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La India busca un cambio de rumbo en las mayores elecciones de la historia

Unos 840 millones de votantes están llamados a las urnas a partir de hoy en unos comicios maratonianos en el gigante asiático

La India busca un cambio de rumbo en las mayores elecciones de la historia afp

jaime león

«El mayor experimento democrático de la historia humana». Así definió el jefe de la Comisión Electoral india, Sukumar Sen, las primeras elecciones del país en 1951. Seis décadas más tarde y contra todo pronóstico la India es una democracia asentada. Unos 840 millones de votantes están llamados a las urnas a partir de hoy en el gigante asiático. Los maratonianos comicios se celebran en nueve etapas en un proceso que dura 36 días. El nacionalista hindú Narendra Modi, un «monje con una misión» como él se define, es el favorito para regir un país con hambre de progreso.

Las elecciones comenzaron hoy en los remotos estados del noreste de Assam y Tripura , donde la jornada transcurrió sin incidentes y se registraron participaciones del 75% y del 84% respectivamente.

Lejos de la euforia que vivió en la primera década del siglo XXI, la India experimenta cierto pesimismo con la ralentización de la economía, los escándalos de corrupción y la falta de liderazgo. La conversación nacional ha pasado de debatir el papel de superpotencia, a centrarse en la falta de empleos para los jóvenes, la alta inflación y unas infraestructuras que no se materializan.

«Es la economía, estúpido», resume el sentir de un electorado que tras una década de alto crecimiento tiene más expectativas que nunca. En especial los jóvenes. Alrededor de la mitad de los 1.210 millones de indios tienen menos de 26 años. Una generación nacida tras la liberalización de la economía en 1991 y cuyas preocupaciones tienen más que ver con las oportunidades laborales, el desarrollo y la prosperidad que con cuestiones históricas. En estos comicios 100 millones de indios votarán por primera vez.

La India ha cambiado desde 1951 pero si algo permanece es la dinastía Nehru-Gandhi . La familia que ha gobernado el país 54 de los 67 años de independencia llega muy desgastada a la cita electoral tras pasar los últimos 10 años en el poder.

Al Partido del Congreso de los Nehru-Gandhi se le culpa del tropezón del «milagro indio». El país emergente ha pasado de crecer en torno a un 8% en la última década a menos de un 5%, el menor ritmo en 10 años. La India necesita crecer alrededor de un 7% anual para crear trabajo suficiente para su joven población. Además, el Gobierno del Congreso ha estado salpicado por los mayores escándalos de corrupción de la historia del país y se ha mostrado indeciso.

Rahul Gandhi , jefe de campaña del Congreso, no convence al electorado. El bisnieto, nieto e hijo de primeros ministros, es apodado el «príncipe reticente». Su discurso es difuso, no tiene el carisma de sus antepasados, muestra una imagen débil y carece de experiencia. Se diría que el político de 43 años no quiere la herencia que ha recibido.

Frente a Rahul, se erige el derechista Modi, carismático y controvertido candidato del principal partido de la oposición, el Bharatiya Janata Party (BJP). A sus 63 años, cuenta con una imagen de gestor eficaz, fuerte carácter y honestidad.

A diferencia del dinástico Rahul, Modi es un hombre hecho a sí mismo que nació en una familia humilde y ayudó a su padre en un puesto de té. Estudió Ciencias Políticas a distancia en la Universidad de Nueva Delhi y ha escalado cada peldaño hasta la antesala de la dirección del país. «He conocido a Jimmi Carter, Bill Clinton y los dos Bush. En las distancias cortas, Modi les supera en carisma a todos ellos», escribió el prestigioso analista Robert D. Kaplan acerca del líder que ha gobernado los últimos 12 años el estado de Gujarat, uno de los más prósperos de la India.

Sin embargo, Modi ha sido acusado de tolerar la matanza de cerca de un millar de musulmanes que perpetraron radicales hindúes en 2002 en Gujarat . El político fue absuelto en diferentes investigaciones judiciales. Pero sus detractores ven en él posiciones hindúes y posturas radicales contra los musulmanes, que suponen un 13,4 % de la población india. También se le acusa de tendencias autoritarias y fascistas.

«No creo que sea un fascista ni un teocrático. Modi cree en un régimen con tintes totalitarios, dominado por la mayoría hindú, en el que no tienen cabida las minorías”, explica Nilanjan Mukhopadhyay, autor de la biografía "Narendra Modi: El hombre. Los tiempos". Según el escritor, Modi sugiere un modelo cercano al chino: «una dictadura que promueve el crecimiento» como mejor opción que una democracia caótica que «afecta a la calidad del Gobierno y la estabilidad social».

Pero un país con que busca el progreso por encima de todo parece dispuesto a entregarle el poder. «Hay un aire de disgusto con el Gobierno actual, así que los votantes están dispuestos a pasar por alto sus singularidades (de Modi) porque no puede ser peor de lo que hay», dijo en una reciente entrevista el prestigioso historiador Ramachandra Guha.

Una encuesta del Centro de Investigación Pew , de Estados Unidos, concluyó la semana pasada que el 70% de los indios están insatisfechos con las perspectivas del país y que ocho de cada 10 se muestran muy pesimistas respecto a la economía. «Todo es un problema para el votante indio», resumió Bruce Stokes, de Pew. En un país donde la burocracia adquiere proporciones kafkianas, el soborno es la norma, las vías de comunicación son inexistentes y 400 millones de personas no tienen electricidad, Modi ha forjado la reputación de Gujarat como un estado con un entorno favorable para los negocios, sin burocracia y corrupción, con carreteras y sin cortes de luz.

Con Modi al mando, este estado del oeste del país experimentó en la última década un crecimiento de doble dígito, por encima de la media nacional y es el principal receptor de inversiones extranjeras. La población de Gujarat -60 millones de habitantes- supone un 5 % de la población india, pero este estado representa el 16 % de la producción industrial del país y el 22 % de sus exportaciones. La clase empresarial le apoya.

UN 15-M a la India

La gran alternativa la representa Arvind Kejriwal, activista de un movimiento parecido al 15M que obtuvo unos sorprendentes buenos resultados en su debut electoral en diciembre en los comicios municipales de Nueva Delhi , ciudad que gobernó durante 49 días. Kejriwal, al frente del Partido del Hombre Común y discurso anticorrupción, no opta a dirigir el país pero puede robar votos al BJP en las ciudades y puede ser fundamental en las alianzas. Desde 1989 ningún partido obtiene una mayoría en el Parlamento de 543 escaños y son necesarios socios para formar Gobierno.

La comunidad internacional se prepara para una posible victoria de Modi. Estados Unidos le denegó un visado en 2005 por su supuesta participación en la matanza de 2002 y evitó reuniones oficiales con el líder indio, al igual que otros países occidentales como Reino Unido. En febrero de este año, la embajadora estadounidense, Nancy Powell, se reunió con Modi, en un frio encuentro que puso fin al boicot.

Powell dimitió la semana pasada. Fuentes diplomáticas afirman que su salida del puesto se debió a su gestión de un incidente con una vicecónsul india en Nueva York que causó tensiones entre amos países. Y también por no haber visto que era necesario acercarse a Modi antes. En la India se considera a Powell la primera víctima de Modi.

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