Carmen de Carlos - EN EJE
El Perú de Castillo
El izquierdista parece un cachorro bolivariano, pero es una incógnita hasta que empiece a gobernar
El equilibrio del escrutinio en Perú tiene las horas -o minutos- contados. Todo parecería indicar que Pedro Castillo conquistó la Presidencia y Keiko Fujimori se quedó a unas décimas. Pero la magia existe y en los Andes todo es posible, aunque parezca improbable. Dicho esto, ... me inclino a pensar que «el profesor», tiene esta carrera en las urnas ganada. Otra cosa será cómo –y cuándo– va a terminar un maratón de Gobierno de cinco años.
El Perú eligió entre dos males de difícil remedio. Conviene recordar que en primera vuelta no hubo un candidato con apoyo significativo. Es decir, que el presidente –salvo la resurrección de Keiko– será un hombre de minoría y la mayoría, está furiosa, hambrienta y con demasiados muertos en poco tiempo. La pandemia y la corrupción se han llevado por delante a varios mandatarios, incluido a Alan García, genio y figura hasta para pegarse un tiro, camino del cementerio que era para él la comisaría.
Castillo, a primera vista, parecería un cachorro de la camada bolivariana con un discurso disparatado. Entre la pachamama, la escuela y el lapicero de cartón, daría la impresión de que se le han mezclado los apuntes y no termina de entender cómo es el orden y la formulación de los temas de Estado para sobrevivir (en condiciones) él, los tres millones de parados y el tercio de pobres que no aguantan más miseria.
Terminada la campaña empezará la gestión y aquí es donde surgirán los problemas de verdad. Si nos atenemos a las palabras previas del señor del sombrero vaquero, no van a faltar conflictos dentro y fuera de Perú, pero el peso de las palabras también puede ser leve. Evo Morales fue un maestro en crearlas, destruirlas y transformarlas a su conveniencia. Dicho de otro modo, en cantinflear para hacer, en economía, lo contrario de lo que dijo que haría. Bolivia eso sí se lo debe. El resto de la deuda de autoritarismo y asalto a la democracia pertenece al eterno jefe de los cocaleros.
Pedro Castillo será, pese a todo, una incógnita hasta que no empiece a gobernar. José 'Pepe' Mujica, el guerrillero, el «zurdo», el «demonio rojo», fue otro en la Presidencia. Hoy, es su padrino político y quizás, con la sabiduría que da la experiencia, pueda influir para que el Perú de Castillo no termine de desmoronarse. Y eso, de momento, no es poco.
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