Conspiración en Las Vegas: el romance de Taylor Swift es una artimaña electoral de Biden
El noviazgo de la estrella global del pop con uno de los mejores jugadores de los Kansas City Chiefs de fútbol americano dominará la Super Bowl y ha agitado la política estadounidense: el 'trumpismo' lo denuncia como un montaje demócrata para salvar la reelección del presidente de EE.UU.
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![Travis Kelce, de los Kansas City Chiefs, celebra con Taylor Swift después de derrotar a los Baltimore Ravens en el Campeonato de la AFC](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2024/02/07/Imagen(188095793)-kAn-U601256124280ptD-1200x840@abc.jpg)
Faltan cuatro días para que se celebre aquí la Super Bowl y Las Vegas está tomada por la gran final del fútbol americano, el evento deportivo del año en EE.UU. Los equipos -Kansas City Chiefs y San Francisco 49ers- están aquí desde el pasado ... domingo y todos los días hay eventos, actividades y fiestas en los hoteles y casinos de la ciudad. La actividad es frenética en el Mandalay Bay -el escenario del trágico tiroteo de 2017 desde una de sus ventanas, en el que murieron sesenta personas-, en el Luxor o en el Excalibur, los grandes hoteles más cercanos al Allegiant Stadium, el escenario de la Super Bowl. Desde las cuatro esquinas de EE.UU. vienen seguidores -solo los más pudientes-, patrocinadores, famosos, deportistas y presentadores-estrella, un hervidero de maletas y asistentes. Las camareras hacen su agosto con las propinas, los crupieres afilan las manos.
La atención, sin embargo, se la ha comido alguien que hasta hace pocos meses no tenía relación con el fútbol americano: Taylor Swift. El romance de la estrella global del pop con Travis Kelce, uno de los puntales de los Chiefs, es la sensación de EE.UU. desde que se conoció el pasado otoño.
No es que la NFL necesite más éxito, pero la presencia de Swift en palcos de estadios en todo el país ha multiplicado el interés por el fútbol americano. El beso que se dieron en el terreno de juego cuando el equipo de Kansas City consiguió el billete a la Super Bowl en las finales de conferencia se convirtió en un clásico instantáneo. Se espera que, gracias al protagonismo de Swift, la Super Bowl del próximo domingo sea la más vista de la historia
Si alguien en EE.UU. hubiera buscado diseñar el noviazgo perfecto, no le hubiera salido mejor. La cantante más idolatrada del país se enamora de una de las estrellas del equipo dominador de la NFL en la última década. La música pop con raíces en el 'country' y el deporte rey de EE.UU. El mito de la 'cheerleader' y el capitán del equipo, actualizado y magnificado por las redes sociales. La chaqueta con el número del novio y la camiseta sudada, con las hombreras protectoras todavía sin quitar, tras el partido. Pura cultura americana, transversal, para todos los públicos. Desde la adolescente en un cuarto suburbano, al barrigón que da vueltas a una hamburguesa en un parking antes de un partido.
La pareja es tan perfecta que algunos creen que está fabricada. Y no para hacer dinero, algo que les sobra a Kelce y, sobre todo, a Swift (pero nunca es suficiente: el pico del romance ha coincidido con el anuncio de su último disco hace un par de noches en los premios Grammy). Esas voces denuncian que el noviazgo tiene un fin político: que Joe Biden gane su reelección.
Operación psicológica
La teoría, según se ha ventilado entre medios y opinadores cercanos a Donald Trump, tiene mucha paranoia y poco fundamento. El noviazgo entre Swift y Kelce sería una 'psyop', una operación psicológica -los más atrevidos dicen que organizada por el Pentágono- para captar votos de la legión de seguidores de la cantante y del jugador. La NFL y el resto de equipos que se han pegado con los Chiefs habrían participado en la trama, permitiendo al equipo de Kansas City avanzar hasta la final para prolongar e intensificar la atención sobre la pareja. El montaje se remataría con un respaldo al candidato demócrata y con una participación en su campaña, a tiempo para seducir al voto joven en el que un Biden envejecido ha perdido terreno y para reforzar su dominio en el voto femenino.
Entre quienes han abrazado la teoría está Vivek Ramaswamy, ex candidato a la presidencia y perejil de todas las salsas conspiradoras. «Me pregunto quién ganará la Super Bowl», dijo en un mensaje en X. «Y me pregunto si hay un gran anuncio de respaldo a una candidatura presidencial por parte de una pareja cultural y artificialmente elevada este otoño».
La teoría ha encontrado terreno fértil en medios conservadores radicales como One America Network, donde una de sus presentadoras, Alison Steinberg, ha asegurado que el noviazgo es un «show falso, cuidadosamente elaborado». Pero también en medios convencionales, como Fox News, la cadena más popular entre el electorado conservador. Uno de sus presentadores estrella, Jesse Watters, denunció que el romance «ha sido diseñado en un laboratorio» y que «ni Biden conoce una sola canción de Swift, ni Swift conoce una sola política de Biden».
