Pedro Rodríguez - De lejos
Trump y la vacuna: es complicado
Con tantas mentiras y teorías conspirativas, el presidente ha logrado politizar el arma contra el virus

A estas alturas, se sabe perfectamente que Donald Trump es un virtuoso del autobombo, siempre en búsqueda de un hiperbólico protagonismo y dispuesto a apuntarse méritos aunque no le correspondan. Por eso llama la atención el sospechoso silencio que el presidente de EE.UU. ... mantiene sobre las vacunas aprobadas como gran esperanza en la lucha contra el Covid-19. De hecho, más de 700.000 americanos ya han recibido la primera dosis de la versión comercializada por Pfizer-BioNTech . Entre ellos, el vicepresidente Mike Pence y el presidente electo Joe Biden .
Sin necesidad de exagerar, el presidente Trump podría presumir de que su gobierno ha hecho todo lo posible por incentivar y acelerar el desarrollo de estas vacunas a través del programa federal conocido como Operación Warp Speed (OWS) , con un presupuesto inicial de 10.000 millones de dólares. Esta asociación del sector público privado promovida por la Casa Blanca se ha dedicado con suficiente éxito a facilitar el desarrollo, la fabricación y la distribución de vacunas, terapias y pruebas de diagnóstico.
Salvo algún esporádico tuit, Trump se ha mantenido completamente al margen del desembarco de las vacunas, justo en un momento crítico para asegurarse la participación ciudadana en la masiva campaña de inoculaciones puesta en marcha con la coordinación logística del Pentágono. Aunque su inefable secretaria de Prensa, Kayleigh McEnany , presume de la «vacuna de Trump», el presidente no está ni se le espera en la lista de líderes americanos dispuestos a dar ejemplo. Sin importar la recomendación de que aquellos que han sufrido el Covid también sean vacunados.
Esta irresponsable ausencia ha calado entre los más fanáticos seguidores de Trump, que tampoco están dispuestos a vacunarse. Una profunda desconfianza en el gobierno está alimentando las dudas sobre la vacuna sobre todo entre republicanos, que son mucho más propensos que los demócratas a resistirse a ser inoculados. Con tantas mentiras y teorías conspirativas, el presidente ha conseguido politizar las vacunas. Sin un mínimo de confianza, nada puede funcionar. Ni tan si quiera la mejor vacuna.
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