Operación rearme: Alemania quiere convertir un ejército «desnudo» ante Putin en el mayor de Europa

En una sesión parlamentaria, el pasado invierno, se mencionó incluso que los soldados carecían de ropa interior adecuada a la bajas temperaturas lituanas. Y el día que comenzó la invasión de Ucrania, el general Alfons Mais lamentó en las redes sociales: «En mis 41 años de servicio nunca hubiera creído que tendría que vivir esto. Y la Bundeswehr , el ejército que tengo que liderar, está más o menos desnudo». El reproche iba dirigido a los gobiernos de todos los colores que, desde el final de la Guerra Fría, han venido despreciando a las fuerzas armadas, cuyo equipamiento ha sufrido los altibajos de la historia traducidos en dotación presupuestaria.

La Bundeswehr fue creada en 1955 con una dotación de 101 soldados voluntarios. Hacía solo una década del final de la II Guerra Mundial y nadie quería un ejército alemán fuerte, ni siquiera los alemanes. El servicio militar obligatorio arrancó en 1956 y la objeción de conciencia fue legislada en 1977. Pero después de Kennedy, que todavía mantuvo la Guerra Fría en el terreno de «la lucha por las mentes de los hombres», EE.UU. consideró importante que Alemania pasase al plano armamentístico y los gobiernos de Bonn fueron invirtiendo en el ejército hasta lograr una fuerza de 495.000 militares repartidos en doce divisiones. La aviación dispuso de un grupo de combate táctico y formó parte de la defensa aérea integrada de la OTAN . La Marina contó con navíos rápidos y estuvo equipada para la defensa desde los países bálticos y la contención de la flota soviética.

Tras la caída del Muro de Berlín, en 1990, 20.000 soldados de la antigua NVA de la RDA fueron traspasados a la Bundeswehr junto a armamento que fue en su mayoría destruido, vendido o incluso regalado, debido a su obsolescencia, como dotaciones de tanques que fueron a parar a Turquía, los aviones MiG-29 a Polonia, o los 39 barcos de guerra que compró Indonesia.

La Alemania reunificada de Helmut Kohl tenía la firme voluntad de mostrarse a Europa como un enano militar, para evitar suspicacias. Los recortes militares formaron parte de la telaraña de negociaciones diplomáticas que llevó a cabo el ministro de Exteriores liberal, Hans-Dietrich Genscher, y esa ha sido la política mantenida prácticamente hasta la invasión de Ucrania por los sucesivos gobiernos alemanes. Si en 1989 la Bundeswehr contaba con más de 5.000 tanques de combate, hoy cuenta con menos de 300. Durante el mismo período, el número de soldados ha descendido desde casi medio millón a menos de 200.000.

La actual generación de oficiales ha sido moldeada en las misiones de paz en el extranjero, en los Balcanes, Afganistán y Mali , acompañadas siempre de gran polémica y agrios debates parlamentarios. Solo después de la anexión rusa de Crimea, en 2014, el gobierno Merkel comenzó a dar marcha atrás. Ese año, el presupuesto de Defensa se situó en 32.400 millones de euros y desde entonces ha aumentado en unos 50.000 millones, aunque todavía significativamente por debajo del 2% del PIB que exige la OTAN. Entre los avances de esa etapa destaca la creación en 2017 del Comando del Espacio Cibernético e Informático (Kdo CIR), con 13.500 efectivos a las órdenes del teniente general Ludwig Leinhos.

Esta semana, el gobierno y la oposición han pactado una reforma de la Ley Fundamental que permitirá la inyección inmediata de 100.000 millones de euros y en adelante del 2% del PIB , pero no es posible darle la vuelta a una organización militar como la Bundeswehr de un año para otro y los objetivos previstos para principios de la próxima década se persiguen ahora en el plazo de dos o tres años. El alto mando ha ordenado un inventario general para determinar qué unidades podrían ofrecerse a la OTAN a corto plazo, para fortalecer el flanco oriental, y el informe ofrece una idea de la situación. Alemania podría ofrecer una compañía de infantería de 150 soldados con una docena de vehículos blindados de combate Boxer, a la que se sumaría después una segunda compañía junto a tropas francesas en Rumanía.

La Fuerza Aérea ha enviado tres aviones Eurofighter y la Bundeswehr tiene potencial para desplegar el sistema de defensa aérea Patriot allí o en Lituania. En el Báltico hay ya un avión de patrulla marítima P-3C Orion, los cazaminas Fulda y Datteln y la fragata Sachsen, que con su potente radar SMART-L puede controlar prácticamente todo el espacio aéreo sobre el Báltico. Podrían sumarse una corbeta y una fragata procedentes de misiones en curso en el Mediterráneo. Pero se trata de una fuerza de reacción rápida y los informes internos de la Budeswehr reconocen que falta de «operatividad» y «capacidad de arranque en frío», carencias que Lambrecht atajará con compras inmediatas de helicópteros de transporte pesado, dispositivos de alta tecnología y sistemas de comunicaciones. Solo en municiones gastará 20.000 millones de euros. La Bundeswehr comienza una nueva etapa en la que tiene «mucho que hacer» para despertar de décadas de letargo.