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Corea del Norte despide a Kim Jong-il con un funeral masivo

En otra espectacular exhibición de masas, cientos de miles de personas desafían a la nieve y lloran al paso del cortejo fúnebre por las calles de Pyongyang

FOTOS AP

PABLO M. DÍEZ

Bajo una intensa nevada, que la propaganda ha atribuido a las lágrimas que caían del cielo, Corea del Norte ha celebrado este miércoles un masivo y espectacular funeral por su difunto dictador, Kim Jong-il, fallecido el pasado 17 de diciembre a los 69 años de un infarto .

afp

Como suele ser habitual en este régimen estalinista caracterizado por el culto al líder , las exequias han supuesto otra descomunal exhibición de masas a tenor de las imágenes emitidas por la televisión estatal, cuyos locutores declamaban y sollozaban con toda la teatralidad que permite el frágil idioma coreano .

Durante tres horas, el cortejo fúnebre, compuesto por limusinas negras Lincoln y Mercedes , recorrió unos 40 kilómetros por las blancas calles de Pyongyang , abarrotadas por cientos de miles de personas que desafiaban a la nieve y se retorcían entre lágrimas en histéricas muestras de dolor. ¿Lloran de verdad o fingen los norcoreanos? Es la eterna pregunta del millón.

La penurias de Corea del Norte

Aunque los 24 millones de habitantes de Corea del Norte malviven con cartillas de racionamiento y sufren todo tipo de penurias, desde cortes de electricidad hasta una feroz represión que mantiene encerrados a 200.000 presos en campos de trabajos forzados , la propaganda les ha lavado el cerebro desde niños y no saben nada del exterior porque internet está censurado y la televisión sólo emite canciones patrióticas y películas de guerra donde los malos son siempre los americanos.

AP

“Esta nieve me hace pensar aún más en nuestro general y llorar”, decía a las cámaras una mujer vestida de militar. Como en el funeral por el padre de la patria y “Presidente Eterno” Kim Il-sung en 1994 , civiles y soldados lloraban desconsolados y se desgañitaban de pena golpeándose el pecho con los puños cerrados, lanzando estentóreos alaridos, arrojándose al suelo y saltando entre la multitud para intentar acercarse al coche funerario que transportaba en su techo el ataúd del “Querido Líder” Kim Jong-il, envuelto en una bandera roja.

Al son de una marcha fúnebre, la comitiva partió del mausoleo de Kumsusam , donde se exhibe la momia del abuelo y fundador de la saga familiar y se expondrá el cadáver embalsamado de Kim Jong-il . Mientras el coche pasaba revista ante miles de soldados ataviados con sus mejores galas, los generales se inclinaban sin intentar disimular sus lágrimas.

Kim Jong-un lideró el cortejo

A pie, resguardándose del frío con un abrigo negro pero sin guantes ni sombrero, el hijo menor y heredero, Kim Jong-un , lideró el cortejo durante el primer tramo. Detrás de él le acompañaban las máximas figuras del régimen, como Jang Song-thaek, su tío y “cuñadísimo” del “Querido Líder” que se erige como auténtico regente en la sombra encargado de tutelar la sucesión.

EFE

En la retransmisión no se vio a los otros dos hijos del finado dictador, los díscolos Kim Jong-nam y Kim Jong-chol , pero sí al mariscal y jefe del Ejército, Ri Yong-ho , y al ministro de las Fuerzas Armadas, Kim Yong-chun .

Junto a otros altos cargos militares y del Partido de los Trabajadores, su destacada presencia indica que ambos jugarán un papel relevante en la nueva Corea del Norte . Para comprobar cómo marcha la transición en este hermético régimen, los expertos y servicios secretos de Estados Unidos, Corea del Sur y Japón estaban observando al detalle el funeral y haciendo cábalas sobre el reparto de poder en la primera dinastía comunista del mundo.

Sin nombramiento oficial

Aunque aún no ha sido nombrado oficialmente, los medios oficiales han colmado de títulos al “Gran Sucesor”. “El líder supremo de nuestro Partido, Kim Jong-un, tiene un cálido cuidado del pueblo dejado por su padre y cada momento de su vida está repleto de amor y atención para su gente”, clamaba la agencia estatal KCNA.

reuters

La alienante propaganda se encargaba de mitificar al heredero y el periódico portavoz del Partido, “ Rodong Sinmun ”, recordaba los logros de su progenitor, que a su juicio “dignificó a Corea del Norte al lanzar satélites y desarrollar cabezas nucleares”. La televisión intercalaba las imágenes del cortejo fúnebre por Pyongyang con un resumen de los misiles disparados por el régimen en abril de 2009 y de sus dos ensayos atómicos. “Gracias a este legado, no nos preocupamos de nuestro destino ni nuestra prosperidad en estos momentos de luto nacional”, aseguraba en un despacho la Korean Central News Agency .

La propaganda se olvidaba, en cambio, de la “Gran Hambruna” que a mediados de los 90 se cobró dos millones de vidas – 300.000 según las cifras oficiales – y de que la esperanza de vida ha caído tres años y medio en las dos últimas décadas por la escasez de alimentos y el colapso del sistema público sanitario.

Unos retos que, probablemente, obviará el nuevo caudillo de Corea del Norte, Kim Jong-un , para seguir manteniendo la política “songun” de primacía militar y practicando la diplomacia atómica, que consiste en ofrecer su desarme nuclear a cambio de blindar la supervivencia de la última frontera de la “Guerra Fría”.

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