Comparar a Stalin con Hitler está ya prohibido por la ley rusa

El pasado mes de enero, Putin aprobó una ley que impide «igualar» las fechorías de la Alemania nazi con el papel «liberador» de la Unión Soviética

Putin durante un desfile militar en S. Petersburgo el pasado 25 de julio EFE

En el origen del inusitado afán del presidente Vladímir Putin por defender la «buena memoria» del Ejército Rojo en su actuación en la II Guerra Mundial están los constantes ataques de países como Polonia y las repúblicas bálticas poniendo en cuestión el papel ‘liberador’ ... de la Unión Soviética, y asegurando que tan malo fue el nazismo –que las tropas soviéticas desmontaban en los estados que ocupaba– como el estalinismo , que instalaban en su lugar.

Eso es lo que viene también a decir el escritor soviético, Vasili Grossman, en su obra 'Vida y Destino' a través de las peripecias de la familia Sháposhnikov, en el Stalingrado asediado por las tropas alemanas, y después narrando las penalidades de los prisioneros de un campo de concentración nazi, entre ellos un antiguo revolucionario ruso. Pero el relato tendente a igualar las fechorías del fascismo y el comunismo fue rescatado e impulsado por algunos de los vecinos de Rusia tras observar lo sucedido en Ucrania en 2014, cuando Moscú decidió anexionarse Crimea y alentar una guerra civil en Donbass.

Polonia, Estonia, Letonia y Lituania eran estados soberanos y el pacto Ribbentrop-Mólotov, firmado el 23 de agosto de 1939 por el ministro de Exteriores de la URSS, Viacheslav Mólotov y su homólogo de la Alemania hitleriana, Joachim von Ribbentrop , supuso el sometimiento a dos potencias extranjeras totalitarias. Los cuatro países sufrieron de forma trágica lo que significa pertenecer al «área de influencia» de Berlín y de Moscú.

Polonia, dividida en dos

El pacto Ribbentrop-Mólotov era de no agresión entre Alemania y la URSS, pero la sustancia real eran los protocolos secretos que contenía. Estipulaban un reparto de sus respectivas «zonas de influencia». Polonia quedaba partida por la mitad, el oeste para Hitler y el este para Stalin . El dictador comunista obtenía también vía libre para incorporar a su esfera de intereses a Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania y Besarabia (actual Moldavia).

Una las secuelas del pacto entre Hitler y Stalin fue la matanza de casi 22.000 oficiales de Ejército polaco en Katyn por parte de la sanguinaria policía del régimen estalinista, el NKVD (Comité Popular de Asuntos Interiores), verdugos a su vez de miles y miles de personas en la propia Rusia y en otras repúblicas soviéticas.

La complicidad de los regímenes de Hitler y Stalin en aquel momento y el desarrollo posterior de los acontecimientos, en los últimos años con lo sucedido en Georgia o Ucrania , han servido para que Tallin, Riga, Vilna y, sobre todo, Varsovia intensificaran su campaña tendente a propagar la creencia de que el nazismo y el estalinismo eran dos caras de la misma moneda , de que ambas dictaduras eran, más o menos, igual de nefastas, como pensaba, no sólo Grossman, sino también gran parte de las fuerzas de oposición en la Rusia actual y por algunos medios de comunicación críticos con el Kremlin.

Por eso, los cuatro países agraviados pusieron toda la carne en el asador para conseguir convencer al resto de los miembros de la Unión Europea de que, si fue efectivamente cierto que la contribución de la URSS en la derrota de Hitler fue fundamental , también lo es que el Ejército Rojo cometió atrocidades y que, tras ocupar media Europa, instaló dictaduras de corte estalinista. El espaldarazo a tal planteamiento lo dio el Parlamento Europeo en una resolución aprobada el 19 de septiembre de 2019.

Una ley para impedir «igualar» los papeles

Así que Putin se puso manos a la obra. El pasado mes de enero, la página web del Kremlin informaba de que el máximo dirigente ruso había encargado al Parlamento la aprobación de una ley que impida «igualar» las fechorías de la Alemania nazi con el papel «liberador» de la Unión Soviética. El proyecto de ley fue presentado a la Duma (Cámara Baja) en mayo, en la víspera de la conmemoración del 76 aniversario de la Victoria. Su texto establece la prohibición de «equiparar los fines, decisiones y acciones de la dirección soviética con los de la Alemania nazi». Tampoco se podrá «negar el papel decisivo del pueblo soviético en la derrota del fascismo».

El texto prohíbe «equiparar los fines, decisiones y acciones de la dirección soviética con los de la Alemania nazi»

«Creemos absolutamente inadmisible poner el signo de igualdad entre la actuación de los defensores de la patria, de los soldados libertadores que dieron sus vidas al luchar por la libertad y la independencia y la de los ocupantes declarados criminales de guerra por el Tribunal de Nuremberg », afirmaron los autores de la normativa. Para ellos, es necesario levantar una «barrera legislativa» que «impida ultrajar a nuestros abuelos y bisabuelos y tramar abominables especulaciones en torno a la Victoria». Tras ser aprobada en la Duma y en el Consejo de la Federación (Cámara Alta), la nueva ley fue firmada y promulgada por Putin el pasado 1 de julio . Otra disposición aparte deberá establecer las sanciones que se impondrán a quienes incumplan la ley.

El culto a la «Victoria» sobre la Alemania nazi es algo que el Kremlin viene promoviendo desde hace tiempo, de forma legítima según muchos analistas, pero que ha intensificado y magnificado después del clamor internacional en contra de la forma con la que el país eslavo está actuando en relación con Ucrania . Las autoridades rusas tachan frecuentemente a la dirección ucraniana de «nazis», pese a que la ultraderecha tiene un único diputado en la Rada (Parlamento) y a que la OSCE suele considerar más democráticos los comicios que se celebran en Ucrania que en Rusia.

La historiografía de la época comunista, defiende que Stalin pactó con Hitler para «garantizar la seguridad» de la URSS y «ganar tiempo» al contar, supuestamente, con unas tropas todavía incapacitadas para enfrentarse al ejército nazi. Se subrayaba además que la culpa de que la Unión Soviética se viera obligada a aquella alianza de conveniencia con e l III Reich fue de las potencias occidentales por no crear una coalición antinazi y encima propiciar, mediante el Acuerdo de Múnich de 1938 , que Hitler arrebatara a Checoslovaquia los Sudetes. Putin recuperó esa vieja interpretación soviética que blanquea a Stalin .

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