Un ex guerrillero, nuevo alcalde de Bogotá
El economista de 51 años Gustavo Petro dirigirá la capital colombiana y es conocido por poner el dedo en la llaga de los principales escándalos que han sacudido el país
Desde esta semana Bogotá, la caótica capital de Colombia, será gobernada por Gustavo Petro, un ex guerrillero que ha logrado poner el dedo en la llaga de los principales escándalos que han sacudido este país andino.
La alcaldía de Bogotá es el segundo cargo de elección popular más importante de Colombia después de la Presidencia. Petro, de 51 años, economista, se posesionó con decisiones. En una posesión a la que asistieron 5.000 personas, Petro prohibió el porte de armas. «Una cosa es tener un arma y otra portarla», dijo.
«Que la fuerza policial me ayude en esta tarea una vez sea expedido el decreto. En unos meses lo evaluaremos estadísticamente», añadió el nuevo mandatario capitalino, en una jornada en la que los alcaldes de más de 1,100 municipios colombianos y 32 gobernadores departamentales elegidos en las urnas el pasado 30 de octubre asumieron sus cargos para un período constitucional de cuatro años.
«Que la fuerza policial me ayude en esta tarea una vez sea expedido el decreto»
Petro, ex rebelde del disuelto Movimiento 19 de Abril (M-19), explicó que busca garantizar la tranquilidad de los habitantes de Bogotá y por eso las armas deben quedar «en manos de la fuerza pública». Otro de sus anuncios fue garantizar suministro básico de agua potable para los habitantes menos favorecidos de la capital colombiana, cuya población se acerca a los ocho millones de habitantes. Petro, igualmente, se comprometió a lograr que la educación sea gratuita desde el grado cero hasta la secundaria.
Petro es una figura que genera amores y odios en Colombia. En los años 80, formó parte del M-19, movimiento rebelde que nació tras un supuesto fraude en los comicios presidenciales del 19 abril de 1970 en favor del conservador Misael Pastrana y en perjuicio del candidato de la Alianza Nacional Popular (Anapo) Gustavo Rojas Pinilla, un general en retiro del ejército que había sido presidente de Colombia entre 1953 y 1957.
En marzo de 1990 el gobierno del entonces presidente Virgilio Barco (1986-1990) firmó la paz con el M-19 y Petro se dedicó de lleno a la política. Fue representante a la Cámara y Senador. En 1997 intentó sin éxito ser alcalde de Bogotá y en mayo de 2010 aspiró a la presidencia.
Pero su paso por el Congreso lo hizo salir del anonimato y lo mostró como un político formado, con ideas claras y estudios sólidos. Fue Petro quien denunció los lazos entre la clase política y los paramilitares, escuadrones de la muerte que combatieron a las guerrillas en los ochenta. Sus denuncias hicieron que la Corte Suprema de Justicia investigara a cientos de políticos en 2006. ¿Consecuencia? Fueron encarcelados por sus vínculos con los paramilitares más de 60 legisladores y ex legisladores.
Tras terminar su periodo como legislador, Petro formó parte de las filas del Polo Democrático Alternativo (PDA, izquierda) y se apartó de este para conformar el Movimiento Progresistas, con el que llegó a la Alcaldía. La tarea de Petro en los próximos cuatro años es titánica. Recibe una ciudad sumida en el caos producto de la administración de su antecesor, Samuel Moreno Rojas, actualmente en prisión.
Las autoridades sostienen que Moreno y su hermano Iván, también detenido, exigían dinero a empresarios para favorecerlos con millonarios contratos. Aunque los Moreno, nietos del ex presidente Rojas Pinilla, niegan las acusaciones, según la Fiscalía, en irregulares contratos para obras de infraestructura de Bogotá -como calles y avenidas- el erario fue desfalcado en unos 1.200 millones de dólares. Esta ciudad tiene 20% de sus 15.000 kilómetros de vías sin pavimentar pese a que maneja el presupuesto más alto de las alcaldías del país: unos 6.000 millones de dólares anuales.
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