Análisis: Hizbolá amenaza a Israel con una guerra total, pero tiene las manos atadas
El grupo terrorista libanés ha llevado a cabo tiros de mortero contra posiciones israelíes «en solidaridad con la heroica resistencia palestina»
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![Concentración de partidarios de Hizbolá en Beirut para celebrar los atentados de Hamás](https://s1.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/10/08/partidarios-hizbola-RaevbxiVy0k3MY8FDAMyNoL-1200x840@abc.jpg)
Pese a que cuenta con un arsenal amplio y sofisticado, y miles de milicianos bien entrenados en otros conflictos regionales, es difícil creer que el movimiento chií libanés Hizbolá vaya a entrar con fuerza en la guerra entre Israel y los palestinos de ... Hamás, para generar una pretendida pinza desde el norte al enemigo común hebreo.
Hizbolá ha llevado a cabo tiros de mortero contra posiciones israelíes en varias granjas de Shebaa «en solidaridad con la heroica resistencia palestina». El Ejército israelí estaba esperando algún tipo de acción en la frontera con el Líbano, y ha respondido de inmediato bombardeando posiciones de Hizbolá. No hay información de víctimas. Y todo parece indicar que el intercambio de ladridos va a quedarse en el cervantino «requirió la espada, miró al soslayo, fuese y no hubo nada».
El movimiento chií -que cuenta, según su líder, Nasrallah, con 100.000 combatientes, algo que suena a baladronada- mantiene casi intacto su poder en el Líbano, tanto entre la población de esa corriente musulmana como en los órganos del poder en Beirut, que llegó a controlar hasta el año pasado. El brazo armado de Hizbolá está bien entrenado porque desde el 2011 ha luchado junto a Bashar al Asad, en la guerra de Siria, y después al lado de los rebeldes chiíes de Yemen. Pero su existencia está encadenada en gran medida a las directrices de Irán, donde el movimiento nació poco después de la revolución de Jomeini.
Negociar entre bastidores
Teherán suministra a Hizbolá armas y dinero. El régimen de los ayatolás aprueba la estrategia del grupo radical libanés, también la extremista detrás de los grandes atentados terroristas contra Estados Unidos o Europa, o la de su política antisionista que produce esa extraña pareja de baile con Hamás, una insólita alianza entre suníes y chiíes. Pese a que no ha decaído el sentimiento antisionista de Irán, en estos momentos el régimen de Teherán está más interesado en negociar entre bastidores un acuerdo con Estados Unidos para levantar las sanciones internacionales que pesan sobre él por su programa nuclear. Otra guerra de Hizbolá contra Israel las condenaría al fracaso.
Pesa también la experiencia del pasado relativamente cercano. La única guerra abierta entre el movimiento chií libanés y el Estado hebreo se remonta a las cinco semanas de conflicto en 2006, que dejaron diez veces más bajas y devastación en el Líbano que en Israel. Hizbolá estaría dispuesto a intervenir en otra guerra si la voz cantante la llevan otros, es decir, siempre que primero se produzca un levantamiento generalizado en los territorios palestinos ocupados en Cisjordania y no solo en Gaza.
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