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Japón ordena nuevas medidas de seguridad en todas las centrales

La radiactividad en el mar junto a Fukushima ya supera 3.355 veces los límites

Japón ordena nuevas medidas de seguridad en todas las centrales AFP

pablo m.díez

El Gobierno japonés ha ordenado a todas las operadoras de centrales nucleares del país la puesta en marcha inmediata de nuevas medidas de seguridad, mientras sigue extendiéndose la radiactividad que escapa de Fukushima 1. En el mar, a 330 metros de la siniestrada central nuclear, los niveles de yodo tóxico superan ya 3.355 veces los límites de seguridad permitidos. Se trata de la concentración de isótopos radiactivos más alta detectada hasta el momento, y casi el doble con respecto al fin de semana, cuando la contaminación fue 1.850 veces por encima de lo normal.

En el plazo de un mes deben preparar un sistema alternativo de energía en caso de fallo del principal, disponer de camiones de bomberos con mangueras preparadas para intervenir en cualquier momento y asegurar el mantenimiento de los sistemas de refrigeración de reactores y piscinas de residuos.

Las empresas deberán además revisar sus manuales de operaciones y preparar al personal de acuerdo con las nuevas reglas.

Impotentes

“Las cifras suben rápidamente. Tenemos que encontrar las causas y detenerlas”, comentó impotente el responsable de la Agencia de Seguridad Industrial y Nuclear, Hidehiko Nishimaya, sobre los niveles de yodo tóxico. Repitiendo la letanía que han entonado desde que el tsunami del pasado día 11 golpeó a la planta atómica, las autoridades volvieron a insistir en que esta radiación no suponía un peligro para las personas. Argumentan que el yodo radiactivo se disolverá al cabo de ocho días por las corrientes marinas y que en la zona no hay barcos pescando por el perímetro de seguridad de 20 kilómetros impuesto alrededor de la central.

Pero la preocupación por la radiación va en aumento porque el pescado, crudo en forma de “sushi” y “sashimi”, es el emblema de la refinada y exquisita gastronomía nipona. Al igual que otros productos contaminados en los alrededores de Fukushima, como la lecha y una docena de verduras, su imagen va a salir seriamente perjudicada y lo más normal es que baje su consumo ante el miedo a que la radiactividad pueda pasar a la cadena alimentaria y provocar enfermedades.

A las fugas de yodo y cesio hay que añadir el hallazgo fuera de los reactores del temido plutonio, uno de los elementos más peligrosos del mundo porque es altamente cancerígeno. Su presencia en cinco puntos del suelo de la central confirmaría los escapes por una grieta en la vasija del reactor número 3.

Agua radiactiva en los túneles subterráneos

Otro grave problema es el agua radiactiva que se está acumulando en los túneles subterráneos de la planta por otro escape en el reactor 2, que amenaza con llegar al mar. Mientras, por una parte, los bomberos y equipos de emergencia están regando con sus mangueras y cañones los reactores para enfriarlos, por la otra deben drenar el agua contaminada para evitar un vertido tóxico al Océano Pacífico. Y la gran incógnita es qué hacer luego con esa agua radiactiva, ya que los depósitos de la central están llenos y hay que buscar un nuevo sitio donde almacenarla.

Según el periódico “Asahi Shimbun”, el Gobierno baraja varias opciones para frenar las fugas radiactivas, que pueden prolongarse durante meses o incluso años. Una de ellas consistiría en cubrir los tres reactores más dañados y colocarles un filtro para depurar el aire. La otra se basaría en instalar un gran tanque o fondear un petrolero en el mar para almacenar el agua radiactiva. ¿Pero a dónde llevarla luego?

“No estamos en situación de poder decir que tendremos la situación bajo durante algún tiempo”, admitió el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano.

El presidente de Tepco, hospitalizado

Con tan malas noticias, el presidente de la compañía que gestiona la central, Masataka Shimizu, ha sido hospitalizado aquejado de una subida de la tensión y mareos. Tokyo Electric Power (Tepco), la cuarta eléctrica del mundo, ha sido fuertemente criticada por ocultar fallos de seguridad en sus plantas y hacer oídos sordos a las advertencias de que un tsunami podría dañar la central de Fukushima 1, como finalmente ha ocurrido. Sus acciones han perdido tres cuartos de su valor desde el fatídico 11-M nipón y el Gobierno podría nacionalizarla.

Mientras tanto, entre los expertos cunde la sospecha de que ya ha empezado la fusión de los reactores dañados, que liberará aún más radiactividad a la atmósfera. Así lo cree Richard Lahey, uno de los ingenieros encargados de supervisar la seguridad de los reactores de General Electric cuando se instaló el de Fukushima. En una entrevista con el diario británico “The Guardian”, Lahey asegura que “todo sugiere que el núcleo del reactor se ha fundido a través del fondo de la vasija de presión”.

Pero es difícil saber lo que ocurre exactamente dentro de la central nuclear porque las salas de mandos están inutilizadas por falta de electricidad y varias de sus torres han quedado reducidas a escombros tras las explosiones que sufrieron días después del tsunami.

Para poder adentrarse entre sus ruinas y llegar hasta donde los operarios no pueden por la elevada radiación, Estados Unidos va a prestar a Japón unos robots especiales probados en las guerras de Irak y Afganistán, lo que no deja no ser otra contradicción que pone en evidencia las carencias de este hipertecnológico país.

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