La 'coalición semáforo' alemana debate la entrega de misiles Taurus a Ucrania

El ejército alemán tiene 600 sistemas Taurus. Alrededor de 450 de ellos no están listos para usar, pero el grupo europeo de defensa MBDA podría actualizarlos para exportarlos a Ucrania. Debido a su alcance, podrían atacar objetivos al otro lado del frente y por ello la petición despertó desde el principio recelos en el gobierno alemán.

La oposición conservadora se ha mostrado desde entones a favor del suministro, como ha explicado reiteradamente el portavoz de la CDU en materia de Exteriores, Roderich Kiesewetter: «se trata de un arma crucial en la contraofensiva y deberían haber sido ya enviados a Kiev». Y el El embajador de Ucrania en Alemania, Oleksii Makeiev, lleva semanas tratando de hacer mella en la negativa del gobierno de Berlín, pidiendo que reconsidere el debate sobre la entrega de misiles de crucero modernos al ejército ucraniano. «Ya estamos recibiendo misiles como esos de Gran Bretaña y, con suerte, pronto de Francia», ha justificado, en referencia a que Ucrania está utilizando ya misiles de crucero similares para destruir los depósitos y centros de armas rusos como los modelos «Storm Shadow» suministrados desde Gran Bretaña. «Contamos con los misiles Taurus alemanes», ha confiado el embajador, «y esperamos que esta vez acortemos la parte del debate y así poder salvar más vidas». Su labor diplomática podría estar surtiendo efecto porque varios miembros de la 'coalición semáforo', en la que el socialdemócrata Olaf Scholz gobierna con los liberales (FDP) y Los Verdes, van dando su brazo a torcer.

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Primero fue el liberal Marcus Faber quien dijo en voz alta que «el éxito de los misiles de crucero entregados por Gran Bretaña a Ucrania muestra cuán importantes son estas armas». Y ahora es el diputado socialdemócrata (SPD) Andreas Schwarz, presidente de la comisión parlamentaria del presupuesto de Defensa, el que ha pedido a Berlín que suministre misiles Taurus a Ucrania. «La contraofensiva peligra y Ucrania no tiene una fuerza aérea significativa para apoyarla», ha dicho, por lo que está convencido de que «sólo quedan misiles guiados como el Taurus, con la ayuda de los cuales el ejército ucraniano podría cruzar los campos de minas colocados por los rusos y recuperar su territorio».

«Veo que estamos en un 'déjà vu'. Al igual que con el tema de los tanques, ahora nos negamos a suministrar equipos importantes que probablemente se proporcionarán más tarde de todos modos», ha lamentado Schwarz, tras rechazar el argumento de que el ejército ucraniano podría atacar territorio ruso con estos misiles y recordar que «incluso con los sistemas de artillería MARS e HIMARS ya desplegados, los ucranianos pueden llegar a territorio ruso, que hasta ahora han logrado evitar». «Queremos que Ucrania pueda ganar la guerra más rápido y para esto necesita sistemas de clase aire-superficie Taurus», ha resumido.

Sin embargo, el ministro de Defensa Boris Pistorius sigue mostrándose en contra, sin entrar en detalles en sus argumentos. Cuando se trata de entregas de armas, el gobierno alemán aborda la cuestión de cómo podría reaccionar Rusia ante ciertos escenarios, como posibles ataques con misiles de crucero en Rusia. Scholz siempre ha rechazado que Alemania deba liderar las entregas de armas «porque, por supuesto, sólo puede verse todo en conjunto» y evita dar pasos si no es del brazo de la Administración de Estados Unidos. El gobierno de Biden todavía se muestra reacio a entregar a Ucrania su sistema de misiles ATACMS, con un alcance de alrededor de 300 kilómetros. Tal entrega aumentaría la presión sobre el gobierno alemán, que de momento mantiene su negativa. «Solo puedo explicar por qué ni siquiera hay una orden para mejorar el Taurus si pienso en tácticas dilatorias deliberadas y que no quieren que Ucrania libere Crimea», especula Kiesewetter. El ex oficial de la Bundeswehr no solo ve debilitada la contraofensiva ucraniana por el rechazo previo a la entrega, sino también la seguridad de los países vecinos. «La demora conduce a la prolongación de la guerra y podría llevar a su extensión a otros territorios como Moldavia, Rumania, los Estados bálticos o Polonia», augura.