Los insurgentes sirios se enfrentan en Alepo a un Ejército muy superior
El avance sobre la ciudad de carros de combate y helicópteros hace temer un baño de sangre. Los insurgentes libran una desesperada guerra de guerrillas

El armamento ligero de los rebeldes hace frente a los carros de combate y helicópteros artillados de un Ejército muy superior en medios y potencia de fuego. Aun así, la insurgencia está decidida a plantar cara a las fuerzas de Al Assad en Alepo y a mantener por todos los medios el control de los barrios en los que se ha instalado en esta ciudad, considerada la capital económica de Siria. Se teme que la batalla de Alepo se convierta pronto en una carnicería. Pero los rebeldes están dispuestos a jugarse el todo por el todo. Los insurgentes libran una desesperada guerra de guerrillas. Se lucha casa por casa, y ambos bandos parecen dispuestos a combatir hasta el final. «Si Alepo cae, el régimen está acabado, y los dos adversarios lo saben», asegura un representante del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos.
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Pese a la abrumadora superioridad de las fuerzas regulares de Al Assad, testigos presenciales relataron ayer cómo los rebeldes asaltaron y se hicieron con el control de la comisaría de policía en el barrio de Shaar, en una operación de gran fiereza , que fue seguida por la detención de varios agentes y ejecutando a algunos de ellos.
«Si Alepo cae, el régimen está acabado, y lo saben tanto los insurgentes como el Gobierno»
El Ejército prosiguió también su ofensiva para expulsar a los rebeldes de Damasco. Se combate sobre todo en el barrio de Hayar Al Asuad, donde los insurgentes tratan de resistir el embate y el incesante bombardeo. Algunos habitantes de Damasco aseguraron que en los barrios del sur de la capital cae un proyectil cada minuto. La Organización Siria de Derechos Humanos denunció asimismo la aparición de los cadáveres de catorce personas que habrían sido ejecutadas por las fuerzas de Al Assad.
Pero por decisiva que sea su fuerza militar, el régimen continúa descomponiéndose de día en día. Ayer, el ministerio de Exteriores sirio confirmó la deserción de tres diplomáticos: la encargada de asuntos consulares en Chipre, Lamia Hariri , su marido y embajador en los Emiratos Árabes Unidos, Abdel Latif Al Dabbah , y el agregado de seguridad de la embajada en Omán, Mohammad Tahsine Al Faqir . «Las muertes, los bombardeos y la destrucción de nuestro pueblo en Siria me han llevado a romper con este régimen», aseguró Al Faqir. Damasco trató de minimizar la importancia de estos hechos, y acusó a Qatar de estar animando a los funcionarios sirios a desertar.
Estos diplomáticos se unen así al embajador sirio en Irak, Nawaf Fares, que escapó hace dos semanas y levantó la alarma al asegurar que el régimen podría estar considerando la posibilidad de utilizar armamento químico para asegurar su supervivencia. En Alepo se teme lo peor: un corresponsal de Afp pudo ver ayer la salida de un camión militar de una base militar frente a una posición rebelde, en cuyo interior podían verse cajas de cartón con las palabras «Máscaras de gas» escritas en árabe en el lateral.
Ante esta preocupación, Arabia Saudí anunció que propondrá en los próximos días la adopción de una resolución en la Asamblea General de la ONU que disuada al régimen de toda tentación sobre su arsenal químico. Asimismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon , instó a la comunidad internacional a no repetir en Siria los errores de Bosnia . «No quiero ver a ninguno de mis sucesores visitando Siria dentro de veinte años y pidiendo perdón por lo que podríamos haber hecho para proteger a los civiles, y que no estamos haciendo», afirmó durante una visita a Srebrenica.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov , denunció que los llamamientos para que Assad abandone el poder están bloqueando los esfuerzos para terminar con el conflicto. «Hacemos propuestas que permitirían un alto el fuego imediato, pero nos las rechazan: o el régimen capitula o seguiremos respaldando la lucha armada de la oposición y justificando así actos terroristas», aseguró Lavrov, con mención expresa a EE.UU., Turquía y «otros países occidentales y árabes».
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