Manifestación ante la BBC por la invitación al líder fascista Griffin
Un satisfecho Nick Griffin, el líder del ultraderechista Partido Nacional Británico (BNP), abandonó anoche los estudios de la BBC escoltado por la Policía, que le protegía de los manifestantes que habían intentado impedir el desarrollo de «Question Time», el programa por excelencia de debate político del Reino Unido. En medio de una gran controversia por la invitación que por primera vez le había cursado la BBC, Griffin calificó de «estúpidos» a quienes de tanto polemizar sobre su presencia en el plató en realidad le han dado una inestimable publicidad.
El líder del BNP, partido sin diputados ni apenas concejales, pero que logró dos escaños en las últimas elecciones al Parlamento Europeo, fue acorralado en ocasiones por el presentador, el veterano David Dimbleby. También se vio puesto en evidencia por otros participantes del programa, como el ministro Jack Straw y la conservadora Sayeeda Warsi, de origen paquistaní. Y contó con el desprecio de parte del público asistente, que vivió momentos de tensión entre algún simpatizante del BNP y activistas antirracistas.
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Pero la proyección que ha alcanzado durante esta semana, sobre todo por la insistencia de algunos dirigentes laboristas en exigir a la BBC que vetara a Griffin, le ha hecho el centro de atención, y la página web del partido ha llegado a atraer a 77.000 visitantes en un solo día, según la propia formación.
La sede de la BBC tuvo que ser custodiada por casi un centenar de agentes, ante la concentración de varios cientos de manifestantes, que corearon lemas antifascistas. Unos 25 lograron entrar en el edificio, pero fueron desalojados por la Policía. Griffin entró y salió por una puerta lateral.
La BBC ha defendido su actitud invocando su obligación de imparcialidad, y ha indicado que si bien normalmente a «Question Time» se invitan a representantes de los tres principales partidos, de vez en cuando también se incluyen dirigentes de formaciones con representación menor, y esta vez le ha llegado el turno al BNP.
Mark Thompson
El director general de la corporación pública, Mark Thompson, ha advertido que si el BNP es un partido racista que no puede salir en televisión, entonces no es la BBC la que debe actuar sino el Gobierno o el Parlamento, aprobando una ley que restrinja la aparición de ese partido en los medios, como en su día hizo Margaret Thatcher con el Sinn Fein, brazo político del IRA. Forzado a manifestarse al respecto, Downing Street respondió ayer que no cuestionaba el desarrollo del programa.
Otras voces han recordado a Thompson que la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos del Parlamento ha reclamado la reforma de los estatutos del BNP, pues esta formación limita la militancia a las personas de raza blanca, lo que sitúa a ese partido en la ilegalidad. Al respecto, Griffin ha avanzado que su formación modificará sus normas, para cumplir con la ley y no discriminar a nadie, aunque es difícil pensar que miembros de minorías étnicas pedirán el alta en el BNP.
Condenado en 1998 a nueve meses de prisión por incitación al odio racial y con estrechas relaciones con el francés Le Pen, Griffin ha demostrado esta semana que sabe mantener la tensión necesaria para ocupar portadas. Cuando cuatro de los generales de mayor rango del país denunciaron que los extremistas del BNP están «secuestrando» el nombre del Ejército, Griffin arremetió contra ellos comparándolos con criminales de guerra nazis. «Deberían recordar que en el juicio de Núremberg los políticos y generales acusados de hacer guerras injustas fueron colgados juntos», espetó.
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