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Clinton pide a los rebeldes libios que luchen contra sus extremistas

El ministro de Interior del CNT replica desde Libia: «Nosotros no tenemos radicales en nuestras filas»La OTAN asegura que seguirá bombardeando zonas del país mientras Gadafi represente una amenaza

Clinton pide a los rebeldes libios que luchen contra sus extremistas AP

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Cuarenta y dos años después del golpe de Estado que derrocó al Rey Idris y permitió al coronel Gadafi tomar el poder, por la fuerza, doce jefes de Estado, diecisiete jefes de Gobierno y una veintena de ministros, representando a sesenta países, convocados por Francia y el Reino Unido, han puesto en el Elíseo los cimientos de la nueva Libia.

Nicolas Sarkozy y David Cameron, los convocantes de la Conferencia de la paz, la reconstrucción y la transición política libia, habían insistido en hacer coincidir esa celebración de la victoria militar de la OTAN y sus aliados con el aniversario del derrocamiento del Rey Idris, el 1 de septiembre de 1969, cinco meses y medio después del lanzamiento de las operaciones militares, avaladas por la ONU, que han puesto fin al régimen de Gadafi, huido y gesticulante, mientras los hombres del CNT comienzan la larga marcha de la reconstrucción de su país , con apoyo masivo de la comunidad internacional.

En una reunión y cena de trabajo, seguida de una conferencia de prensa de Nicolas Sarkozy, el presidente de Francia, y David Cameron, primer ministro del Reino Unido, hicieron un balance extremadamente positivo de la Cumbre por la paz, la amistad y la reconstrucción de Libia, insistiendo en varios puntos capitales: la OTAN proseguirá sus operaciones «mientras sea necesario» y «los culpables deberán ser juzgados». David Cameron deseó insistir en estos puntos, no menos esenciales: «Debe quedar muy claro: estamos colaborando, europeos y árabes, cristianos y musulmanes, en la construcción de una nueva Libia. Los defensores del antiguo régimen deben saber que la OTAN proseguirá sus operaciones mientras sea necesario. Al CNT le cabe la inmensa responsabilidad de comenzar la construcción de la nueva Libia con una base sólida». Al tiempo Hillary Clinton pidió a los rebeldes que después de luchar contra Gadafi «luchen también contra los extremistas que hay en sus filas» . El responsable de Interior rebelde, Ahmed Darrat, respondió desde Trípoli: «En nuestras filas no hay extremistas»

La dimensión política, mundial, de la victoria militar de la OTAN, fue orquestada con una gran foto de «familia»: los miembros del CNT «escoltados» por un areópago de jefes de Gobierno y ministros de influencia mundial... La nueva Libia nace con una espaldarazo que une, en una sola imagen, a los miembros de la coalición militar y a los grandes países que no habían deseado participar en las operaciones militares contra Gadafi, como Alemania o Rusia. España estuvo representada por el presidente Zapatero y su ministra de Asuntos exteriores , Trinidad Jiménez.

La dimensión económica del encuentro había sido y sigue siendo objeto de incontables negociaciones de fondo y de forma. El CNT desea que se «acelere» la transferencia a sus cuentas bancarias del total de activos que Gadafi puede tener en el extranjero (depósitos, filiales, acciones, bonos, numerario, etcétera). París y Madrid se encuentran entre las primeras capitales que han comenzado a realizar «transferencias» de urgencia. Antes y después de la Cumbre, hay pendiente un aspecto económico estratégico: la reconstrucción de Libia requerirá grandes inversiones, ofrecerá muchas oportunidades empresariales, y es un campo de batalla comercial para las grandes compañías petrolíferas.

Varias fuentes afirman que Francia ha conseguido oficiosamente, para sus compañías, el control del 30 o el 35 por ciento del petróleo libio. El CNT ha desmentido sin mucho vigor tales afirmaciones, insistiendo en que las negociaciones por venir serán «totalmente transparentes». Libia tiene las reservas de petróleo más importantes de África, y exporta hacia Europa el 80 por ciento de su producción. Parece sensato pensar que las grandes compañías de los países miembros de la coalición militar contra Gadafi están llamadas a ocupar un puesto privilegiado en el futuro.

Batalla empresarial

A muy corto plazo, Libia necesitará reconstruir sus infraestructuras nacionales y construir nuevas carreteras, reconstruir sus ciudades... Se trata de un campo de batalla empresarial en el que los aliados militares (Francia, Reino Unido, EE.UU., España, entre otros) esperan conseguir sustanciosos contratos, esenciales, quizá, en tiempos de crisis y paro de masas. En el terreno político, la comunidad internacional espera del CNT una «hoja de ruta» para la inmediata transición política nacional. Nadie espera ni se atreve a imaginar, en voz alta, «injerencias exteriores» de ningún tipo . Sin embargo, la Conferencia de la paz, la reconstrucción y la transición política libia también han tenido por objetivo, esencial, consolidar el puesto de la nueva Libia en la sociedad de naciones, dejando un margen de maniobra más o menos modesto a cualquier intento de «experiencia» política o religiosa más o menos «autárquica».

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