FRANCIA

Hollande gana la primera vuelta de las primarias socialistas francesas

Aubry le disputará la nominación el próximo domingo. Ségolène Royal ha sido la gran derrotada

Hollande gana la primera vuelta de las primarias socialistas francesas EFE

JUAN PEDRO QUIÑONERO

François Hollande ganó la primera vuelta de las primarias socialistas. Pero el buen resultado de Martine Aubry anuncia una segunda vuelta imprevisible. Ya que los dos millones de votantes, de la más diversa sensibilidad, apoyaron mayoritariamente a los candidatos más a la izquierda, en detrimento relativo de los candidatos más socialdemócratas. Sea cual sea el resultado definitivo, el domingo que viene, las elecciones primarias, destinadas a elegir el candidato socialista que deberá enfrentarse a Nicolas Sarkozy, han comenzado a modificar el funcionamiento político de la V República francesa.

Henri Guaino, consejero especial de Sarkozy, fue la primera personalidad conservadora en reconocer que las primarias socialistas han sido «un éxito cuantitativo». Subrayando: «Éxito que no prejuzga en absoluto la evolución y el resultado final de la campaña presidencial». Los resultados de la primera vuelta sugieren una fragmentación de fondo de los militantes y simpatizantes socialistas.

Con el 39.2 % por ciento de los votos, François Hollande gana la primera vuelta. Con un resultado mucho más modesto de lo esperado. Hollande sigue siendo el favorito de los sondeos. Pero la primera vuelta ha subrayado la fragilidad de sus posiciones moderadas. Su ambigüedad calculada, su posición «arbitral», sus llamamientos al «rigor» presupuestario, chocan con las posiciones de fondo de la izquierda socialista y las izquierdas comunistas y troskistas, muy minoritarias, pero imprescindibles para un candidato socialista.

Con el 30.5 por ciento por ciento de los votos, Martine Aubry consigue unos resultados más estimulantes de lo esperando. Su campaña, a toda izquierda, ha dado buenos resultados potenciales. Su segundo puesto la sitúa en muy buena posición ante la segunda vuelta: ha conseguido relativizar el liderazgo potencial de Hollande, acusando desde hace años de ser un «p... floja». Acusación burda pero temible, para una izquierda que quiere una campaña dura contra Sarkozy

En tercera posición, con el 17.3 por ciento de los votos, Arnaud Montebourg pudiera ser el árbitro de la segunda vuelta. Él es la gran revelación de las primarias, autor de un panfleto antimundialización, que Pascal Lamy, una de las figuras históricas de la socialmodecracia francesa, ha calificado de «perfectamente arcaico». Si Montebourg hiciese campaña a favor de Aubry, la segunda vuelta pudiera tener una dimensión brutal y temible para los reformistas moderados. Marine Le Pen, candidata a la presidencia de la República, también piensa que Montebourg es el «mejor» candidato socialista, encarnando un voto «soberanista» seductor a la izquierda y la derecha.

Gran derrotada

Ségolène Royal , la candidata derrotada por Nicolas Sarkozy en las presidenciales del 2007, queda en una humillante posición, con un 7 por ciento de los votos . Quizá se trate del hundimiento de una de las grandes estrellas del socialismo francés de la última década. En cuarta posición, rozando la quinta, Ségolène está «perdiendo los papeles». Ex de Hollande, pudiera inclinarse por pedir un voto de castigo contra el padre de sus hijos.

Manuel Valls , por su parte, ha sido víctima de su imagen de candidato «conservador», socialdemócrata y «liberal», calificativos que caen muy mal entre los simpatizantes de la izquierda francesa. Su modesto 5.5 por cientio quizá sea un reflejo de las tentaciones «izquierdistas» del socialismo francés. Valls publicó un libro hace dos años diciendo, en sustancia, que el PS corría el riesgo de ser víctima de sus arcaismos. Ese lenguaje claro y brutal, pidiendo una reforma centrista del socialismo francés lo ha relegado a una posición marginal. Su apoyo a Hollande pudiera ser nocivo para ambos.

Por su parte, el candidato radical, Jean-Michel Baylet , empresario de prensa, ha obtenido el irrisorio 0.5 por ciento esperado. Baylet es el primer accionista de un influyente grupo de periódicos de provincias. Sus escasos electores pudieran ser preciosos a Hollande, el domingo que viene. Más allá de esas bizantinas batallas del aparato socialista, las elecciones primarias parecen llamadas a modificar el funcionamiento práctico de la política frances. Por vez primera en la historia, la elección del candidato de un partido a la presidencia de la República se somete a un proceso de selección, abierto a toda la sociedad. A corto plazo, nada cambia. A medio y largo plazo, el antiguo bonapartismo y las tentaciones del «líder carismático» parecen condenados a un ocaso histórico: el nivel de participación de la primera vuelta, con unos dos millones de votantes, sugiere una «sed» de participación que los aparatos deberán tener en cuenta en el futuro.

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