Etiopía frena la guerra civil para evitar la derrota y la hambruna
Adís Abeba anunció un alto el fuego con la región de Tigray después de que los rebeldes recuperaran Mekele
Los tigrinos en armas no aceptan la tregua, y pondrán en marcha la creación de un estado independiente
![Una mujer hace cola para recibir comida en una ciudad de Tigray](https://s2.abcstatics.com/media/internacional/2021/06/30/tigray-etiopia-kwWF--1248x698@abc.jpg)
El Gobierno etíope anunció el lunes un alto el fuego inmediato y unilateral en Tigray , la región septentrional donde lazó una ofensiva el pasado 4 de noviembre por orden del primer ministro, Abiy Ahmed . La decisión se dio a conocer después de ... que las tropas del Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT), el partido-milicia al que se enfrenta el Gobierno de Adís Abeba, lograra recuperar el control sobre la capital de la provincia, Mekele.
«La capital de Tigray, Mekele, está bajo nuestro control», se felicitaba el lunes Getachew Reda , portavoz del FPLT. En las calles de la ciudad se podía ver a las tropas rebeldes y civiles festejando su llegada con júbilo, informaba Reuters. Poco después, el Gobierno etíope reaccionaba a la noticia declarando un alto el fuego «que se mantendrá hasta que acabe la temporada agrícola [en septiembre]».
Dos son los objetivos del alto el fuego. El primero es evitar la hambruna, un mal que amenaza de nuevo a los etíopes por culpa de la guerra. Unicef denunciaba en junio que 33.000 niños de Tigray se hallan al borde de la muerte por desnutrición. Un total de 353.000 personas sufren ese mismo peligro por la falta de alimentos, causada por la destrucción de tierras de cultivo, granjas y semillas en las zonas rurales. El segundo es ocultar un fracaso.
«El alto el fuego es una estratagema de Abiy para no reconocer la derrota militar», explica Andreu Martínez d’Alòs-Moner, investigador del Instituto de Ciencias de Patrimonio del CSIC y experto en Etiopía. «Los tigrinos van a empezar la batalla de verdad, porque han demostrado su fortaleza. Han recuperado su capital y van a ir a por todo terreno perdido. Ha sido una victoria militar formidable», detalla. «Luego pondrán los cimientos de un estado independiente . Lo van a hacer con estrategia, preparando las bases teóricas, para celebrar un referéndum, y tejiendo alianzas regionales, con Sudán, Kenia o Yibuti, e internacionales, con la Unión Europea y Estados Unidos». La debilidad de Abiy -Etiopía se ha enemistado con todo el mundo occidental, perdido su Ejército y machacado la economía- abre la posibilidad de «un golpe interno».
«Los tigrinos van a poner los cimientos para un estado independiente. Lo van a hacer con estrategia, preparando las bases teóricas, para celebrar un referéndum, y tejiendo alianzas regionales, con Sudán, Kenia o Yibuti, e internacionales, con la Unión Europea y Estados Unidos», explica Andreu Martínez d'Alòs-Moner
«Abiy posee un arsenal para procurar que Tigray no se vaya de sus manos, y esto no alienta nada bueno para el futuro. Es un alto el fuego que se va a cortar en cualquier momento», opina sin embargo el africanista Omer Freixa. «Etiopía es el segundo país más poblado de África. Era clave para la estabilidad regional en el Cuerno de África, pero la falta de paz interna rompe esa imagen», lamenta. El experto también recuerda las tensiones étnicas. Es una preocupación que comparte con una misionera española que ha preferido mantener el anonimato y trabaja en la provincia de Benishangul-Gumuz, fronteriza con Sudán: «El país está muy revuelto con el tema de las etnias -explica-. Prima más ese tipo de identidad que decir que eres etíope, lo que está creando muchos problemas con la gente joven».
Violencia contra civiles
El cese de las hostilidades en Etiopía fue recibido con regocijo por el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres , que ya había expresado su preocupación por la guerra en Tigray. Una inquietud compartida por la Unión Europea y Estados Unidos, que denunciaron recientemente la matanza en la ciudad de Togoga, donde un mercado fue bombardeado y se calcula que murieron cerca de 60 personas y hubo centenares de heridos.
El pasado viernes, la desgracia volvió a golpear Tigray con el asesinato de tres cooperantes de Médicos Sin Fronteras (MSF), entre los que se encontraba la española María Hernández . Una tragedia así no era inesperada. Todas las facciones del conflicto son sospechosas de haber cometido crímenes de guerra. El Gobierno etíope ha demonizado a los trabajadores humanitarios, a los que acusa de ser poco menos que agentes del FPLT.
Lo cierto es que las organizaciones llevan meses denunciando masacres . Una de las más terribles se produjo en Axum en noviembre, cuando Aministía Internacional informó de que 240 personas habían sido asesinadas. Poco después, el diario ‘The New York Times’ filtraba un informe de Inteligencia estadounidense en el que se revelaba el temor a que se produjera una «limpieza étnica» en Tigray. La Unión Africana también temía que el conflicto acabara derivando en un genocidio. Aliados, el Ejército etíope ha atacado con el apoyo del Ejército de Eritrea, una hermética dictadura.
Más que religioso, el origen la guerra de Tigray tiene causas políticas y étnicas . Para entenderlo, hay que remontarse a la primavera de 1991, cuando el régimen socialista del dictador Mengistu fue derrocado. Tras su caída, el país se convirtió en un estado federal gobernado por un partido político, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE). Dentro de esa agrupación, los tigrinos -una etnia que solo supone el 7,3 por ciento de la población- se convirtieron en los hombres fuertes y los verdaderos dirigentes de Etiopía. Desde su salida del poder en abril de 2018, son una minoría contraria a Abiy. Su decisión de celebrar elecciones regionales a pesar de la prohibición de Adís Abeba fue el chispazo de un conflicto que puede cambiar el mapa de África.
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