claves de latinoamérica
Bukele, candidato a la reelección: tras los sigilosos pasos iniciales del dictador Ortega
Chávez, Correa y Morales necesitaron un cambio de Constitución; el presidente de El Salvador se inspira, en cambio, en su vecino nicaragüense

Nayib Bukele avanza en El Salvador hacia la perpetuación en el poder, siguiendo los pasos de Daniel Ortega en la vecina Nicaragua, donde ya se ha consumado la instauración de una dictadura. Bukele ha anunciado su intención de volver a presentarse a las elecciones, ... a pesar de que la Constitución prohíbe la reelección consecutiva o inmediata de presidente (la Carta Magna salvadoreña solo admite la reelección diferida: mandatos de un solo periodo, con la posibilidad de volver después al poder tras haberse producido un relevo presidencial).
Daniel Ortega no necesitó hacer de entrada ninguna nueva Constitución –como sí hicieron Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa– para apalancarse en la presidencia y todo indica que, al menos de momento, Bukele tampoco quiere generar una gran oposición innecesariamente. Sin ninguna reforma drástica, Ortega fue calentando el agua en Nicaragua hasta que la rana murió dentro del agua hirviendo, y eso es lo que parece querer hacer Bukele.
El termómetro del deterioro democrático en Latinoamérica está siendo la cuestión de la reelección presidencial. Es sintomático que aquellos países que unánimemente son presentados como los más democráticos por todos los índices –Uruguay, Costa Rica y Chile– solo contemplen la reelección diferida o alterna, mientras que los que han degenerado en regímenes autoritarios lo han hecho a medida que han transitado hacia la posibilidad de reelección indefinida, de momento solo introducida en Venezuela, Nicaragua y Bolivia (dejando aparte el caso de Cuba).
En Bolivia la situación se revirtió por la presión de la OEA, que forzó la dimisión de Morales por presunto fraude electoral, si bien no se ha revocado la sentencia del Tribunal Constitucional boliviano que consideró la reelección sin límites como un derecho humano, en contra de lo estimado por la Corte Interamericana.
Hacia la reelección indefinida
La opción de reelección indefinida es una absoluta anormalidad en el sistema político latinoamericano. Cuando los países se independizaron de España formalmente copiaron la figura presidencial de Estados Unidos, pero en el fondo querían asumir las prerrogativas monárquicas y dotaron a la presidencia de más poderes, entre ellos el de la posibilidad de iniciativa legislativa; una forma de contrarrestar ese tradicional hiperpresidencialismo ha sido con una mayor limitación de mandatos.
Tras las experiencias de las dictaduras militares y otros regímenes autoritarios de las décadas de 1960 y 1970, los procesos democratizadores de las de 1980 y 1990 establecieron constituciones políticas sin posibilidad de reelección o permitiéndola solo de modo diferido; fueron excepciones los países donde al presidente se le permitieron dos mandatos seguidos.
Con la nueva era de populismo que abrió Hugo Chávez y ampliaron los regímenes afines se han ido rebajando las exigencias democráticas
Con la nueva era de populismo que abrió Hugo Chávez y ampliaron los regímenes afines se han ido rebajando las exigencias democráticas: unos presidentes han aprendido de otros a como reelegirse, no importa de qué color político. No todo cambio se antoja el preámbulo de un régimen autoritario –Colombia pasó a la reelección consecutiva y ha vuelto a la no reelección; Honduras, ha permitido también la reelección inmediata, a pesar de lo prescrito en la Constitución–, pero las intenciones quedan en evidencia cuando las intenciones totalitarias del líder son manifiestas.
Esa nueva dinámica en la región ha llevado al deseo de todo mandatario a continuar en el poder, de entrada al menos dos mandatos seguidos (dadas las resistencias iniciales, Chávez, Correa y Morales necesitaron introducirlo en la Constitución); cuando el presidente ya lleva esos dos mandatos y tiende al autoritarismo, entonces busca subterfugios (Chávez tuvo que reformar la Constitución, pero a Correa le bastó una ley de la Asamblea y a Morales una sentencia judicial) para la reelección indefinida.
Prohibido por la Constitución
Ortega ni siquiera cambió la Constitución para convertirse en dictador y ese mismo camino sigue Bukele. El presidente salvadoreño tiene un control de la Asamblea Legislativa con el que no tenía Ortega, pero parece dejar la gran batalla política para cuando tenga que forzar una reelección indefinida, con o sin nueva Constitución.
La actual Carta Magna de El Salvador, de 1983, establece en los artículos 75, 88, 131, 152, 154 y 248 la prohibición de la reelección inmediata. Así, prohíbe expresamente que sea candidato «el que haya desempeñado la Presidencia de la República por más de seis meses, consecutivos o no, durante el periodo inmediatamente anterior, o dentro de los últimos seis meses anteriores al inicio del periodo presidencial». El artículo 248 es una «cláusula pétrea» que indica que la Constitución no puede ser modificada en ese aspecto.
MÁS INFORMACIÓN
Decenas de expresidentes latinoamericanos, a través del grupo IDEA, han pedido que la OEA realice un «análisis urgente» de la situación. Bukele les ha respondido llamándoles «corruptos», «saqueadores» y «hasta asesinos».
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