El G-7 acuerda nuevas sanciones contra Rusia antes de recibir a Zelenski: los diamantes, en el objetivo
Estados Unidos y Gran Bretaña apuntan a sanciones contra los diamantes, el aluminio y contra las entidades que ayudan a Moscú a eludir las sanciones existentes
El nuevo Japón busca el foco en un G-7 unido frente a Rusia y China
Al menos de momento, la esperada contraofensiva de Ucrania sobre Rusia no está siendo militar, sino diplomática. Sorprendiendo a todo el mundo, parece que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, asistirá en persona a la cumbre del G-7 que se celebra este fin de semana en la ciudad japonesa de Hiroshima.
Tras avanzar la exclusiva el 'Financial Times', varios medios la han corroborado a través de diversas fuentes y el propio secretario del Consejo de Seguridad Nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, la ha confirmado a la televisión de su país. «¿Quién dudaba de que nuestro presidente no estaría presente allí? Estábamos seguros de que acudiría a cualquier parte del mundo, donde el país lo necesite, para resolver el asunto de la estabilidad», explicó Danilov, según recoge la BBC.
En su opinión, «cuestiones muy importantes» se abordarán en este encuentro y «por eso la presencia física de nuestro presidente es absolutamente crucial para defender nuestros intereses, para explicar y aportar propuestas y argumentos claros para los hechos que tienen lugar en nuestro país».
En principio, se esperaba que Zelenski compareciera por videoconferencia en la cumbre del G-7 este domingo, su último día. Aunque la organización todavía no lo ha confirmado, numerosas noticias dan por hecho que asistirá en persona ese día. De igual modo, otros medios publican que Zelenski viajará primero a la cumbre de la Liga Árabe en Arabia Saudí y luego volará en un avión del Gobierno francés hasta Japón.
Su viaje, que supone un enorme riesgo, es también un estudiado golpe de efecto. Además, está cargado de simbolismo por acudir a Hiroshima, la primera ciudad que sufrió el horror de la bomba atómica en 1945 y cuya sombra planea sobre la guerra de Ucrania por las amenazas nucleares de Putin. Estableciendo los evidentes paralelismos entre Hiroshima y Nagasaki y las ciudades más devastadas por los bombardeos rusos, Zelenski aprovechará su presencia para pedir más ayuda militar a las potencias del G-7, que reúne a las democracias más avanzadas: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá.
En su reciente gira por Europa, el presidente ucraniano visitó algunos de estos países e insistió en que necesita más armamento sofisticado y munición para llevar a cabo una contraofensiva que le permita recuperar los territorios arrebatados por Rusia. Venciendo sus reticencias iniciales para que el conflicto no escale aún más, el presidente de EE.UU., Joe Biden, se muestra ahora dispuesto a permitir que la Unión Europea exporte sus cazas F-16 a Ucrania como pide Holanda, según informa 'The Washington Post'. A ese envío de armamento se uniría también la formación en suelo europeo de los pilotos ucranianos. Si Zelenski se presenta finalmente en la cumbre del G-7, será una ocasión de oro para conseguir la ayuda militar que tanto necesita y es improbable que se marche de Hiroshima con las manos vacías.
Sanciones a Rusia
Junto al posible envío de armamento a Ucrania, otro de los frentes del G-7 son las sanciones contra Rusia, que se verán incrementadas en esta reunión. A tenor de la agencia Reuters, un primer borrador de la declaración oficial de la cumbre contempla «nuevas sanciones y medidas para aumentar los costes de Rusia y de aquellos que apoyan sus esfuerzos de guerra», así como un esfuerzo para que Moscú «no utilice más su disponibilidad de energía como un arma contra el mundo». Pero todavía está por ver el consenso dentro del propio G-7 sobre la amplitud de las sanciones.
Mientras EE.UU. apunta a 70 entidades de Rusia y otros países con 300 nuevas sanciones y el Reino Unido baraja prohibir sus importaciones de aluminio, cobre y níquel, otros gobiernos no se atreven a tanto para no dañar también sus propios intereses económicos. Sobre el tapete hay un paquete de sanciones al negocio de los diamantes rusos, que genera entre 4.000 y 5.000 millones de dólares. Pero estados como Bélgica, la India y Emiratos Árabes se lucran también de este comercio y todo apunta a que pondrán reparos.
«Hay un debate sobre las sanciones dentro del G-7 y otro al nivel de la UE», reconoció el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, en una comparecencia ante la Prensa. A pesar de las dificultades para alcanzar un consenso porque «cada paquete de sanciones despierta dudas sobre la unidad de la UE», recordó que «hemos tenido éxito en diez ocasiones anteriores y cada una es más difícil que la anterior».
Otro de los focos de atención de esta cumbre es China, a la que Michel advirtió de que el G-7 y la UE seguirán defendiendo sus valores democráticos y pidiendo el respeto de los derechos humanos y las libertades en Hong Kong, Xinjiang y Tíbet. Aunque apostó por «reducir los riesgos y la dependencia», dejó claro que era necesario «seguir colaborando con China en retos globales».
Coincidió con él el canciller alemán, Olaf Scholz, quien insistió en que «ni un solo país persigue desacoplarse de China», pero matizó que «queremos organizar las relaciones del suministro global, el comercio y las inversiones de tal modo que los riesgos no se vean incrementados por la dependencia con algún país».
Más allá de las declaraciones de intenciones, esta primera jornada de la cumbre se completó con reuniones de trabajo y una visita al Museo de la Paz, que documenta el horror de la primera bomba atómica arrojada por EE.UU. sobre Japón al final de la Segunda Guerra Mundial. Al término del recorrido, los dirigentes del G-7 y la UE depositaron coronas de flores en recuerdo de sus víctimas, una imagen simbólica por la paz que, por desgracia, choca con la belicosidad de estos tiempos por la guerra de Ucrania.
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