Pedro Rodríguez
La miope arrogancia del Brexit
A la Gran Bretaña fuera de la Unión Europea le sobran ahora motivos para sentir lástima de sí misma
![Activistas contra el Brexit en Manchester](https://s2.abcstatics.com/media/internacional/2021/10/05/Clipboard-kpPD--1248x698@abc.jpg)
Interminables colas en las gasolineras. Conductores desesperados peleándose mientras los surtidores se agotan. Militares desplegados para distribuir combustible por todo el país. Y como trasfondo, la pandemia se extiende, los supermercados y las farmacias siguen desabastecidos, mientras las familias se hunden en la pobreza porque ... los conservadores han decidido que habría que empezar a cuadrar las cuentas públicas desajustadas por la pandemia recortando programas sociales.
A la Gran Bretaña del 2021, fuera de la Unión Europea y sufridora de todos estos males tan anticipados como vergonzosos, le sobran motivos para sentir lástima de sí misma. Como ha explicado el intelectual irlandés Fintan O’Toole en su libro ‘Un fracaso heroico’, la autocompasión implícita en el Brexit era una especie de retorcido placer que lleva a querer estar solos. Sin importar que la soledad, como el arroz, tengan su punto. En el caso del Reino Unido, esa querencia a la solitaria parálisis habría estado impulsada por una mezcla de indignación instrumentalizada y pena-penita-pena por una identidad nacional terriblemente agraviada.
De hecho, el Brexit solamente tenía sentido en el contexto de una nación que se mira al espejo y siente bastante lástima. Según Fintan O’Toole, la clave del ejercicio de autocompasión de la Gran Bretaña que se enfrenta a las Navidades quizá más lúgubres desde la Segunda Guerra Mundial debe buscarse en la intersección de dos cuestiones aparentemente incompatibles: un profundo sentido de agravio y un profundo sentido de superioridad.
«Cuanto mejor pensamos de nosotros mismos, más pena sentimos por nosotros cuando no conseguimos lo que sabemos que merecemos», razona O’Toole para explicar esa supremacía identitaria que siempre busca la excepcionalidad frente a reglas del juego que obligan al resto de los mortales. Por esto, resulta difícil resistirse a un libro como ‘Un fracaso heroico’ que arranca con un demoledor proverbio turco: «Un inglés quemará su cama para cazar una pulga». Hasta en el Gran Bazar de Estambul es sabido que el nacional-populismo nunca repara en gastos.
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