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¿Puede una Rusia enfadada dejar sin gas a toda Europa?

Alemania es el mayor consumidor de gas siberiano del Continente. El 80% del suministro ruso llega a la UE a través de los gasoductos ucranianos

¿Puede una Rusia enfadada dejar sin gas a toda Europa?

eva pastrana

El día de año nuevo de 2009 y en plena ola de frío, Ucrania amaneció temblando: Gazprom había suspendido provisionalmente el suministro de gas en Ucrania tras una disputa comercial. La decisión prometía un invierno frío en toda Europa. Algunos Estados, como Eslovaquia dependían en ese momento en un 100% del aprovisionamiento ruso. Afortunadamente Europa aprendió la lección y fue cortando en la medida de lo posible el cordón umbilical ucraniano.

La situación amenaza con repetirse. El gigante ruso advirtió ayer a Ucrania que interrumpiría próximamente el suministro de gas si Kiev no cubría impagos por valor de 1,89 millones de dólares.

A pesar de que Europa ha aumentado el consumo de gas de origen ruso, gracias a nuevas formas de suministro, está menos expuesta a crisis en Ucrania que en el precedente. La construcción en 2011 del gaseoducto Nord Stream que une Alemania con Rusia a través de las profundidades del Mar Báltico ha debilitado esta dependencia. Además, la UE ha alentado la creación de reservas de hidrocarburos para casos de conflicto. Según el Ejecutivo Comunitario "actualmente hay alrededor de 40.000 millones de metros cúbicos de gas almacenados bajo suelo europeo"

Un 80% del gas que se exporta al Viejo Continente pasa por la ex república soviética. La escalada de tensión entre Rusia y la UE a raíz de la anexión del territorio ucraniano de Crimea a la Federación Rusa puede terminar en un conflicto energético que sería terrible para Europa.

Alemania, el mayor consumidor

En apariencia Occidente le echa el pulso a Rusia tras la reciente ocupación de la península de Crimea, pero la realidad demuestra que algunos países se limitan a estrecharle la mano.

Alemania es una pieza clave en las negociaciones con Rusia. Tercer socio comercial del país, se mantiene neutral en la crisis ucraniana. Según datos de la Administración de Energía de Estados Unidos, Berlín es el principal consumidor de gas ruso, con un 25% del total, además un tercio de su petróleo procede de Moscú. «Alemania es quien tiene más que perder enfrentándose a Rusia», considera Stefan Meister, experto del Consejo Europeo en Relaciones Exteriores.

Merkel, que habla ruso y creció en la antigua Alemania Oriental comunista, no ha escatimado en esfuerzos para templar a Vladimir Putin.

Berlín llama al diálogo, distanciándose de la postura firme de Estados Unidos , que suspendió la cooperación militar con Rusia y amenazó con expulsarlos del G8. «Alemania es el principal obstáculo para mantener una línea dura con Rusia», valora Meister.

El Lobby industrial alemán ha advertido esta semana sobre las consecuencias de hacerle la contra a Rusia. «El establecimiento de sanciones económicas recíprocas entre Berlín y Moscú dañaría seriamente la economía europea» advirtió esta semana Eckhard Cordes, presidente del Comité Económico Alemán para Europa del Este.

España saldría beneficiada

Un apagón en el suministro de gas ruso en Europa sería catastrófico para la industria y el consumo privado, disparando los precios en prácticamente todo el continente. No solo Alemania padecería. Europa del Este consume cerca de un 30% del gas siberiano, Italia acapara el 11%, Francia y el Reino Unido el 6%.

En España las cosas serían distintas. Al ser absolutamente independientes del gas soviético, un hipotético corte del suministro en el continente, o una limitación del mismo, favorecería las exportaciones de nuestro país al resto del continente ya que nuestro gas procede fundamentalmente de Argelia (50%) y en menor medida de Francia (12%), Qatar (11%) o Nigeria (10%). Sin embargo, no hay que olvidar que

Rusia fue el tercer proveedor de petróleo de España el año pasado.

Riesgo de impago

La huida de capitales se acelera en Ucrania a medida que crece la inestabilidad política. El nuevo Gobierno llega al poder con las arcas públicas semi vacías, sin apenas reservas de divisas y al borde de la quiebra. Las agencias de calificación ven como algo muy remoto que Ucrania vaya a conseguir los 4.000 millones que necesita para evitarse la quiebra.

El comisario europeo de Energía, Gunther Oettinger, aseguró que la Unión Europea apoyaría económicamente a Ucrania para que salde sus deudas con la gasística. Además la compensación económica necesaria sería mucho más gravosa ya que a partir de abril, Gazprom cobrará el gas a Ucrania al precio completo, eliminando la rebaja de la que se beneficiaba tradicionalmente el Gobierno pro soviético de Yaukóvich.

Rusia ya ha demostrado otras veces que si se la molesta más de la cuenta, puede dejar a Europa a oscuras. Lamentablemente Ucrania deberá pagar el precio de su europeismo. Putin tiene el interruptor en casa y a nadie le interesa una crisis energética.

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