Campaña de publicidad de Pfizer
Para acabar de condimentar el relato, estas voces consideran a Kelce un elemento de la izquierda radical por haber hecho campañas de publicidad de la vacuna de Pfizer -que no tiene muchos amigos en estos círculos- y de la cerveza Bud Light, que se metió en las batallas culturales de EE.UU. por hacer un anuncio con una actriz transgénero (en realidad, Kelce anuncia de todo, desde seguros a supermercados).
La teoría puede parecer más o menos lunática, pero tiene elementos indiscutibles: Swift tiene un capital político potencial enorme y Biden lo necesita. El sueño húmedo de la campaña del presidente de EE.UU. es contar en sus filas con la cantante, que aparezca en mítines, que solicite donaciones, que llame al voto (sus asesores se han llegado a plantear que el presidente acuda a uno de los conciertos de la muy exitosa gira mundial de Swift, Eras Tour; da escalofríos solo pensar en esa imagen).
Durante buena parte de su carrera, Swift se distinguió por no meterse en política. Es uno de los ingredientes del éxito de su pop blanco, inofensivo. La única canción-protesta que ha hecho ha sido para vilipendiar a sus exnovios.
Eso empezó a cambiar en 2018, cuando decidió apoyar al candidato demócrata, Phil Bredesen, en la elección a senador por Tennessee. En el documental 'Miss Americana', de 2020, aseguró haberse arrepentido de no haberse pronunciado contra Trump en 2016, en las elecciones que llevaron al multimillonario neoyorquino a la Casa Blanca. Y en la elección de aquel año, la que ganó Biden, hizo público su apoyo al candidato demócrata.
Swift ha mostrado su adhesión a causas de la agenda demócrata y que se alinean con los intereses de sus seguidores: derecho al aborto, cambio climático, derechos LGBTQ o regulación de las armas.
Es más que improbable que la cantante -con o sin Kelce de su mano- adopte un papel activo en la campaña de este año de Biden. Pero su poder podría ser enorme: el año pasado, tras un mensaje en Instagram para animar a los jóvenes a registrarse como votantes, lo hicieron en masa, más de 35.000 en un día, no se había registrado un pico de registros así desde 2020.
Fox News
Los republicanos temen que Swift desate ese potencial. Un apoyo decidido de la cantante a Biden «sería un tsunami muy difícil de parar», reconoció Charles Kirk, fundador de Turning Point USA, que busca promover apoyo conservador entre los jóvenes. Varias de las estrellas de Fox News -Sean Hannity, Jeanine Pirro- advertían a Swift desde sus programas que no le conviene meterse en política. Otras voces más radicales, como la 'influencer' amante de conspiraciones Laura Loomer -el mes pasado llegó a defender que el frío histórico de los caucus de Iowa era provocado por el 'estado profundo' para perjudicar a Trump- ha pronosticado cómo será la campaña electoral: «2024 será MAGA contra 'swifties'», dijo en relación a los seguidores de Trump (por el lema 'Make America Great Again', 'Hacer a EE.UU. grande otra vez') y el apodo de los fanáticos de Taylor Swift. Un sector del 'trumpismo' ha defendido poner en marcha una «guerra santa» contra la cantante, según 'The Rolling Stone'.
No está claro que a Trump le convenga convertirse en el enemigo de Swift y su ejército de incondicionales. Una encuesta de 'Newsweek' apuntaba a que el 18% de los votantes estaría «más inclinada» o «mucho más inclinado» a elegir al candidato que haya respaldado Swift. «Se puede decir que lo 'swiftie' es el fenómeno de fans más intenso ahora mismo en EE.UU.», ha asegurado a 'Politico' Brian Donovan, un profesor que da un curso de 'Sociología de Taylor Swift' en la Universidad de Kansas. «Enfadar a esos fans es una estupidez política. Son una fuerza política que no creo que nadie le convenga importunar».
Su influencia, ha defendido Donovan, va más allá del plano cultural o de qué ropa se ponen sus seguidoras: «Los 'swifties' escuchan también lo que ella dice sobre política, lo absorben y actúan en consecuencia».
La coronación de Swift y Kelce como la pareja del momento -algunos dirán del siglo- puede ser este domingo en la Super Bowl de Las Vegas, donde se espera a la cantante con ansiedad. En los últimos días, se ha discutido sin límites si Swift llegara a tiempo al partido -actúa el viernes en Japón- o si su avión privado encontrará aparcamiento en un aeropuerto saturado con las naves de multimillonarios de todo el país. Seguro que aparece: en la 'Ciudad del pecado' lo único que no se perdona es estropear el show.
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