Schroeder pierde la confianza del Parlamento y abre la vía para convocar elecciones
El canciller alemán, Gerhard Schroeder, consiguió hoy su propósito de perder el voto de confianza en el Parlamento, lo que abre la vía a la disolución del Bundestag y la convocatoria de elecciones anticipadas, que el jefe de gobierno espera sirvan para dar nueva "legitimidad" a sus reformas.
En contra del canciller votaron un total de 296 diputados, que junto a los 148 que se abstuvieron sumaron una clara mayoría frente a los 151 parlamentarios que le expresaron la confianza.
En la declaración que precedió a la votación Schroeder desgranó los motivos que le condujeron a recurrir a tan inusual instrumento -sólo dos cancilleres hicieron lo mismo antes que él-, siempre con la mirada puesta en superar los obstáculos que pone la Constitución.
La Carta Magna exige que el resultado del voto de confianza no puede estar amañado y que la pérdida de confianza debe responder a una crisis real, algo que Schroeder ve dado ante las amenazas y presiones del ala izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que le exigió suavizar su programa de reformas sociolaboral. Estas presiones que empezaron con las diversas derrotas electorales del SPD en comicios regionales se acrecentaron, según Schroeder, en vísperas de las elecciones en Renania del Norte Westfalia, y mientras algunos críticos pedían la retirada del programa de reformas otros amenazaban con abandonar el partido. "Tengo que tomar en serio esas amenazas porque aparecían a diario en los medios de comunicación", a partir de la derrota de Renania quedó en entredicho si el gobierno seguía contando "con la plena capacidad de maniobra", una condición "indispensable" ante los retos nacionales y globales que debe afrontar el gobierno, explicó. Con ello hizo alusión al Constitucional, que en 1982, cuando Helmut Kohl perdió el voto de confianza con el mismo propósito que hoy Schroeder, subrayó que para que pueda disolverse el Legislativo el equilibrio de fuerzas en el mismo debe ser tal que "la capacidad de maniobra del canciller quede limitada o paralizada".
Como principal argumento político Schroeder adujo el deseo de ver refrendado su programa de reformas por el supremo. En las elecciones de 2002 la denominada Agenda 2010 todavía no se había diseñado, por lo que el ciudadano no ha tenido ocasión de pronunciarse. "No se trata de un plebiscito, pues no tenemos ese instrumento en Alemania, sino de convocar elecciones anticipadas y de solicitar el voto de confianza al elector", explicó Schroeder, quien subrayó que no tenía previsto abandonar el plan de reformas que considera "imprescindible".
El discurso de Schroeder, como el de los políticos que le sucedieron, estuvo marcado por el tono electoralista, no sólo porque pidió a los ciudadanos que le renueven la confianza y le permitan seguir adelante con las reformas, sino porque criticó a la oposición con el habitual vocabulario de campaña. "Nosotros acometimos todo aquello que el gobierno precedente no hizo. Empezamos algo para lo que la CDU y el FDP (conservadores y liberales) tuvieron tiempo pero no valor durante 16 años", dijo.
La candidata de la Unión Cristianodemócrata, Angela Merkel, le tomó el relevo en el mismo tono electoralista pero también le echó un capote con miras al Constitucional, al que se prevé recurrirá al menos un diputado en protesta por el procedimiento elegido. Merkel dio razón a Schroeder en lo que respecta a la falta de capacidad de maniobra y coincidió con él en que esa incapacidad se debe sobre todo al precario apoyo en sus propias filas. "Cuando hablábamos de la reforma sanitaria el problema no era la falta de acuerdo entre usted y yo", el problema es su partido, que le forzó a seguir una política de "zigzag" y a desandar cada paso acertado.
Merkel prometió un programa hecho "de una sola pieza" y un gobierno con capacidad de gestión, pues estará basado en mayorías en ambas cámaras, no sólo en el Bundestag sino también en el Bundesrat, la cámara regional, donde la oposición tiene una mayoría que le ha servido para bloquear leyes del gobierno socialdemócrata-verde. La próxima palabra la tendrá el presidente federal, Horst Koehler, a quien Schroeder acudirá hoy mismo para pedir la disolución de la cámara, y en cuya potestad está decidir si se han cumplido las condiciones necesarias.
El paso definitivo, sin embargo, puede quedar en manos del Constitucional, al que se prevé recurrirá el diputado verde Werner Schulz, quien en una declaración ante la cámara, acusó a Schroeder de haber "organizado" un voto "fingido" y con ello haber escenificado un procedimiento "absurdo" e indigno del parlamento.
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