85 años de la 'Noche de los cristales rotos': vuelve el fantasma del odio al judío en Alemania
El país rememora el mayor pogromo contra los judíos en su historia, en un momento en el que, tras el estallido de la guerra en Israel, la violencia contra la comunidad hebrea preocupa, con señalamientos y agresiones
![Un hombre se enfrenta a unos manifestantes durante una reciente marcha en apoyo a Israel en Berlín](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/11/08/JUDIO-ALEMAN-RRrX4WxA3xbWg78dZGpY1DJ-1200x840@abc.jpg)
Las autoridades nazis presentaron los hechos como una reacción popular espontánea tras el asesinato de Ernst von Rath, secretario de la Embajada alemana en París, a manos del judío Herschel Grynszpan. Y es cierto que parte de la población civil participó activamente en la 'noche ... de los cristales rotos', el mayor pogromo contra los judíos en la historia de Alemania, que se saldó con 90 linchamientos en las calles, 1.300 vidas perdidas, innumerables heridas y vejaciones, además del apresamiento de 30.000 judíos que terminaron en campos de concentración. Estos son los hechos que Alemania sigue rememorando cada 9 de noviembre.
El recuerdo es tan infame que ni siquiera ha sido eclipsado por la caída del Muro de Berlín, en una noche con la misma fecha de 1989; una efeméride sin duda de celebración pero agriada por su coincidencia con la 'Kristallnacht', de la que se cumplen hoy 85 años. La historia ha demostrado sobradamente que aquel estallido de violencia no fue precisamente espontáneo, como hizo ver la propaganda nazi, sino alentado por el discurso oficial.
Ese 8 de noviembre de 1938, fueron prohibidos los periódicos judíos y el Gobierno anunció que las escuelas del Estados alemán no admitirían en adelante a los niños judíos. Las actividades judías en general fueron suspendidas y los judíos despojados de sus derechos ciudadanos. La prensa de Goebbles había alentado anteriores pogromos menores en Hesse-Kassel, Múnich y Hannover. Y en ese caldo antisemita se desató la barbarie.
Atemorizados
«Muchos están ahora atemorizados, el ambiente es muy tenso. Los judíos tienen miedo de ser atacados en la calle y no envían a sus hijos al colegio, el hecho de que algunas casas en las que viven en Berlín hayan sido marcadas con la estrella de David es una dimensión completamente nueva del odio, por eso muchos ya no usan la kipá, no leen libros hebreos ni periódicos hebreos, y no hablan hebreo en público».
Estas palabras no fueron pronunciadas en 1938, sino en Berlín esta misma semana. El que habla es Sigmount Königsberg, comisionado antisemita de la comunidad judía de la capital alemana, que acaba de lanzar una campaña en Facebook con el hashtag 'Proteger las vidas judías'.
Desde el ataque de Hamás a Israel, se ha desatado en Alemania y en Austria una ola de hostilidad hacia los judíos que se manifiesta abiertamente en las calles. Sinagogas atacadas, agresiones en los colegios, comercios judíos que amanecen con defecaciones en la puerta, muros decorados con esvásticas y cementerios judíos profanados forman parte de los titulares a diario.
Cuando se le pregunta a Josef Schuster, el presidente del Consejo Central Judío de Alemania, si el Gobierno está haciendo lo suficiente para protegerlos, se refiere con gratitud a las declaraciones públicas del canciller Olaf Scholz y de su vicecanciller Robert Habeck, aunque su respuesta no deja de ser salomónica: «Pero habría sido mejor que Alemania se hubiera unido a los 14 estados en la votación en la ONU que abstenerse».
Lista de agravios
Joseph Schuster participó en silencio, anoche, en uno de los primeros actos conmemorativos de la Kristallnacht, en Würzburg, donde se hizo un año más recuento de los 7.500 negocios incendiados aquella noche y las 1.200 sinagogas atacadas.
La interminable e inasumible lista de agravios. «No puedo creer que esté volviendo a pasar, cuando salgo de casa miro a los lados, por si hay alguna amenaza, y es de verdad muy lamentable que tenga que hacer eso», dice Ada, estudiante de Medicina de 22 años de Berlín que el fin de semana pasado presenció una agresión en el distrito berlinés de Neukölln. Estaba en una cafetería cuando un grupo violento irrumpió, golpeando a dos camareros que terminaron en el suelo, y arrancó violentamente los carteles con las fotos de los judíos que, a fecha de hoy, permanecen secuestrados por Hamás.
