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Israel castiga al conjunto de la población de Gaza

Tel Aviv pide evacuar la franja ante los bombardeos, pero para los gazatíes es casi imposible debido a la sobrepoblación y la falta de rutas de escape

Israel castiga al conjunto de la población de Gaza afp

mikel ayestaran

Sirenas. Gritos. Sirenas. Gritos. Las ambulancias vuelan hasta la puerta de urgencias del pequeño hospital Kamal Adwan de Yabalia, un centro médico de cien camas que se encuentra en plena primera línea del nuevo frente abierto por Israel tras el inicio de sus incursiones terrestres.

Tanques y soldados apenas han cruzado unos metros en la parte noreste de la Franja, pero desde que Benyamin Netanyahu dio luz verde a sus hombres para la entrada por tierra, las víctimas mortales se han disparado en el lado palestino. Los israelíes han aumentado la «distancia de seguridad» de su frontera tres kilómetros y piden a los civiles de que viven dentro de este radio que abandonen sus casas, pero la evacuación es casi imposible en un lugar tan superpoblado (1,8 millones de personas se hacinan en 362 km2) como hermético, con todos los pasos a Israel clausurados y la decisión de Egipto de cerrar la frontera de Rafah, por donde no se dejó pasar ni un convoy con ayuda humanitaria.

Iyad Abu Zaher, responsable de Urgencias confirma la muerte de tres niños de 9, 11 y 13 años en las últimas horas a causa de los bombardeos, y lamenta no disponer de «material específico para pediatría, llegan muchos casos cada día y hacemos lo que podemos, pero nos falta material». Ya son más de 300 los palestinos muertos tras el inicio de la ofensiva «Margen protector», el 80 por ciento civiles, según datos de la ONU, y de ellos al menos setenta menores de edad.

La estrategia israelí consiste en atacar desde el mar, aire y tierra para convertir sus objetivos en auténticas ratoneras sin salida. Ahmed Rahel, vecino de Beit Lahia de 25 años, ha salido volando tras el impacto de un misil contra su casa. Tiene la cara cubierta de arena y camina con dificultad, pero «lo que más me preocupa es saber algo de mi familia, vivimos más de treinta personas en el edificio y no sé nada de ellos». Pregunta y pregunta por los suyos, que llegan en un rosario de ambulancias y coches privados.

Avisos antes de atacar

Durante los primeros días de ofensiva, Israel avisaba por teléfono a los dueños de las casas que iban a ser atacadas. «Tienen cinco minutos para abandonar la casa porque es un objetivo», es el mensaje en árabe que una voz que se identifica como «oficial del Ejército» transmite al afectado en estos casos. En ocasiones también se lanzan cohetes de alerta a las azoteas, pero desde el inicio de las incursiones terrestres no hay casi avisos de ningún tipo. Israel ha destrozado 1.400 viviendas, 1.400 familias que se suman a la lista de los palestinos obligados a buscar un refugio.

La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) está desbordada con más de 60.000 personas en los colegios que ha habilitado como albergues en Gaza. «Lanzan panfletos pidiendo a la gente que se vaya, pero esto es Gaza, ¿a dónde piensan que van a ir?», se pregunta un funcionario del organismo internacional consultado en la Franja.

«Es una venganza en toda regla, un castigo para toda la población», denuncia el director del centro, doctor Said Salah, veterano de las anteriores operaciones militares israelíes de 2008 y 2012, quien piensa que «esta vez todo está siendo más violento y tendremos más víctimas porque Israel actúa con la cobertura de la comunidad internacional». El doctor Salah lanza este mensaje especialmente al vecino Egipto, «que no permite ni la evacuación de heridos». El golpe militar del pasado verano del general Abdel Fatah Al Sisi ha cerrado las puertas egipcias a una Franja gobernada por Hamás, franquicia palestina de los Hermanos Musulmanes perseguidos, encerrados y condenados a muerte por Al Sisi.

«Vivo a menos de doscientos metros del hospital, no es ni siquiera una zona de la que nos hayan pedido que saliéramos, pero han atacado y mi hermano está muy grave», responde con voz entrecortada Fawzi Abu Hamed. Sus primos de 17 y 4 años han sido llevados directamente a la morgue. Mientras Fawzi espera noticias de su hermano, sus otros dos parientes son amortajados y llevados a hombros hasta el cementerio entre gritos de «¡Dios es grande, Dios es grande!» Cuando Israel ataca, muerte y destrucción se cuelan en cualquier momento en la vida de los gazatíes.

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