Japón cierra la zona muerta de Fukushima
El Gobierno nipón prohíbe el acceso a los vecinos que desafiaban los altos índices de radiactividad para recoger sus pertenencias entre las ruinas de sus casas, destrozadas por el tsunami

El Gobierno nipón ha decidido por fin cerrar la zona muerta de Fukushima, el perímetro de 20 kilómetros evacuado alrededor de la siniestrada central nuclear. Aunque la mayoría de sus 80.000 vecinos fueron desalojados en los días posteriores al tsunami del pasado 11 de marzo, que dañó la planta atómica y provocó fugas radiactivas, la Policía permitía hasta ahora el acceso a los vecinos que entraban a recoger sus pertenencias entre las ruinas de sus casas.
Además, unas 60 familias seguían viviendo en los alrededores de la central , pero tendrán que marcharse antes de esta medianoche (cinco de la tarde, hora española), cuando entre en vigor la Ley Básica de Contramedidas en caso de Desastre. Dicha regulación prevé multas de hasta 100.000 yenes (834 euros) para quien entre en la zona prohibida.
«La central no está estable . Pedimos a los residentes que no accedan al lugar porque hay un riesgo enorme para su seguridad», justificó el portavoz del Ejecutivo, Yukio Edano.
El objetivo de esta medida consiste en evitar que los vecinos se expongan a la alta radiactividad que escapa de la cercana central nuclear, donde los trabajadores siguen luchando por enfriar sus reactores. Para aquellos que quieran regresar a sus hogares en busca de sus enseres, las autoridades organizarán breves visitas en autobús que no durarán más de dos horas. Solo podrá acceder a la zona muerta de Fukushima un miembro por familia y, al término del recorrido, deberá someterse a la prueba de la radiación.
De esta forma, el Gobierno nipón sigue el ejemplo de la zona muerta de Chernóbil, donde no se permite el acceso en un radio de 30 kilómetros alrededor de la central nuclear ucraniana, escenario en 1986 del peor accidente atómico de la historia.
Debido a las constantes fugas de Fukushima, que durarán hasta finales de año, las autoridades japonesas también han ordenado la evacuación de cinco localidades más allá de los 20 kilómetros desalojados , como Iitate y Minamisoma, porque sus niveles de radiactividad superan los límites y su exposición prolongada supone un peligro para la salud humana.
El pasado viernes, ABC consiguió entrar en la zona muerta de Fukushima . Provisto de un traje especial de protección, botas de plástico, máscara y gafas, este corresponsal llegó hasta Futaba, a siete kilómetros de la planta atómica. En medio de un paisaje apocalíptico de casas derruidas, barcos varados, montañas de escombros, carreteras resquebrajadas, postes de electricidad caídos, perros abandonados y puentes derrumbados, algunos vecinos como Kazuyuki Suenaga recogían sus pertenencias entre las ruinas de su hogar, desplazado 700 metros por las olas gigantes. Consciente de que el Gobierno podría cerrar para siempre la zona, Suenaga se había jugado el tipo para rescatar a su gato y salvar los más preciados enseres y recuerdos de su familia.
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