«Si Malí fuera un país más rico podría haber una guerra, pero no hay ni para balas»
Unos 160 ciudadanos españoles, atrapados en el país africano tras decretar los golpistas el cierre de las fronteras terrestres y del tráfico aéreo
«Si Malí fuera un país más rico podría haber una guerra, pero no hay ni para balas»
Unos 160 ciudadanos españoles residentes en Malí están atrapados en el país africano tras decretar los golpistas el cierre de las fronteras terrestres y del tráfico aéreo. La mayoría viven en Bamako, la capital, donde ha tenido lugar el levantamiento contra el Gobierno de Amadou Tourmani Touré . A pesar de que los rebeldes controlan el palacio presidencial y han detenido a varios ministros, los disparos en la ciudad no han cesado en dos días. No se sabe qué tiroteos son por combates y cuáles, ráfagas al aire.
«Si este fuera un país más rico podría haber una guerra. Pero no hay ni para balas», comenta Victor Zugadi , un español afincado en Bamako, donde regenta su propia empresa, casado y con varios hijos con una maliense. A pesar de la violencia en las calles de su ciudad, asegura que no tiene pensado irse «ni loco», y se muestra tranquilo con la situación. «Aquí estamos, tomando té», dice. El consulado contactó el miércoles con él para conocer su situación y pedirle que comunicase cualquier desplazamiento. Zugadi no cree que haya riesgo de un conflicto a gran escala .
Aunque fuentes de protección civil informan de más de 50 muertos en los combates entre leales al presidente y los militares amotinados, aún no hay números de bajas definitivos . Amnistía Internacional cree que hay al menos tres fallecidos a causa de balas perdidas y Efe informa de un civil acribillado en una de las principales vías de la ciudad. Según la Cruz Roja maliense, ya hay más de 40 heridos, en su mayoría por disparos.
Un cooperante del Movimiento Extremeño por la Paz , Javier Martín Pérez, explica que la situación en la capital es de «tensa calma», informa Efe. La ONG extremeña precisa en un comunicado que Javier Martín se encontraba en Bamako, donde trabaja en un proyecto de ayuda humanitaria junto con otras organizaciones de la Federación Internacional Pacifista , cuando se produjo el golpe de estado. En la capital se vive, según el cooperante extremeño, «una extraña calma», ya que aunque « no se ven circular coches y las calles están vacías , de vez en cuando pasa un vehículo militar y lanza varios disparos al aire».
El día 29 de abril estaba prevista la celebración de comicios electorales en Mali, que no había sufrido golpes de Estado en dos décadas y estaba considerado como uno de los países más estables del conflictivo oeste de África. La guerra civil en Libia ha provisto de gran cantidad de armas a los milicianos del Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad, formado por tuaregs y, supuestamente, por guerrilleros salafistas de Al Qaida en el Magreb Islámico, que reclaman la autodeterminación de la parte septentrional del país . Han asegurado que mantendrán su ofensiva a pesar del golpe de Estado de los militares.
La comunidad internacional ha condenado de manera casi unánime el golpe de Estado. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ha exigido «la restitución inmediata del orden constitucional y del Gobierno elegido democráticamente» . España también se ha sumado a la condena a través de un comunicado del ministerio de Exteriores en el que se reclama una vuelta a la normalidad y el respeto al calendario electoral.
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