Europa mira hacia España para romper la dependencia del gas ruso
La UE quiere cambiar las bases de sus relaciones estratégicas con Rusia después de la crisis de Ucrania

Europa quiere cambiar por completo las bases de sus relaciones con Rusia, empezando por suprimir la dependencia energética del viejo imperio zarista. La crisis que empezó en Ucrania con la anexión de la península de Crimea por parte de Moscú, ha provocado un cambio probablemente irreversible en el modelo estratégico europeo que, más allá de las sanciones que se puedan perfilar, incluye un nuevo diseño que tiene como objetivo acabar con la dependencia respecto al gas y el petróleo rusos. El paso, ratificado ayer en Bruselas junto a la firma del tratado de asociación política con Ucrania , es muy beneficioso para España, cuya situación la convierte ahora en pieza clave para extender los suministros alternativos, a condición de que se cumplan las promesas suscritas ayer de dar prioridad a las interconexiones entre la Península Ibérica y del resto de Europa a través de Francia.
En la cumbre de Bruselas que terminó ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, recibió el apoyo activo del primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, y del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, para que en la declaración final se mencionase la interconexión de la península Ibérica con el resto de Europa como un factor prioritario para conseguir reducir la monodependencia energética de algunas de las zonas de la UE, especialmente Alemania. El objetivo, como lo describió al término de la reunión el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, era «enviar una señal clara de que Europa está acelerando el proceso para reducir la dependencia energética, especialmente con Rusia», no solo porque según las proyecciones llegaría a ser hasta del 85% en 2035, sino porque después de la crisis ucraniana se trata de revisar las bases de la relación estratégica con Moscú.
La decisión excede con mucho la importancia de las sanciones que se han aprobado hasta ahora, teniendo en cuenta que la economía rusa depende en gran parte de los 350.000 millones de euros anuales que obtiene de la venta de hidrocarburos, de los que alrededor de 150.000 millones vienen del mercado europeo. El presidente ruso, Vladimir Putin, tendrá muy complicado conseguir clientes alternativos para el gas que le deje de comprar Europa, sobre todo porque carece de infraestructuras para suministrarlo. Sin embargo, Europa pretende que antes del verano la Comisión presente un nuevo plan de alternativas energéticas, de suministro y de ahorro, para reducir la dependencia exterior.
Falta de infraestructura
La interconexión efectiva entre los distintos países permitirá que se puedan llevar a cabo contratos de suministro agrupados entre países, o incluso que, como se dice en la declaración final, que «se puedan intercambiar señales de solidaridad en caso de que se produzcan bruscas interrupciones del suministro». Sin embargo, respecto a la península, como dijo Barroso, «aunque España y Portugal ya tienen un mercado energético integrado, todavía están aislados del resto». El mismo Rajoy recordó que en estos momentos, España no solo tiene acceso directo al gas argelino que llega a través de dos gasoductos, sino que en materia de electricidad «tenemos capacidad para producir el doble de la que consumimos», pero no se puede exportar por falta de infraestructuras que nos conecten con los demás países.
Se pretende garantizar que el 10% de esa cpacidad de producción pueda ser exportada, lo que al mismo tiempo aliviaría la situación de las grandes compañías eléctricas, sobre las que pesa el coste de esa sobreproducción. Incluso la canciller alemana Angela Merkel ha reconocido que la situación de la península Ibérica tuvo «un papel muy importante en la discusión, porque aún no está bien conectada conel resto del mercado energético europeo».
En este sentido, los líderes europeos han llegado a evocar la idea de que se negocie con EE.UU. la posibilidad de que sus empresas productoras de gas de pizarra puedan convertirse también en suministradores de Europa y que esta propuesta se pueda incluir en la negociación del tratado de libre comercio que se tramita actualmente, Aunque existen limitaciones legales por parte norteamericana, esta es una opción que puede ser atractiva para las compañías norteamericanas, aunque las europeas han hecho saber que prefieren que se cambie la legislación para permitir la explotación de estos recursos en la misma Europa.
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