Alemania afronta con inquietud el año de la sucesión de Merkel
Este enero se decide el candidato de la CDU para las elecciones de septiembre
El discurso de Año Nuevo, que tradicionalmente dirige Angela Merkel a los alemanes, ha dejado esta vez cierta sensación de inquietud y desasosiego que, curiosamente, no tiene su origen en los párrafos más severos, en los que, lejos de triunfalismos facilones y vacuas ... esperanzas, la canciller alemana ha mentalizado a la población para seguir afrontando con rigor, responsabilidad y disciplina un segundo año de pandemia que seguirá siendo «muy duro». Tampoco fue su llamamiento a «tomarnos un momento para guardar luto», ni su augurio sobre la batalla de la recuperación económica, que está todavía por librar. Las palabras que han causado más desazón fueron las que Merkel pronunció tras pedir licencia para «una apreciación muy personal» y se refirió a «las elecciones federales que se celebran dentro de nueve meses y a las que no me presentaré. Por lo tanto, es previsiblemente la última vez que me dirija a ustedes como canciller en un discurso de Año Nuevo».
El adverbio «previsiblemente» ha centrado buena parte de los análisis de este discurso, ha sembrado desesperadas dudas sobre si queda alguna puerta abierta a la reelección, después de nada menos que cuatro legislaturas consecutivas, y ha situado frente al espejo a una generación de jóvenes votantes que acudirá este año por primera vez a las urnas y que no tiene recuerdo consciente de una Alemania que no fuese gobernada por Angela Merkel. Incluso a quienes quieren que se vaya les cuesta visualizar un Gobierno ajeno a su figura.
Uno de los contados borrones del expediente Merkel es su incapacidad para organizar una sucesión ordenada al frente de su partido, la CDU , que dirimirá la cuestión este mes de enero en un congreso virtual. Se da, de hecho, una curiosa paradoja en las encuestas: precisamente la CDU, el único partido que todavía no ha presentado al electorado su candidato, es al que mejores resultados vaticinan los sondeos, con un 35% de los votos en el último cuestionario Insa, frente al 16% del Partido Socialdemócrata (SPD); el 16,5% de Los Verdes , con los que también podría formar coalición, y los minoritarios 11% de Alternativa para Alemania (AfD), dolorosa piedra en el zapato de Merkel; 8% del Partido Liberal (FDP), y 7,5% de Die Linke (La Izquierda).
El uso del término «previsiblemente» al referirse a su relevo desata rumores de que Merkel seguirá
La canciller hizo sus deberes el curso pasado, apostando por Annegret Kramp-Karrenbauer como su sucesora y logrando su designación por aclamación en un decisivo congreso, pero las desavenidas familias conservadoras alemanas han tenido tiempo suficiente para dar al traste con ese consenso antes de la recta final electoral y la CDU ha vuelto al punto de partida con una significativa diferencia: esta vez Merkel no se inmiscuye en la sucesión.
Los más críticos de la Casa Konrad Adenauer la acusan de desentenderse, de centrar sus esfuerzos en un legado personal en lugar de implicarse apoyando a alguno de los actuales candidatos. Otras fuentes cercanas a Merkel dejan traslucir cierta desafección por las facciones en liza y varios analistas ha deslizado que esta conducta responde a que Merkel ha fumado la pipa de la paz con la CSU de Baviera, su peor enemigo en la crisis de los refugiados, garantizándose un fin de legislatura tranquilo en este aspecto a cambio de encoger los hombros en su propio partido para dar alas a una posible candidatura del bávaro Markus Söder . No en vano, los sondeos de popularidad indican que el político más valorado en este momento por los alemanes es el ministro de Sanidad, el conservador Jens Spahn, que acaba de relegar al segundo lugar del escalafón a la canciller Merkel, y el tercero más valorado, con muy poca diferencia, es precisamente Söder.
Espoleados por los sondeos
Son precisamente los esperanzadores resultados de las encuestas, el olor del poder, lo que ha exacerbado las ambiciones en el interior del partido. Los sondeos internos, por ejemplo el de Civey publicado por «Der Spiegel», apuntan a que las bases prefieren a Friedrich Merz como próximo presidente de la CDU, con un 28,8%, mientras que la gestión de la pandemia como presidente del Bundesland más poblado de Alemania ha hecho descender a Armin Laschet hasta el 11,8% y ha derivado simpatías hacia Normert Röttgen , que bien podría terminar sumando sus votos con el anterior.
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