El desencanto de la disidencia

La oposición lamenta que no se haya abordado la reforma política y que el régimen siga sin relevo generacional

El desencanto de la disidencia REUTERS

CARMEN MUÑOZ

Aunque sabían de antemano que los comunistas cubanos no iban a abordar la reforma política, durante cuatro días eternos de congreso en La Habana, la decepción entre la disidencia fue mayúscula cuando se confirmó que no iba a producirse el relevo generacional ni para el segundo puesto del partido único.

Como ha hecho la disidencia de forma unánime, Payá lamentó que el VI Congreso hablara de «medidas, pero no de derechos ni de libertades». El defensor de derechos humanos Elizardo Sánchez —que por ese mismo motivo lo ha llamado «minicongreso»— aseguró que ha prevalecido la «voluntad continuista». «Hemos asistido simplemente a la ceremonia de reproducción de la alta nomenklatura totalitaria, que se ha regalado diez años más para seguir gobernando», señaló a ABC desde La Habana.

El disidente Guillermo Fariñas, que el año pasado realizó una huelga de hambre de hambre de 135 días para exigir la liberación de los presos políticos, consideró «cínico» el hecho de que Raúl Castro, a sus 79 años y después de gobernar durante más de medio siglo, limite los mandatos a un máximo de diez años. Lamentó además que de las grandes expectativas de los cubanos —compra-venta de viviendas y vehículos o el fin del permiso de entrada y salida de Cuba— solo se haya abordado lo primero, «pero vamos a ver con qué limitaciones».

Para ganar tiempo

Elizardo Sánchez resumió las medidas adoptadas por el PCC como «filigranas, buenos deseos de mucha gente, nada de reformas, solo cambios limitados, tardíos y de poco calado». Laura Pollán, una de las fundadoras de las Damas de Blanco, habló de «cambios cosméticos: no van a llegar a lo que el pueblo necesita son para ganar tiempo porque saben que están al borde del precipicio». Pollán, por ejemplo, ve difícil la subsistencia del incipiente sector privado en las actuales condiciones, «con impuestos leoninos y cuando es imposible ahorrar para emprender un negocio, todo es demagogia».

Su esposo, Héctor Maseda, preso político del «Grupo de los 75» excarcelado el pasado 12 de febrero, envió hace unos días a los dirigentes del régimen el documento «Cuba necesita ser salvada», en el que les advertía que «sin libertad no puede haber prosperidad» y les conminaba a hacer cambios «profundos», como dejar que la economía se rija por sus propias leyes, los salarios sean más justos, el coste de vida menos alto...

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