Ucrania
Ultras de Ucrania, los nuevos amos del Maidan
Los radicales del Sector de la Derecha odian a Putin y a Europa, pero no quieren luchar para recuperar Crimea

Una columna de jóvenes encapuchados avanza por la plaza de la Independencia (Maidan). A la cabeza va un joven espigado con la bandera roja y negra y el nombre Pravy Sector (Sector de la Derecha) escrito en letras blancas. Se abren paso entre la gente a paso ligero y guardan la formación apoyando cada uno un brazo sobre el compañero que va delante. Marcialidad en medio de las barricadas. El destino final es la oficina de la compañía telefónica Kievstar, reconvertida en cuartel general del grupo ultraderechista. No se puede hablar con ellos, solo hay tres personas autorizadas a entrevistarse con la prensa y no ahora en el lugar. La caída del presidente Victor Yanukóvich después de tres meses de revuelta y la ausencia de fuerzas del orden han abierto las puertas del poder en las calles a los grupos más activos en la lucha callejera. El Sector de la Derecha forma la primera línea, entre los grupos que han crecido ante la indignación con las nuevas autoridades tras la pérdida de Crimea .
Diez jóvenes hacen cola a las puertas de la empresa de telefonía, custodiadas por dos encapuchados con escudos de metal y banderas rojinegras, para alistarse como voluntarios. La plaza se ha «paramilitarizado» con el paso de las semanas. Ivan Suta, veterano integrante de Tridente que merodea por la oficina, quiere hablar. Tridente es la organización madre de Sector de la Derecha y aporta un 80% de los miembros al movimiento que comenzó a finales de noviembre en medio de la revuelta. También comparten jefatura en la figura de Dmitri Yarosh, candidato a la presidencia del país. Grupo con veinte años de historia, Tridente es un homenaje al líder nacionalista ucraniano Stepan Bandera, asesinado en 1959 por el KGB y cuyas fotografías presiden ahora buena parte de los campamentos que los batallones tienen en la plaza.
«Somos un país europeo, pero tenemos una visión particular de la Unión Europea. No queremos ser parte de esta especie de sopa de naciones, preferimos estados más independientes porque hay cosas en algunos países que van contra las leyes de Dios y no nos gustan. Por ejemplo, no se pueden retirar los crucifijos de las escuelas por respeto a otras religiones y el matrimonio debe ser entre un hombre y una mujer, el resto es cosa del demonio», afirma con seriedad Suta, que se presenta como el encargado de la construcción de un monumento en la ciudad de Ternopil en homenaje a los judíos que combatieron en 1919 contra los bolcheviques. «No tenemos nada contra los judíos ni contra otras minorías, siempre que no se opongan a la idea de una Ucrania independiente», advierte este veterano militante ultraderechista.
Un ruso, portavoz
Unos jóvenes armados con bates recriminan a Suta que hable con periodistas y este se despide sugiriendo contactar con Artiom Skoropadsky. El portavoz oficial de Sector de la Derecha, una de las tres personas del grupo que habla a cara descubierta, se encuentra en un bar próximo a la plaza de la Independencia, fuera de la zona de barricadas, en la vecina calle Pushkinskaya. Las medidas de seguridad entre los cabecillas han aumentado tras la muerte el martes del histórico militante Alexandr Muzichko, coordinador del brazo armado, por disparos de la Policía en circunstancias aún sin aclarar.
Hay que bajar unas escaleras a una especie de cueva alargada con la barra al fondo y libros por todas las paredes. Artiom se levanta y estrecha la mano a los periodistas sin demasiada efusividad. «Por teléfono he pensado que eras judío ruso», suelta como saludo a uno de sus nuevos interlocutores que vivió parte de su infancia en Moscú y habla perfectamente la lengua de Pushkin, antes de ofrecer una mesa vacía para la entrevista. De ojos saltones, tono de voz bajo, pero firme, y con un aire a Stepan Bandera en sus tiempos jóvenes, este periodista de 32 años llegado desde Rusia a Ucrania en 2005 desgrana la historia reciente del grupo más fuerte de la plaza que ahora aspira también a imponer su ley a través de las urnas.
«Los primeros días estábamos en la plaza mezclados con todo tipo de gente, desde liberales a izquierdistas, pero queríamos demostrar que éramos diferentes y decidimos crear Sector de la Derecha para unificar a los manifestantes de la derecha bajo una misma bandera», repasa Artiom mientras bebe a sorbos de su botella de agua –los miembros del grupo están sometidos a la ley seca- y lía cigarrillos. «Europa está más próxima a nosotros que la Rusia autoritaria, aunque no admitimos la brutal secularización que sufren muchos países de la UE. Las bodas entre personas del mismo sexo, la eutanasia, la retirada de la asignatura de Religión de la escuela…eso es inconcebible para la sociedad ucraniana, queremos más relación con la UE, pero lo que nos interesa es crear una Ucrania unida y fuerte», reflexiona Artiom antes de desgranar los planes para un futuro próximo que pasan por la incorporación del grupo a la nueva vida política del país y «expandir la revuelta a Bielorrusia y, en el futuro, a Rusia». Sobre Crimea avisa que «si avanzan más allá de la península responderemos, de eso pueden estar seguros en Moscú».
Un cambio real
Artiom es la voz del sector más duro de una plaza en la que se mezclan diferentes tendencias políticas y gente de todas las clases sociales con el objetivo común de cerrar para siempre la etapa de Victor Yanukóvich. De hecho no piensan levantar las tiendas «hasta que el giro político sea completo, no solo un simple cambio de caras», subraya Artiom. Un objetivo que más de cien personas pagaron con su vida en febrero en las calles de Kiev y que ha puesto en peligro la unidad nacional de Ucrania por la división entre proeuropeos y prorrusos que de momento ya ha provocado la integración de Crimea en la Federación Rusa.
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