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La UE se prepara para asumir un posible cambio en Francia

Merkel ha defendido abiertamente a Sarkozy, pero piensa ya en una posible victoria de Hollande en la segunda vuelta

La UE se prepara para asumir un posible cambio en Francia reuters

enrique serbeto

La Unión Europea sigue con especial atención la elección presidencial francesa y se prepara para asumir un posible cambio en el Elíseo , si los electores lo sancionasen en la senguda vuelta. No solo porque los medios electrónicos belgas en lengua francesa han permitido seguir desde Bruselas el escrutinio sin respetar las limitaciones legales que existen en Francia, sino porque el debate de la campaña electoral se ha centrado precisamente en dos visiones opuestas del rumbo del gobierno económico europeo: la promesa del socialista Francois Hollande, vencedor en la primera vuelta, de renegociar el Tratado Fiscal por el que se consolida constitucionalmente la contención del déficit presupuestario ha sido estudiada con gran atención desde Bruselas, aunque según funcionarios de la Comisión que conocen bien la política francesa, «sin demasiado nerviosismo» teniendo en cuenta los antecedentes. «Ahora se llama Tratado Fiscal, pero podemos llamarlo también pacto por la estabilidad fiscal y el crecimiento si eso puede hacer que Hollande se sintiese más cómodo si llega al Elíseo».

Lo que no parecen dispuestos a discutir es, por ahora, la esencia de la norma que limita el déficit presupuestario al 3 por ciento para todos los países, al menos eso es lo que piensa la canciller Angela Merkel, que ha sido la gran impulsora de esta política y que, según la prensa alemana, también «se prepara para una eventual victoria de Hollande» después de haber hecho campaña abiertamente con Sarkozy. El «eje» franco-alemán ha sido desde su fundación el núcleo duro de la UE en todos los sentidos y cualquiera que hayan sido las militancias de los sucesivos presidentes y cancilleres, la buena sintonía entre los dos ha repercutido en el buen funcionamiento de la Unión.

El problema para Merkel es que la victoria de Hollande representaría también un trofeo de incalculable valor para los que creen que se inicia una tendencia que va a llevar a otros socialistas al poder, en una Europa de la que prácticamente habían sido borrados por los gobernantes del Partido Popular Europeo.

Sin embargo, a corto o medio plazo están previstas nuevas elecciones en países de especial significación, en las que como ha sucedido en Francia la política de austeridad acaba siendo rechazada en la campaña electoral. En mayo se esperan las cruciales elecciones en Gre cia , en las que el país viene a pronunciarse sobre el plan de austeridad y reconstrucción que le ha sido impuesto por la «troika» (Comisión, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) y, después de la crisis que ha estallado precisamente en la elaboración del Presupuesto, Holanda acudirá probablemente a las urnas con la cuestión de su pertenencia al euro y a la UE como asunto estelar.

Y, a largo plazo, en Bruselas se cree que un presidente socialista en Francia tendría probablemente muy en cuenta a la hora de establecer sus relaciones con Angela Merkel que en la primavera que viene las elecciones le tocan a ella y que tal vez puede intentar contribuir a que el próximo eje franco-alemán sea monocolor, es decir, con gobiernos socialistas en Paris y en Berlín.

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