El Kurdistán iraquí se prepara para una posible independencia
El líder kurdo Masud Barzani asegura que se celebrará un referéndum «en cuestión de meses», con la tolerancia de Turquía

Tras los últimos acontecimientos en un Irak cada vez más inestable , el viejo sueño de los nacionalistas kurdos de tener un estado propio ya no parece una utopía irrealizable. Las autoridades del Gobierno Regional del Kurdistán (GRK) iraquí trabajan activamente para la realización de un referéndum sobre esta cuestión, que podría tener lugar este mismo año, según ha confirmado su presidente, Masud Barzani.
«El objetivo del Kurdistán es la independencia» , declaró Barzani a principios de esta semana a la BBC, añadiendo que Irak ya está «dividido en la práctica». «Celebraremos un referéndum en Kurdistán, y respetaremos y estaremos atados a la decisión de nuestro pueblo, y esperamos que otros hagan lo mismo. No puedo fijar una fecha ahora, pero es definitivamente cuestión de meses », añadió. Barzani encargó ayer al Parlamento kurdo de Erbil, su capital, que fije una fecha para la consulta.
Además, el que hasta ahora era el principal obstáculo para la creación de un estado kurdo independiente –la oposición de una Turquía que, temiendo el efecto contagio en su propia población kurda, se ha mostrado siempre dispuesta a utilizar su poderío militar para impedirlo- parece haberse desvanecido. Ankara no solo ha empezado a colaborar activamente en la explotación del petróleo del Kurdistán iraquí, sino que parece resignada a la posible aparición de una entidad estatal de este tipo.
«En el pasado, un estado kurdo independiente era un motivo de guerra, pero ya nadie tiene derecho a decir esto. En Turquía, incluso la palabra ‘Kurdistán’ pone nerviosa a la gente, pero su nombre es Kurdistán», ha declarado el portavoz del gobierno turco, Hüseyin Çelik, al diario «Financial Times». «Si Irak se divide y es inevitable, ellos son nuestros hermanos. Desafortunamente, la situación en Irak no es buena, y parece que se va a dividir», ha dicho.
Cooperación turca
Turquía, de hecho, ha preferido asegurar sus necesidades energéticas antes que apostar por la integridad territorial de Irak. Durante el último año, Ankara ha colaborado en la exportación de crudo de los yacimientos petrolíferos situados en el Kurdistán iraquí, a través del puerto de Ceyhan, una medida que ha provocado las iras de Bagdad.
A ello hay que sumar la toma de Kirkuk. El mes pasado, aprovechando el caos provocado por la ofensiva del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL), los milicianos ‘peshmerga’ kurdos se hicieron con el control de esta ciudad , hasta entonces un territorio en disputa. Para los kurdos iraquíes, se trata de su capital histórica –hay quien la califica de «la Jerusalén kurda» -, hasta que las campañas de arabización orquestadas por Saddam Hussein en los años 70 y 80, que incluyeron el traslado forzoso de población, diluyeron su identidad kurda.
Las autoridades del GRK han extendido así el mapa de lo que podría ser el futuro Kurdistán, asegurándose de paso el control de las vastas bolsas de crudo situadas bajo Kirkuk, ante la impotencia de un gobierno central incapaz de oponer resistencia ni al EIIL ni a las milicias kurdas.
La idea de un Kurdistán independiente es apoyada también por el gobierno de Israel, país que fue, además, el comprador de uno de los primeros cargueros de petróleo kurdo fletados desde el puerto de Ceyhan. «Irak se está rompiendo ante nuestros ojos, y eso resultaría en que la creación de un estado kurdo independiente es una conclusión inevitable», dijo la semana pasada el Ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman. «Debemos apoyar las aspiraciones kurdas a la independencia. Los kurdos han demostrado su compromiso político y su moderación y merecen independencia política», declaró este fin de semana, por su parte, el primer ministro Benyamín Netanyahu.
Un viejo proyecto
El Tratado de Sèvres de 1920, firmado tras la Primera Guerra Mundial, prevería la creación de un estado kurdo en Anatolia Oriental y el norte del actual Irak, que nunca llegó a implementarse. Desde entonces, gran parte de la población kurda, dividida entre los modernos estados de Turquía, Irán, Siria e Irak, ha albergado aspiraciones nacionalistas. La única y efímera experiencia de este tipo hasta ahora fue la llamada República de Mahabad, establecida durante algunos meses en 1946 en el Kurdistán iraní, hasta las tropas de Teherán acabaron por la fuerza con el experimento.
Después de la Guerra del Golfo, el establecimiento de una zona de exclusión aérea en el norte de Irak permitió establecer una administración autónoma de facto en las regiones kurdas. Sin embargo, la rivalidad entre los dos principales partidos kurdos (el PDK de Masud Barzani y la UPK de Yalal Talabani) provocaron una sangrienta guerra civil kurda en los años 90, solo zanjada por mediación de Washington.
En 2004, la invasión estadounidense y el derrocamiento de Saddam Hussein permitió a las autoridades kurdas crear un estado kurdo en la práctica, que solo se mantenía dentro de Irak por conveniencia política. Sin embargo, a medida que el país se desintegra, y que los kurdos expanden sus recursos, la posibilidad de un país independiente llamado Kurdistán es cada vez menos remota.
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