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La Casa Blanca matiza: no enviará tropas o fondos públicos a Gaza

Los líderes de Egipto y Jordania visitarán a Trump para discutir sus ambiciosos planes

El plan de Trump para expulsar a los palestinos

La secretaria de prensa de la Casa Blanca , Karoline Leavitt, ofrece su primera conferencia de prensa diaria efe
David Alandete

David Alandete

Corresponsal en Washington

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Como suele suceder con Donald Trump, sus subalternos tuvieron que adaptar un ambicioso y sorprendente plan suyo a la realidad de la geopolítica estadounidense e internacional, en este caso la intención de reconstruir Gaza y convertirla en «la Riviera de Oriente Próximo». Los matices de este miércoles fueron importantes.

Aunque el presidente no descartó el envío de tropas a la Franja en su conferencia de prensa del martes, su equipo aclaró que no habrá soldados estadounidenses en el terreno y que cualquier reconstrucción se financiará con dinero privado o aportes de otros países, sin recurrir a fondos del erario público de Estados Unidos.

En su comparecencia junto a Benjamin Netanyahu, Trump anunció un ambicioso plan de reconstrucción para Gaza. «Será nuestra, y haremos un gran trabajo», declaró, mientras su homólogo israelí, visiblemente sorprendido, reaccionaba con gesto contenido. El presidente estadounidense dejó claro que todos los palestinos deberán evacuar la Franja y ser acogidos a la fuerza por Egipto o Jordania. La postura de Washington no cambió el miércoles: Estados Unidos advierte a sus socios de que los palestinos deben irse y que el control de Gaza será compartido entre Washington e Israel. Sin embargo, Trump quiere lograrlo sin que ello suponga un costo en dinero ni en vidas militares para Estados Unidos.

Según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, «se le ha dejado muy claro al presidente que Estados Unidos debe involucrarse en este esfuerzo de reconstrucción para garantizar la estabilidad en la región. Pero eso no significa tropas sobre el terreno en Gaza, ni que los contribuyentes estadounidenses financiarán esta operación». Como el resto del equipo del presidente, Leavitt no dejó resquicio alguno a la crítica a su jefe: «Esto significa que Donald Trump, el mejor negociador del planeta, va a cerrar un acuerdo con nuestros socios en la región».

Esos socios, sin embargo, se han negado radicalmente a participar en la evacuación de Gaza, el primero Arabia Saudí, que incluso emitió un comunicado de rechazo a esos planes de madrugada. De todos modos, Jordania y Egipto, que según el plan de Trump deberían acoger a más refugiados, serán obligados a hacerlo, aunque se resistan. Leavitt, la portavoz de la Casa Blanca, afirmó que Trump ya ha hablado por teléfono con el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, y con el rey jordano, Abdalá II, y que espera «solo cooperación» de ambos. Para recordárselo, los dos han sido citados en la Casa Blanca la semana próxima.

Matices al plan de Trump

El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, también ofreció este miércoles matices combinados con elogios a Trump. Durante un viaje a Guatemala, el secretario de Estado aseguró que la controvertida idea de su jefe «no tenía una intención hostil. Creo que fue un gesto muy generoso: la oferta de reconstruir y hacerse cargo de la reconstrucción». Los mensajes de la Administración Trump en este asunto, como en muchos otros, no son totalmente unitarios. Rubio interpretó que esas órdenes de evacuación de Trump son temporales. Dijo que «la gente que vive allí no podrá permanecer mientras los equipos trabajen en retirada de escombros».

Trump, conocido por su locuacidad en comparecencias públicas, evitó dar detalles sobre su gran plan inmobiliario para Gaza durante una breve recepción en el Despacho Oval con motivo de la jura de su nueva fiscal general, Pam Bondi. «No es el momento», respondió el presidente ante las preguntas de la prensa, a pesar de que en actos similares se ha explayado sobre temas tan variados como la presión del agua en las duchas o los aranceles a Europa.

Las rectificaciones quedaron en manos de su portavoz, quien poco después compareció en la Casa Blanca para matizar que la idea de convertir Gaza en «la Riviera de Oriente Próximo» es una visión maximalista, una táctica negociadora para ofrecer a los gazatíes una «posición de bienestar a largo plazo» en un «lugar bueno, nuevo y hermoso» en otro país.

Leavitt, desde la Casa Blanca, mostró en una pantalla fotos de una parte de Gaza en escombros, el resultado de la ofensiva militar de Israel en respuesta a los ataques terroristas de 2023. «¿Quién querría vivir ahí?», se preguntó Leavitt. Lo cierto es que los dos millones de palestinos han permanecido en la Franja durante décadas sin intención de salir a otros países, a pesar del bloqueo de Israel y las penurias impuestas por el gobierno autoritario de Hamás. De momento, Israel ha mantenido silencio. Su reacción oficial no fue otra que la sonrisa de Netanyahu.

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