Biden finalmente sopesa su jubilación tras el mal desempeño en el debate

Está claro que el presidente está hablando de la actual crisis con quienes más responsabilidad tienen en su partido. Biden llamó el miércoles por la mañana a dos aliados clave en el Capitolio: Chuck Schummer, demócrata de Nueva York y líder de la mayoría de su partido en el Senado, y el diputado James Clyburn, de Carolina del Sur, crucial para movilizar el apoyo del bloque afroamericano. El presidente comió después con la vicepresidenta, Kamala Harris y recibió por la tarde a los gobernadores demócratas, muchos de los cuales figuran en las encuestas como posibles sucesores. Tras la celebración del 4 de julio, día de la independencia, tiene previstos una serie de mítines de campaña en Madison, Wisconsin, y Philadelphia, Pensilvania. Ha estado además participando en actos de recaudación de fondos.

En uno de esos actos, el martes en Virginia, el presidente admitió que su desempeño en el debate fue muy malo, pero achacó los problemas a tanto viaje internacional. Estuvo en Europa dos veces a principios de junio, para la conmemoración del Desembarco de Normandía en Francia y una cumbre del G-7 en Italia. También visitó Los Ángeles. «Decidí viajar por todo el mundo un par de veces», dijo Biden. «No escuché a mi equipo, y casi me duermo en el escenario», añadió.

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Según revelaron dos medios con contacto directo con la Casa Blanca, el diario 'The New York Times' y la cadena CNN, el presidente ha reconocido en privado que los días venideros son cruciales para decidir si puede salvar su candidatura a la reelección. Ambos medios dijeron que un consejero de Biden le oyó decir a este: «Las cosas no están marchando bien». El cálculo crucial, según esa fuente es si las encuestas siguen dando a Trump en ascenso, la recaudación de fondos cae y hay más incidentes de confusión mental como los que son ya habituales en el presidente.

Lo impensable para la campaña de Biden ya está pasando. Algunos demócratas, pocos aun, están pidiendo abiertamente un relevo. El diputado Lloyd Doggett, de Texas, pidió su marcha porque «hay demasiado en juego, y Trump puede volver a ser presidente». El diputado retirado Tim Ryan, de Ohio, propuso que la sustituta sea la vicepresidenta Harris. Quien fue senador por Iowa, Tom Harkin, dijo que el debate es «un desastre del cual Biden no puede recuperarse» y pidió que el partido mantenga la presión.

Los medios, que hasta hace una semana estaban divididos sobre cómo abordaban el asunto del declive del presidente, hoy le piden abiertamente su marcha en editoriales en que denuncian las falsedades de la Casa Blanca para protegerle. Influyentes voces demócratas en redes sociales y podcasts proponen opciones de reemplazo, como los gobernadores de California, Gavin Newsom, y Michigan, Gretchen Whitmer.

La incomodidad de la campaña de Biden estos días obedece al hecho de que el cambio es aun posible, pues quedan cuatro meses para las elecciones y el congreso del partido, a celebrar ene Chicago, no será hasta mediados de agosto. Biden todavía puede anunciar su jubilación y pedir a los delegados que ha ganado en primaria, una mayoría clara, que apoyen a quien él designe, con gran probabilidad la vicepresidenta Harris. Esta ha subido en las encuestas a costa de su jefe, y está en un empate técnico con Trump según el último sondeo de la CNN.

Los propios demócratas ponen como ejemplo a seguir por Biden el de Lyndon Johnson, que fue presidente tras la muerte de John Kennedy en 1963 hasta 1969. Aunque podía volver a presentarse en 1968, decidió ceder ante la presión de su partido y su mal desempeño en las encuestas. Su retirada no provocó, sin embargo, la victoria demócrata. Richard Nixon ganó las elecciones aquel año. Johnson, muy deteriorado de salud, murió en 1973 a los 64 años de edad.

El Partido Demócrata obra ahora de este modo por el recuerdo traumático que tiene de las elecciones de 2016, cuando Hillary Clinton tomó las riendas del partido con el apoyo de Barack Obama y lo condujo a una derrota que dio paso a los cuatro años de gobierno de Donald Trump. Ahora, numerosos políticos, estrategas y asesores alertan de un escenario similar: la derrota de un Biden impuesto en las elecciones a pesar de las señales de alarma.

Por su parte, el equipo de Trump está centrada en hacer campaña contra Biden, lo que denota que le siguen considerando el candidato a vencer. El expresidente ha despegado en las encuestas y en las más recientes está ya hasta seis puntos por encima de Biden, una de las mayores distancias registradas en la campaña.