca que Macao se enclava dentro de la zona metropolitana de la Gran Bahía, que engloba a Hong Kong y otras nueve ciudades de la vecina provincia de Cantón (Guangdong) como las megalópolis industriales de Guangzhou y Shenzhen. «Se trata de la región más próspera de China y Macao se beneficiará de su estrecha interacción. Todo esto puede ayudar a reforzar la economía local y reducir a largo plazo la volatilidad asociada a la industria del juego», augura el profesor.
Pero, mientras tanto, el paro ha pasado del 1,8 por ciento al 5,5 por ciento y los casinos han recortado su personal, formado por inmigrantes de otros países de Asia salvo para los puestos de crupier. De los 85.200 empleos que generaba el juego en 2019 se pasó a 78.100 el año pasado y los despidos se han extendido a las tiendas, restaurantes y hoteles.
«Antes ganaba 40.000 patacas (5.000 euros), pero ahora solo puedo sacarme menos de la mitad», cuenta Jason, un empleado del sector del juego reconvertido en taxista. En su caso, trabajaba en un 'junket', como se conoce a las empresas intermediarias que operan salas de juego en los casinos para apuestas VIP que empiezan a partir de los 100.000 dólares de Hong Kong (12.800 euros).
Atendiendo a los magnates que vienen de China continental, a quienes adelantan el dinero y ofrecen todo tipo de servicios de lujo, dichos 'junkets' aportaban antes el 70 por ciento de los ingresos de los casinos, muy por encima de las apuestas masivas. Pero cayeron al 50 por ciento después de que, en 2014, el presidente Xi Jinping intensificara los controles de capital para que los millonarios chinos no sacaran el dinero del país con el propósito de jugárselo en Macao.
«He visto perder millones en una noche y a los empresarios enfadados rompiendo las televisiones de la sala de juego»
Jason,
un empleado del sector del juego reconvertido en taxista
Antes de su campaña anticorrupción, se calcula que de China salía cada año hasta un billón de yuanes (147.000 millones de euros) que se dilapidaba en partidas interminables de bacarrá. «He visto perder millones en una noche y a los empresarios enfadados rompiendo las televisiones de la sala de juego», relata Jason.
A este golpe a las apuestas VIP se suma la detención hace un año de Alvin Chau, quien operaba el mayor 'junket' de Macao y está acusado, entre otros muchos delitos, de dirigir un sindicato del crimen y blanquear dinero. Mientras se espera su juicio, la treintena de 'junkets' todavía operativos juega una mano difícil contra el peor contrincante, el Covid 0.
No solo pierden ellos, sino también el Gobierno local, que obtiene el 80 por ciento de sus ingresos de los impuestos que cobra a los casinos. En plena renovación de sus licencias, estas catedrales del juego llevan años gafadas porque la pandemia ha hecho saltar la banca en Macao.