Noman Benotman: «Libia necesitará dos años de poder de los militares»
«No hay ninguna prueba de un emirato islámico», asegura el ex lugarteniente de Bin Laden en Libia
A su paso por Madrid el pasado noviembre, Benotman (Trípoli, 1967) dejó fascinado al auditorio con su experiencia vital, aprendiendo el manejo de armas con 13 años en la Libia revolucionaria y combatiendo al lado de Bin Laden en Afganistán en los 80. Como dirigente del Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG), negoció con Saif al-Islam, hijo de Gadafi, la reinserción de los militantes yihadistas. Responde por teléfono desde Londres a ABC.
—¿Hay un emirato islámico en el Este de Libia?
—No hay ninguna prueba que demuestre que existe un emirato islámico en esa zona del país, es mentira.
—¿Y a qué grupos pertenecen los hombres armados que vemos en las imágenes que nos llegan?
—Las únicas personas armadas en las calles de las ciudades donde el régimen ha caído son militares que ya no apoyan a Gadafi. No debemos hablar de grupos, no hay organizaciones como tales liderando las revueltas, hablamos de un pueblo que quiere recuperar su país. En Bengasi, la gente asaltó los arsenales abandonados y cogió las armas, pero se les pidió que las entregaran a los tribunales y así lo hizo la mayoría.
—¿Cuál es la salida a la situación actual?
—La mejor salida es que los miembros del Movimiento de los Oficiales Libres (el grupo de militares que lideró con Gadafi el golpe de Estado de 1969, a imagen y semejanza de lo que hizo Nasser en Egipto en 1952) asuman el control y tomen el poder. Me refiero a oficiales como Abdulá Yunis, el ex ministro de Interior. Están organizados, y son los únicos a los que la gente verá como representantes de todo el país, y no solo de un grupo o una región.
—¿Y después?
—Una vez expulsado el régimen, el país necesitará un periodo de dos años de transición bajo poder militar. En Libia no hay partidos, no hay prensa libre, nos falta todo el tejido que necesitan las democracias, por eso es necesario este periodo.
—¿Hay riesgo de partición territorial?
—En este momento la gente piensa en el país de forma unitaria. Pero la transición de dos años es necesaria también para evitar esas tensiones regionales y que la situación derive en un escenario a la iraquí.
—¿Cuál es su escenario de pesadilla?
—Una nueva Somalia. Al régimen podría interesarle, mantenerse de forma nominal pero controlando solo Trípoli, y el resto del país sumido en el caos, con el riesgo de que Al Qaida intente interferir.
—¿Le queda apoyo al régimen?
—Es un gabinete de guerra al que solo apoyan ya parte del Ejército y los revolucionarios más duros.
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