Afganistán: todos escapan de la mayor crisis humanitaria
La persecución del régimen a los trabajadores de las ONG, sumada a las prohibiciones a las mujeres, acentúa el caos y la pobreza en el castigado país
La ONU permanecerá en Afganistán, pero el dinero «se está agotando»
![La mayor crisis humanitaria](https://s3.abcstatics.com/abc/www/multimedia/internacional/2023/05/03/crisiss-R9G2iuDhyymWYwMUJ1imNhO-1200x840@abc.jpg)
«Afganistán se ha convertido en el peor desastre humanitario de la actualidad». Esta frase la pronunció este fin de semana en Doha el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, y también lo certifican los datos de las organizaciones humanitarias que ... trabajan sobre el terreno.
El país asiático ha sido empujado al colapso económico desde que los talibanes tomaran el poder en agosto de 2021 y se congelaran los fondos extranjeros que se entregaban al régimen anterior.
Ya hay 34 millones de personas, el 90% de la población, que viven por debajo del umbral de la pobreza. Dos de cada tres afganos no saben cuándo tendrán su próxima comida y casi el 80% de los hogares no cuentan con agua corriente para sus necesidades básicas, según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
«Desde la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, la situación humanitaria en Afganistán es grave y compleja, con múltiples problemas que afectan a distintas partes del país. Hay una oleada de desplazamientos e inseguridad, con muchos afganos huyendo de sus hogares por miedo a represalias o para buscar seguridad. La situación es especialmente grave para las mujeres y las niñas, que corren el riesgo de sufrir abusos contra los derechos humanos y quedar excluidas de la educación y la vida pública. También preocupa la inseguridad alimentaria, ya que el conflicto interrumpió las cadenas de suministro y obligó a muchos agricultores a abandonar sus campos», explica en conversación telefónica con ABC un periodista del 'The Afghan Times', que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo a represalias.
Estas cifras, sumadas a la salida de la comunidad internacional del país y lo que ello conllevaba (trabajo humanitario, agencias de cooperación...), así como a la persecución por parte de los talibanes a los trabajadores humanitarios, acusados de «infieles», hacen aún más difícil hacer frente a la situación.
Retirada de la ayuda
En la actualidad, en Afganistán trabajan 17 organizaciones humanitarias internacionales y nacionales. Más de 150 oenegés abandonaron el país poco después de la caótica salida de las tropas de Estados Unidos y de los países aliados. Algunas como el Comité Internacional de Rescate (IRC), Save the Children y Consejo Noruego para los Refugiados, pusieron fin en diciembre de 2022 a su actividad en el país tras la prohibición de los fundamentalistas a las mujeres afganas a trabajar en estas ONG. Sin embargo, reanudaron algunas labores relacionadas con la salud y la educación.
Entre esas organizaciones está Pen Path, cuya actividad principal se centra en la educación. El fundador de Pen Path, Matiullah Wesa, fue encarcelado hace unos meses por los talibanes, víctima de la persecución a disidentes; por el momento, nada se sabe de él. Ahora, es su hermano Attaullah quien dirige la organización «La situación es desastrosa», asegura a través de Whatsapp. Esta ONG trabaja sobre todo en la divulgación de los derechos básicos de los niños. Utilizan pequeños autobuses para recorrer pueblo por pueblo todo el país y «concienciar a la gente sobre sus derechos». «Contamos con 3.000 voluntarios, todos son afganos. Gran parte de nuestro equipo son mujeres, y a pesar de la prohibición de los talibanes de que las mujeres trabajen con nosotros, aquí siguen», continúa.
La financiación escasea
El mayor problema al que se enfrenta esta organización es la falta de dinero para llevar a cabo sus proyectos. Las agencias humanitarias ya han advertido que cada vez son menos los donantes, muchos de ellos los propios afganos que salieron del país en 2021, y que repercute directamente a la protección de los más vulnerables. La falta de dinero también ha hecho que los hospitales vivan una situación límite.
«No tenemos medicinas ni liquidez para comprarlas», dice con un tono desesperado Malalai Faizi, directora del único hospital de maternidad operativo en Kabul, que cuenta con 452 trabajadores. Sin medicinas en el hospital, son los propios pacientes quienes compran «donde sea» lo que necesitan, asegura la directora.
167 niños muertos al día
La situación médica, según Unicef, el fondo de las Naciones Unidas para la infancia, es una «catástrofe». Cada día, 167 niños mueren en Afganistán a causa de enfermedades que se pueden curar. La atención médica pública en el país nunca ha funcionado correctamente pero la llegada al poder de los talibanes hizo que el dinero extranjero, que financiaba casi la totalidad de la sanidad, se congelara. La falta de liquidez también está golpeando a los proyectos de las Naciones Unidas. Este fin de semana en Doha, donde se celebró una reunión para hablar sobre el futuro del país asiático, Guterres confirmó que la ONU permanecerá en Afganistán, «pero que el dinero se está acabado».
El papel de la ONU en el país, a pesar de que ha reducido en un gran número sus agencias y trabajadores, sigue siendo determinante. Según recoge la agencia, hay 20 agencias ubicadas en Afganistán, sobre todo en las zona más pobres (este, noreste y zona central) y cuenta con 3.300 afganos empleados por (2.700 hombres y 630 mujeres). El año pasado contaban con casi el doble de agencias y de trabajadores.
«Seguiremos trabajando», dicen los trabajadores humanitarios, «pero necesitamos la ayuda internacional. Solos no podemos», sentencian.
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