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La voz de Sierra Maestra

Con la muerte de Carlos Franqui, el viernes en su exilio de Puerto Rico, desaparece uno de los principales y primeros intelectuales disidientes del castrismo. Desde Sierra Maestra difundía al pueblo las bondades de la revolución a través de la mítica Radio Rebelde

«¿Quién te ha dado permiso para afeitarte, la barba pertenece a la revolución?», le recriminó Fidel Castro a Carlos Franqui pocos días después de llegar al poder en enero de 1959. El escritor, periodista, poeta, crítico de arte y luego disidente le respondió que «mi hijo no me había reconocido; que hacía mucho calor; que no me gustaban las barbas; que iba a dirigir un periódico y, además, que me parecía que un día no iba «a haber más barba que la tuya, Fidel»». La respuesta, que Franqui escribe en su libro «Cuba, la revolución: ¿mito o realidad?», quizá fue premonitoria del rápido desencanto de uno de los intelectuales originales del castrismo.

Carlos Franqui murió el viernes a los 89 años en San Juan de Puerto Rico, donde se había exiliado en la década de los 90 y fundó la revista «Carta de Cuba». Desde esa isla fue colaborador de ABC.

Nacido en un cañaveral de Clavellinas, Villa Clara, en 1921, pronto se unió al Partido Comunista de Cuba, que dejaría después de crear células en varios pueblos. Lector voraz y amante del arte contemporáneo, para ganarse la vida comenzó a trabajar como periodista. Se involucró en movimientos literarios y artísticos de la isla, de ahí su amistad con el escritor Guillermo Cabrera Infante.

Tras el golpe de Fulgencio Batista en 1952, se enroló en el Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro, que le llevó a sufrir arrestos, torturas y al exilio. El hoy enfermo dictador le reclutó para organizar la propaganda en Sierra Maestra, desde donde difundió al pueblo la revolución a través de Radio Rebelde.

El comandante revolucionario Huber Matos explicaba ayer a ABC desde Miami que Franqui «nunca fue de la total confianza de Fidel Castro, aunque lo utilizó para la propaganda, porque lo conocía bien y sospechaba que tenía una «agenda escondida»».

Director de «Revolución»

Con la victoria de los barbudos en 1959, Castro le encargó la dirección del periódico oficial «Revolución». Pero su deseo de mantener un criterio independiente le costó el puesto en 1963. Entonces se convirtió en el embajador de la revolución entre la intelectualidad europea. Y en uno de esos viajes «se quedó» en Italia. El escritor Norberto Fuentes recuerda que «el gran éxito» de Franqui fue llevar a Cuba a Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. En 1967 organizó en La Habana el Salón de Mayo, donde los principales artistas del mundo presentaron sus obras.

La ruptura definitiva con la dictadura fue en 1968, cuando condenó la invasión soviética de Checoslovaquia. El régimen comunista lo incluyó entonces en la lista negra de los traidores y se convirtió en un crítico incómodo. Tan incómodo que Castro lo «borró» de una foto histórica en la que aparecían juntos. En el libro «Retrato de familia con Fidel», de Carlos Franqui, aparece el antes y después de esa fotografía. Al más puro estilo estalinista.

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