Anders B. Breivik, el asesino de los ojos azules
El carnicero de Utoya fue miembro de un foro neonazi y era recalcitrante islamófobo. Fue expulsado de un partido de derecha y tenía en su punto de mira a los socialistas noruegos
Anders B. Breivik, el asesino de los ojos azules
Anders Behring Breivik, el autor de la mayor matanza ocurrida en el país escandinavo desde la Segunda Guerra Mundial, es un noruego de 32 años, de buena familia, cabello rubio y penetrantes ojos azules, soltero, con estudios de dirección de empresas, granjero en apariencia, sin ingresos, enorme sangre fría y de tendencias ultraderechistas e islamófobas. Hasta este trágico viernes para Noruega no tenía antecedentes policiales, aunque poseía varias armas, una de ellas un fusil automático. Un compañero de clase entre los 13 y 16 años lo describió como «introvertido, pero buen estudiante».
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En medios noruegos aparecía como un fundamentalista cristiano, nacionalista, vinculado a la extrema derecha y con conexiones en redes masónicas. En su perfil de Facebook, de reciente creación y bloqueado por la Policía para no entorpecer las investigaciones, se define como persona de religión cristiana y conservador en política, aficionado a la caza y a videojuegos como «World of Warcraft» y «Modern Warfare 2». Sus libros de cabecera son «El Príncipe» de Maquiavelo y «1984», de George Orwell. Cuando ya estaba maquinando el infierno del pasado viernes, escribió el pasado 17 de julio en Twitter su único y significativo tuit, inspirado en una cita del filósofo inglés John Stuart Mill: «Una persona con una creencia es igual de fuerte que cien mil que solo tengan intereses».
Autocontrol
La personalidad de Breivik debe ser merecedora de un estudio psquiátrico. Mientras asesinaba a decenas de jóvenes socialistas disfrazado de policía se le veía «muy seguro, tranquilo y bajo control. Nunca echó a correr», según relató un testigo de la matanza de la isla de Utoya. Capaz de tranquilizar a sus próximas víctimas con un «acercaros, no hay nada que temer», tuvo que ser reducido con gases lacrimógenos lanzados desde un helicóptero. Otra prueba de su sangre fría es que después de perpetrar el atentado en el centro de Oslo, recorrió los cuarenta kilómetros hasta la isla de Utoya y para entrar en el campamento, y sin el menor signo de nerviosismo, se identificó como un policía que iba a supervisar la seguridad del evento de las juventudes socialistas. Un partido que tenía en su punto de mira. En el registro de su casa la Policía halló varios mensajes colgados en internet de contenido nacionalista, ultraderechista, hostil al islam y a la sociedad multicultural. En concreto, en www.document.no
Anders Behring Breivik perteneció al Partido del Progreso (FrP) y a su movimiento juvenil, reconocía ayer esta formación de la derecha populista noruega. Aunque después fue expulsado de la formación. El presidente del FrP, Siv Jensen, se lamentaba ayer de que «esta persona haya estado entre nosotros» desde 1999 hasta 2006. Breivik también fue un responsable local de las juventudes del partido entre 2002 y 2004, según el comunicado divulgado por la agencia France Presse.
Sin ingresos
El autor del atentado de Oslo y la carnicería de Utoya no parece que tuviera un oficio claro. Los datos fiscales, que en Noruega están abiertos a la consulta pública, muestran que Anders no tuvo ingresos durante 2009 y solo sumas insignificantes en los años precedentes. En su perfil de Facebook aparece como «gerente de Breivik Geofarm», una granja de productos agrícolas que este «fundamentalista cristiano» registró en Rena, una localidad al este de Noruega. Tal negocio, según las autoridades del país nórdico, le habría permitido encargar seis toneladas de fertilizantes de nitrato de amonio, un ingrediente que puede ser utilizado para hacer los explosivos.
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