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¿Ganará por fin un disidente chino el Nobel de la Paz?

Liu Xiaobo, condenado por la «Carta 08» por la democracia, parte como favorito, pero muchos dudan de que el Comité noruego se atreva a desafiar a Pekín

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PABLO M. DÍEZ

Este viernes se concede en Oslo el Premio Nobel de la Paz y en internet las apuestas se pagan 3 a 1 a favor de Liu Xiaobo . Una vez más, un disidente chino se postula como candidato para el prestigioso galardón. Tras la sorpresa que supuso el año pasado concederle el premio al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando sólo llevaba un año en la Casa Blanca y con dos guerras en marcha en Irak y Afganistán, el Comité del Nobel podría optar en esta ocasión por una opción menos arriesgada y más segura.

Pero, ¿se arriesgará por fin a reconocer la labor de un disidente chino, encarcelado además por liderar una cruzada por la democracia? Para impedirlo, el viceministro de Asuntos Exteriores, Fu Ying, ya ha advertido al director del Instituto Nobel, Geir Lundestad, de que la concesión del premio a Liu Xiaobo dañará las relaciones entre Noruega y el régimen de Pekín. En 1989, justo después de la matanza de Tiananmen, China ya protestó airadamente cuando el Nobel recayó sobre el Dalai Lama , a quien Pekín considera un separatista que sólo busca la independencia del Tíbet.

Como en años anteriores ya sonaron los nombres de otros candidatos, como las Madres de Tiananmen, Wei Jingsheng, Xu Wenli y Hu Jia – a quien el Parlamento Europeo otorgó el premio Sajarov de Derechos Humanos –, pocos activistas de China creen que el Nobel de la Paz vaya a recaer en Liu Xiaobo pese a su condición de favorito.

“Personalmente, no creo que vayan a darle el premio. Si lo logra, por supuesto que será una gran ayuda para propagar sus esperanzas de más democracia y derechos humanos en China, pero tengo el presentimiento de que no ganará”, confesó a la agencia France Presse su esposa, Liu Xia, quien también ha sufrido junto a él el acoso de la Policía y meses de arresto domiciliario.

Suena con fuerza el nombre Sima Samar

Debido a la cada vez mayor influencia internacional del régimen de Pekín, hay quien duda de que el Comité Nobel se atreva a airarlo galardonándolo con dicho premio. Por ese motivo, en las últimas horas han cobrado fuerza las opciones de Sima Samar, que defiende los derechos de las mujeres en el Afganistán pots-talibán , y de la Voz Democrática de Birmania, la emisora de radio que lucha contra la brutal dictadura de los generales en ese país del Sureste Asiático.

Para apoyar la candidatura de Liu Xiaobo, el ex presidente checo Vaclac Havel incluso ha firmado una carta abierta asegurando que el premio “indicaría al Gobierno chino que muchos en su país y en el resto del mundo se solidarizan con él y su visión de libertad y derechos humanos para sus 1.300 millones de personas”.

El apoyo de Havel no es de extrañar porque Liu Xiaobo es el cerebro de la “Carta 08” , un manifiesto por la democracia que se inspira en la “Carta 77” escrita ese año en Checoslovaquia contra la ocupación soviética.

Dicho documento, suscrito a finales de 2008 por 300 intelectuales y apoyado luego por miles de internautas, reclamaba 19 medidas como reformar la Constitución de China , llevar a cabo una auténtica separación de poderes para alcanzar la independencia judicial, promover el multipartidismo y las elecciones democráticas a todos los niveles, garantizar los derechos humanos y las libertades de expresión, reunión y religión.

Además de alertar sobre las desigualdades sociales y los graves problemas medioambientales que sufre el país, esta carta abierta abogaba por el diálogo con Taiwán y las etnias minoritarias para avanzar hacia una república federal en China y no se olvidaba de pedir la liberación de los presos políticos y la abolición de los delitos que criminalizan a los disidentes.

Por dicha declaración de principios, Liu Xiaobo fue condenado en diciembre a once años de prisión tras ser acusado de un delito de “subversión contra el Estado”. Liu, un profesor de Literatura de la Universidad de Pekín que participó en las protestas de la plaza de Tiananmen en 1989, ya había pasado seis años entre rejas y bajo arresto domiciliario y era constantemente vigilado por la Policía al ser considerado un “enemigo del Estado”.

«Tiananmen no fue un fracaso»

En una entrevista concedida en 2007 a ABC, Liu Xiaobo, que medió entre los estudiantes y el Ejército para evitar la masacre, aseguró que “Tiananmen no fracasó porque despertó en China la lucha por la democracia y los derechos humanos, dos conceptos que entonces estaban catalogados como un delito y hacia los que ahora avanza el país”.

Por ese motivo, aseguró que “cada vez hay más voces capaces de enfrentarse al Gobierno”, aunque tal osadía siga pagándose con la cárcel.

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