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Strauss-Kahn se declara «no culpable» de delitos sexuales

La vista sobre el exdirector del FMI, que podría ser condenado hasta a 25 años de prisión, comenzó antes de lo previsto y se resolvió en pocos minutos

Strauss-Kahn se declara «no culpable» de delitos sexuales AP

anna grau

Dominique Strauss-Kahn se ha declarado no culpable de las acusaciones de tratar de violar a una camarera de hotel y de forzarla a realizarle sexo oral . Con un impecable traje oscuro que parecía hacer juego con la indumentaria también grave de su mujer, Anne Sinclair , y con la primera corbata que se le ve en público desde que estalló el escándalo, el ex director gerente del FMI ha comparecido muy brevemente –cuatro minutos en total– ante el tribunal penal de Nueva York. Bastó para organizar un buen alboroto. Decenas de camareras de hoteles de lujo de Manhattan le recibieron con gritos que decían lo mismo en inglés y en español: «shame on you» y «sinvergüenza».

Estas camareras trabajan en establecimientos como el Pierre o el Hilton, que este lunes les dieron permiso para ausentarse y protagonizar su protesta. Así lo había negociado su sindicato, que asimismo negocia la instalación en las habitaciones de hotel de botones de alarma que las empleadas puedan oprimir si se sienten amenazadas. Al parecer ellas se sienten así muy a menudo. Luz, camarera del Hilton desde 1998, declaró a ABC que abusos como los denunciados por la camarera del Sofitel ocurren «constantemente». «Por desgracia es muy habitual que cuando entramos a limpiar la habitación de un hombre solo, este se nos aparezca desnudo», denunció. «¿Y qué hacen ustedes entonces?», indagamos. Respuesta: «Pues volver a cerrar la puerta y marcharnos».

Precisamente una de las grandes incógnitas del caso es por qué la camarera del Sofitel no hizo esto y en cambio se adentró más y más en la suite de Strauss-Kahn. Si era una situación tan frecuente y tan previsible, ¿cómo no supo ponerse a salvo? Pero las camareras concentradas a la puerta del juzgado no quieren ni oír hablar de poner en duda la versión de su compañera, a la que ninguna conoce personalmente, dicen. «Pero sí nos conocemos esta historia», remachan. A su juicio todos los misterios de este caso se explican por qué la camarera del Sofitel fue «la más valiente» . Sin vacilar la comparan con la heroína de los derechos civiles Rosa Parks, quien hizo historia al convertirse en la primera negra que se negaba a cederle el asiento en un autobús a un blanco. «Aunque en este caso ella, además de ser muy valiente, encontró un manager dispuesto a apoyarla, que no pasa siempre», apostilla Luz.

La víctima, blindada

A la salida del tribunal Strauss-Kahn y su mujer, siempre flanqueados por dos enormes guardias de seguridad, tuvieron que atravesar de nuevo el pasillo de improperios y de gritos de «¡sinvergüenza!» antes de introducirse en el vehículo que los llevaría de vuelta al número 153 de la calle Franklin. En circunstancias normales la distancia se puede recorrer andando, pero las circunstancias no eran en absoluto normales. La jaula de oro del ex director gerente del FMI es más dorada que nunca desde que el pasado 31 de mayo una empresa de mudanzas trasladó varios enseres de la mansión de los Strauss-Kahn en Washington a la casa de Tribeca. Vinieron muebles, alfombras y hasta obras de arte. Todo apunta que Strauss-Kahn tiene claro que le aguarda arresto domiciliario para rato.

Y es que si algo quedó meridianamente claro ayer, es que no hay componenda posible entre las partes y habrá lucha. Ni el nuevo fiscal de Nueva York, Cyrus Vance –ansioso de hacer méritos– tendrá ninguna piedad de su primer acusado estrella, ni Strauss-Kahn admitirá ni remotamente que hubo violación. Con lo cual habrá juicio, y saltarán chispas y previsiblemente mucha porquería. No es ningún secreto que la acusación y la defensa se están investigando entre sí a la caza de trapos sucios.

Esto es especialmente importante en un caso en que, a falta de pruebas concluyentes o de testigos, es la palabra de ella contra la de él. Aunque la fiscalía insiste en que las evidencias contra Strauss-Kahn son abrumadoras y «crecen cada día que pasa». Parte de esas evidencias podrían basarse en testimonios de mujeres que salgan ahora diciendo que ellas padecieron abusos parecidos en el pasado, pero no está muy claro que las leyes de Estados Unidos acepten este tipo de analogías, si carecen de soporte penal.

Por su parte Benjamin Brafman , el jefe del equipo de abogados de Strauss-Kahn, declaró a la salida del juzgado que se ven capaces de dejar claro que no hubo nada «forzado» en la actividad sexual entre el político y la camarera y que todo intento de sugerir lo contrario «simplemente no es creíble». La defensa ha multiplicado sus insinuaciones sobre la falta de credibilidad de la supuesta víctima, pero por ahora no han dejado claro si piensan acusarla de tergiversar los hechos por vergüenza o por remordimiento –por ejemplo, porque hubiera consentido en tener sexo, pero luego se arrepintiera– o directamente de actuar con un móvil económico.

Por de pronto la camarera también parece dispuesta a luchar y para nada pensada en tirar la toalla, que es el terror de la fiscalía en estos casos, y de ahí que traten de blindarla por todos los medios de presiones. La mujer sigue desaparecida y sin dar la cara ante el juez. Pero uno de sus abogados, Kenneth Thompson, afirmó que, aún estando «devastada y muy traumatizada», a la vez se mantiene firme, «como una mujer de gran dignidad que es», y absolutamente decidida a «subir al estrado de los testigos y contar al mundo lo que Dominique Strauss-Kahn le hizo». No aclaró si ella o su familia han recibido alguna oferta económica para que no lo haga. Habrá una nueva cita ante el juez el próximo 18 de julio.

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