«Lo más duro es la indiferencia de la gente ante estos hechos», dice, sin poder evitar las lágrimas, «desearía que hubiera más gente que me diese la mano. Y también más gente que quiera saber lo que nos está pasando ahora. La ignorancia no es lo peor sino que de nuevo no quieran saber, eso es lo más... disculpa, no puedo, seguir hablando».
![Foto de archivo de la noche de los cristales rotos](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/11/08/CRSITALES-U60541018143EhV-624x350@abc.jpg)
Doron Bruck tiene 28 años y es el capitán del Judío Football Club TuS Maccabi. Su familia, ha decidido no asistir a la sinagoga el sábado, no utilizar kipá o hablar hebreo en público, «no por miedo, sino para no contribuir a la escalada de la situación». Su equipo ha cancelado la participación en la Copa DFB, no jugó contra el TSG Neustrelitz el fin de semana y el presidente del club, Alon Meyer, anunció que todos los partidos y entrenamientos quedaban suspendidos.
«Somos un grupo multicultural, en el Maccabi hay jugadores de 16 nacionalidades diferentes. Pero como este es un club judío, están todos alarmados«, explica el capitán Bruck. Nirit Ben-Joseph, jubilado, que solía completar su pensión ofreciendo visitas guiadas por Berlín, permanece ahora encerrado casa. »Tengo muchos años, sé lo que es la violencia latente«, alega como causa.
El reportero de la radio berlinesa RBB Uri Zahavi, se pregunta ante las noticias diarias si «el pueblo judío y los israelíes en Berlín deben entonces establecer conexiones cruzadas con sus propias vidas y preguntarse: ¿Puedo seguir hablando hebreo con seguridad en Neukölln? ¿Todavía puedo cruzar la calle con mi kipá?» y concluye que lo que está ocurriendo en la capital alemana «es inaceptable, no hay tolerancia posible».
Se refiere a las organizaciones afines a Hamás que están fomentando el comportamiento abiertamente hostil contra los judíos. «El principal antisemitismo que yo he sufrido en este país no era por parte de alemanes, que también, y no quiero minimizarlo, pero los peores ataques, insultos y hostilidades que he sufrido han venido de la comunidad musulmana, de la comunidad inmigrante», identifica el popular rapero Ben Salomo. En su tema titulado 'Es gibt nur eine', como en muchas otras de sus composiciones, apela a la paz y recuerda que el mandato divino, tanto para los judíos como para los musulmanes, es de amor al prójimo. Ante las manifestaciones de odio, ha llegado a desear mudarse a Israel.
«No es fácil dejarlo todo»
«Es que no es tan fácil como hacer las maletas y marcharte. Es mi país, es la lengua que hablo, parte de mi familia vive aquí, mi hermana y mis padres, no es tan fácil dejar todo atrás», dice, y concluye con esta llamada a poner freno al antisemitismo, sea cual sea su origen: «El antisemitismo es como un herpes. No se va. Sólo puedes tratarlo, limitar su expansión de vez en cuando. Si el sistema inmunitario de la sociedad es fuerte, consigues tenerlo controlado, mantenerlo en un nivel irrelevante, pero si el sistema inmunológico social se debilita, como sucedió en los años 20 y 30, como está sucediendo ahora, entonces el antisemitismo se hace fuerte de nuevo».
El canciller Scholz ha sido muy claro: «El antisemitismo no tiene cabida en Alemania». Y el vicecanciller Habeck ha resumido: «El antisemitismo sólo puede terminar aquí con la prisión o la deportación». Pero, a medida que pasan las semanas, muchos judíos asumen que se ha instalado en sus vidas cotidianas. «Conozco personalmente a personas a las que les han pintado una estrella de David en la puerta de casa, que les llaman al timbre y les insultan, hay que decir muy claro que es una forma de terror , pero no nos vamos a dejar asustar», dice Ayala Goldmann, del periódico 'Judische Allgemeine'.
«Hablamos de ello en casa, qué va a pasar cuando crucemos la puerta de la calle, es un tema, a mí me preocupa, pero no tengo miedo, he tenido un muy buen profesor de kraf maga, que es un sistema de autodefensa israelí, y me ha enseñado a defenderme», añade Marko Limberg.
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