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Un tribunal turco libera a seis presuntos terroristas islamistas ante la ausencia de juicio

Los acusados, miembros del Hizbolá turco, han pasado diez años en la cárcel sin ser juzgados

Un tribunal turco libera a seis presuntos terroristas islamistas ante la ausencia de juicio Ap

daniel iriarte

Era, probablemente, la única decisión legal posible, pero no por ello ha sido menos polémica: este martes, el 14º Alto Tribunal Criminal de Estambul ha puesto en libertad a los últimos miembros de la organización terrorista Hizbolá-Turquía que quedaban en prisión por los asesinatos cometidos por esta banda en los años 90. Los seis militantes, entre ellos Mehmet Bahattin Temel , el presunto líder de la organización, y su jefe militar, Haci Inan , han sido excarcelados de la prisión de máxima seguridad de Edirne.

El problema es que estas personas han pasado más de diez años en la cárcel sin ser juzgadas, por lo que no es posible mantenerlos en prisión, de acuerdo con las recientes reformas en el código penal turco. El pasado 4 de enero, otros dieciocho miembros de este grupo fueron ya puestos en libertad por este motivo. Una docena de ellos se dieron a la fuga, aunque la mayoría volvieron a ser arrestados poco después. No fue el caso de Inan, que se mantuvo en el radar de las autoridades. Pero dos semanas más tarde, éstas decidieron que el riesgo de huida era demasiado grande, por lo que volvieron a encarcelarle. Hasta ahora.

Inan siempre ha proclamado su inocencia: «No tengo otra culpa que la de ser musulmán . Antes de los años 80 trabajábamos juntos con los que ahora son presidente y primer ministro. Ellos han sufrido lo mismo que nosotros. El primer ministro [Recep Tayyip Erdogán] es una persona religiosa. ¿Cómo voy a utilizar el terror contra él?», ha declarado.

El Hizbolá turco no tiene relación con su homólogo libanés (el nombre significa solamente Partido de Dios), y continúa activo, aunque desde 2003 solo desarrolla actividades no violentas. Pero tiene un pasado sanguinario: a la organización se le imputan al menos 188 asesinatos, incluyendo el de la escritora Konca Kuris y el del jefe de policía de Diyarbakir, Gaffar Okkan.

Ácido en la cara

Creado a principios de los ochenta, este grupo islamista suní fue inicialmente asistido por el Irán revolucionario , donde varios de sus miembros recibieron entrenamiento militar y político, entre ellos su fundador, Hüseyin Velioglu . Durante años impusieron su estricta versión de la ley islámica en algunos barrios de diversas ciudades del sureste de Turquía. En Diyarbakir, por ejemplo, arrojaban ácido a la cara de las mujeres que no se cubrían con el velo.

A partir de 1987, la organización dio el paso a la «lucha armada», iniciando su larga carrera de asesinatos. «Los crímenes cometidos por estos grupos han ocurrido en cuatro contextos diferentes: luchas internas, el conflicto con el PKK, asesinatos por contrato, y la campaña contra prominentes secularistas», afirma el analista Andrew Mango, autor del libro «Turquía y la guerra contra el terrorismo».

Parece probado que el régimen del ayatolá Jomeini contrató los servicios de la organización para que eliminase a disidentes iraníes refugiados en Turquía. Y existen numerosos indicios de que el Estado turco utilizó a los pistoleros de Hizbolá en la «guerra sucia» contra el PKK . Los simpatizantes de la guerrilla kurda -en aquella época, de orientación marxista y atea- se convirtieron en el objetivo predilecto de los islamistas, que atacaban sus casas y locales con bombas incendiarias y los ejecutaban en plena calle, de un tiro en la nuca.

Para finales de los 90, la organización estaba totalmente fuera de control, lo que disparó las alarmas de las unidades antiterroristas de las fuerzas de seguridad turcas. El 17 de enero de 2000, la Policía de Estambul asaltó el domicilio de Hüseyin Velioglu, que murió en el tiroteo. En la casa se encontraron docenas de cadáveres maniatados, así como abundante armamento. La investigación posterior descubrió numerosas fosas comunes en las que las víctimas habían sido torturadas y enterradas vivas.

El Hizbolá turco todavía mantuvo su estrategia violenta durante tres años, pero la Policía no tardó en desmantelar la organización, arrestando a más de 6.000 de sus miembros. Muchos de ellos nunca fueron juzgados. Por eso, ahora a la Justicia turca no le ha quedado más remedio que devolverlos a la calle.

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