Cien años de bloqueo de la arqueología española en Grecia
Los investigadores patrios se sienten «como refugiados» en el país heleno, obligados a publicar sus hallazgos para entes internacionales. «Excavar en Grecia es excavar en la propia historia de España», argumentan a ABC
Varios investigadores en los trabajos arqueológicos en la ciudad de Tenea, según el mito fundada por Agamenón para los prisioneros troyanos. Los primeros hallazgos salieron a la luz en 1984
Un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid consiguió un permiso en 2004, y de forma excepcional, para realizar unos sondeos arqueológicos en la zona de la Grecia central. El Estado heleno, que posee una de las legislaciones más restrictivas en ... materia de patrimonio arqueológico, hizo una excepción y concedió al equipo de expertos la licencia para realizar los trabajos arqueológicos de prospección superficial sin recogida de materiales.
El proyecto tenía como fin hallar antiguas ciudades citadas en las fuentes escritas y tuvo excelentes resultados como el hallazgo de la antigua ciudad de Nicea, entre otros. La memoria de las investigaciones fue publicada en 2013 en inglés y su publicación supuso un hito en el conocimiento de las ciudades desde la prehistoria hasta el final de la Antigüedad en la zona.
Un equipo de la Universidad Autónoma de Madrid consiguió un permiso excepcional y descubrió la ciudad de Nicea. Fue un hito de la Arqueología
El Ministerio de Cultura griego es estricto a la hora de otorgar licencias de excavación, prospección, análisis y estudio de colecciones, solo las concede a aquellos países que poseen en Grecia escuela arqueológica. El país cuenta con escuelas arqueológicas de 19 naciones de todo el mundo, entre los cuales encontramos países como Italia, Francia, Finlandia o Georgia.
España, a pesar de los múltiples intentos por contar con su propia escuela, no ha conseguido abrir una sede estable en Atenas que le permita realizar trabajos arqueológicos en el país. Han sido numerosos los intentos desde inicios del siglo XX, pero el proyecto siempre, por alguna u otra razón, se ha paralizado y dejado de lado.
En los 90 se adquirió un inmueble (izqda.) para albergar la escuela de arqueología. Terminó 'okupada'
El pasado 1 de diciembre la Embajada de España en Atenas organizó en la sede del Instituto Cervantes unas jornadas sobre arqueología española en Grecia en las que una decena de investigadores españoles presentaron sus trabajos sobre distintos periodos de la historia del país, desde la prehistoria hasta la época bizantina, e hicieron hincapié en la importancia de la creación de un instituto de estudios helénicos español en la capital. Durante la apertura, Carles María Casajuana, embajador de España en Grecia, hizo hincapié en la importancia de la arqueología «como parte fundamental de las relaciones bilaterales entre España y Grecia».
El proyecto maldito de los arqueólogos españoles
La idea de una creación de tal escuela apareció, por primera vez, a principios del siglo XX siguiendo el modelo de países que habían fundado las suyas en Grecia desde finales del siglo XIX. El germen de la idea surgió, según señala el profesor de la Universidad Complutense de Madrid, Jorge García Sánchez, con el envío a Grecia, desde finales del siglo XIX, de arquitectos españoles residentes en la Academia de Bellas Artes de España en Roma para trazar planos de los yacimientos arqueológicos helenos.
Sin embargo, no fue hasta 1922 cuando el arqueólogo español José Ramón Mélida propuso a Madrid la apertura de una sede en Atenas donde los arqueólogos españoles se pudieran formar, pero el proyecto nunca salió adelante y cayó en el olvido hasta la década de los 90, cuando desde la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura y, paralelamente, desde el CSIC, se iniciaron nuevas negociaciones y gestiones para poner el proyecto nuevamente en marcha.
El arqueólogo español José María Luzón, en aquel momento director general de Bellas Artes del Ministerio de Cultura en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores, adquirieron un inmueble neoclásico de más de 200 metros cuadrados, en la calle Erecteion, en plena ladera de la Acrópolis de Atenas.
El edificio se mantuvo vacío y abandonado, llegando incluso a tener un 'okupa' hasta que fue reformado, hace una década, con el fin de albergar la Escuela de Arqueología Española de Atenas. El acuerdo se materializó en una orden ministerial que no llegó a publicarse en el BOE. Además, al instituto se le dotó de una colección bibliográfica que a día de hoy se encuentra en paradero desconocido.
El inmueble costó 60 millones de pesetas y, poco después, la zona en la que se encuentra, fue declarada de interés cultural internacional y el barrio se ha convertido en la milla de oro de la cultura europea, de modo que el edificio ha triplicado su precio de mercado. Desde 2018 es propiedad del Instituto Cervantes y alberga las oficinas de su sede en la capital helena.
Con el tiempo, la idea de cómo debía ser la institución ha ido cambiando; así, en 2018, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid retomaron la idea, pero esta vez planteándolo como un Instituto de Estudios Helénicos. En esta ocasión, el proyecto se puso de nuevo sobre la mesa del Ministerio de Cultura español.
Los investigadores, con el doctor Adolfo Domínguez Monedero a la cabeza de la iniciativa, no desistieron y tuvieron varias reuniones con el instituto Cervantes que fueron en un primer momento infructuosas, hasta que Alfonso Lucini, quien tenía conocimiento del proyecto gracias a su estancia en Grecia como embajador de España, asumió la dirección de Análisis y Estrategia del Instituto Cervantes.
Parecía que todo iba a salir bien esta vez, la Universidad había cerrado un acuerdo por 4 años con el Cervantes e incluso en el BOE del 17 de enero de 2018 se publicó el convenio, pero en el último momento, la Universidad se percató de que sus estatutos jurídicos no le permitían crear una sede en el extranjero y el convenio nunca se aplicó, de modo que, a principios de este año, ha dejado de tener vigencia.
¿Por qué es importante la creación del instituto?
Según el investigador de la Universidad de Sevilla, Antonio M. Sáez Romero, la creación de esta institución en Grecia actuaría como paraguas institucional para todos aquellos investigadores que, como él, realizan su trabajo en Grecia y se sienten «como refugiados» a las que escuelas de otras naciones han dado asilo en sus sedes para que puedan realizar sus investigaciones. Es más, «la creación de la escuela es imprescindible para dotar a la investigación española de un marco legal estable», añade Saéz.
Para estos diez investigadores, la ausencia de España en uno de los lugares clave como Grecia, cuna de la Civilización Occidental, resta visibilidad y hace un flaco favor a la proyección de la imagen internacional española, además de suponer un escollo para la formación de futuros investigadores.
Según Luzón, el que España no cuente con una institución como la de los otros países tiene como consecuencia la paradoja de que nuestros investigadores, pagados con fondos públicos españoles, acaben publicando sus trabajos para entes internacionales y no bajo la bandera de España. Por tanto, en el ámbito de la investigación arqueológica, como sucede en otras áreas, la ciencia española está perdiendo, irremediablemente, muchísimos talentos y oportunidades.
Esperemos que el esfuerzo de estos diez investigadores españoles no sea en vano y se consiga abrir la sede de una institución cultural en Grecia que sirva para ampliar los horizontes de la investigación española en el país porque, en palabras de Casajuana, «excavar en Grecia es excavar en la propia historia de España y en el origen de la identidad europea y, por eso, nos atañe directamente».