«A Strauss-Kahn le habían advertido de que buscaban hacerle caer poniéndole delante una mujer»
El biógrafo del exdirector del FMI alimenta la teoría del complot contra el francés. «Salió desnudo de la ducha y Diallo estaba donde no debía estar. Ella mira su sexo y él le propone que le haga una felación», cuenta
![«A Strauss-Kahn le habían advertido de que buscaban hacerle caer poniéndole delante una mujer»](https://s1.abcstatics.com/Media/201112/01/DSK-vota--644x362.jpg)
«Aunque nunca ha sido condenado, Strauss-Kahn ha sido destruido». Esa es la conclusión a la que llega Michel Taubmann, biógrafo oficial de Dominique Strauss-Kahn , que -pocos días después de que lo hiciera en EE.UU. el periodista Edward Epstein- abunda en la tesis del complot contra el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) en su libro «Los casos DSK, la contra-investigación». Taubmann sugiere en la obra que hay demasiadas dudas en torno a las acusaciones contra Strauss-Kahn.
En el libro, el político confiesa que mantuvo una «relación consentida» con Nafissatou Diallo , la empleada que le acusó de violación en la habitación 2806 del hotel Sofitel de Nueva York el 14 de mayo pasado. Explica que fue algo «estúpido» porque «abrió la puerta a todos los otros casos». Amigo de la familia de Strauss-Kahn, Taubmann va más lejos y considera que Diallo « fue enviada para una misión que perseguía desestabilizar y dejar fuera de combate al director del FMI ».
Para apoyar su tesis, Taubmann ha mantenido varias entrevistas con DSK y con su esposa, Anne Sinclair , y durante tres semanas ha investigado en Nueva York, donde asegura haber hablado con personas «próximas al caso» y con allegados de Diallo. La prueba más clara del complot es para Taubmann la desaparición del teléfono móvil oficial de Strauss-Kahn en la habitación que, según él, fue robado por la empleada del hotel. El escritor considera «improbable» que lo olvidara en un restaurante o en un taxi , porque era «su principal herramienta de trabajo» y porque «contenía informaciones extremadamente sensibles ».
Hay otras «zonas de sombra» en la investigación que invitan a Taubmann a pensar en el complot, ligadas muchas de ellas al comportamiento del personal del Sofitel, según Taubmann. A diferencia de Epstein, que asegura haber visto un vídeo grabado por las cámaras de televisión del hotel en el que se ve a dos empleados del mismo haciendo una danza de celebración minutos después del caso, el biógrafo de Kahn señala que no lo ha visto pero que testigos le han hablado de él.
«Todo está en la mirada»
El escritor francés narra con crudeza los hechos que tuvieron lugar en la habitación 2806. «Strauss-Kahn salió desnudo de la ducha y Diallo estaba allí aunque no debía estar. Él le propone que le haga una felación. Todo está en la mirada, ella se había quedado mirando su sexo . No es normal que una empleada de hotel mire fijamente el sexo de un cliente», asegura Taubmann, que admite que el político «no tiene mucho cuidado» con los asuntos sexuales pese a que en los días anteriores e incluso la víspera «le habían advertido de que estaba siendo espiado, que buscaban hacerle caer poniéndole delante una mujer que podía acusarle de violación». « Comete la torpeza de aceptar la relación que le propone Diallo . Es estúpido, pero no es criminal», señala.
El libro también se refiere a la investigación sobre una red de prostitución en el hotel Carlton de Lille , en el norte de Francia, donde presuntamente también participaba Strauss-Kahn. El exresponsable del FMI dice a Taubmann que le «horroriza la prostitución y el proxenetismo», pero reconoce haber participado en «fiestas libertinas», aunque ignoraba que las mujeres que participaban en ellas fueran pagadas. «Cuando alguien te presenta a una amiga no le preguntas si es una prostituta. Y cuando te invitan a una fiesta no preguntas si hay que pedir factura», dice en el libro, añadiendo que ha puesto fin a esa «vida sexual libre».
La obra también contiene una cita de Anne Sinclair destinada al candidato socialista a la Presidencia de Francia, François Hollande : «Es el único dirigente socialista que no nos ha llamado ni nos ha escrito». Taubmann no acusa a nadie de estar detrás del complot. «Cuarenta y ocho años después del asesinato de [el presidente estadounidense] John F. Kennedy no tenemos todas las respuestas. Seis meses después del caso Strauss-Kahn yo me limito a sacar algunas informaciones importantes».
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